P.O.V. Rebeca
—Gracias por lo del otro día —le digo, entregándole su abrigo de nuevo.
—No pasa nada. Así que finalmente puedo guardar tu número de teléfono —dice, ya que esta mañana le llamé para encontrarnos y ahora no estoy segura de si vamos al restaurante que me mencionó.
—Sí, no eres una mala persona. Desde el principio me has parecido un buen chico y no tengo problema en confiar en ti. ¿Te puedo hacer una pregunta?
—Claro.
—Es un poco precipitado y repentino, pero me gustaría saber por qué quisiste volver a verme —expreso, esperando su respuesta que parece tardar en llegar. No sé si él me lo dirá, pero espero que se tome su tiempo antes de explicarlo.
—Podría parecer aventurado de mi parte decirte que te encuentro bonita, que eres alguien que se queda grabada en la mente con solo verte una vez. Eres una chica interesante —dice y me sonrojo.
—Creo que estás exagerando. Seguro que no pensarás lo mismo cuando me conozcas mejor —susurro, bajando la cabeza. Aunque Anastasia me dijo que no debería sentirme avergonzada o culpable por lo que pasó en el pasado, aún me siento devastada y apenada. Por eso no quiero que él me conozca más, aunque es inevitable si seguimos viéndonos. —Pero... De todas maneras, me voy a Estados Unidos pronto y tú te quedarás aquí.
—¿Crees que no sería capaz de ir a Estados Unidos por una chica a la que apenas conocí ayer? —declara, deteniéndonos mientras caminamos. Lo miro con intriga.
—Es un poco extraño que estés interesado en mí, después de haberme conocido tan poco tiempo. No ha pasado ni un día.
—Podría ser lo que llaman amor a primera vista. Como dije, estás invitada con toda tu familia al restaurante. Me gustaría conocer a tu hermano.
—No, no te imaginas lo celoso y sobreprotector que puede ser mi hermano. Si hoy nos estamos viendo es porque le pedí a su pareja que me cubriera diciendo que quería ir a otro lugar, mientras ellos dos están paseando por la ciudad. Sería un completo desastre encontrárnoslos aquí. Debemos tener cuidado por eso —declaro y él asiente.
—Bien, tienes razón. Sería demasiado rápido. Pero la invitación sigue en pie. No es como si me presentara como algo tuyo. Ahora somos dos personas intentando ser amigos. ¿No te parece mejor así? —me dice y estoy de acuerdo.
—Sí, suena un poco mejor. De otra forma sería incómodo para mi hermano e incluso se preocuparía. Si conocieras mi pasado, entenderías por qué lo digo —admito y él se queda en silencio.
—También tengo un pasado, como cualquier otra persona. Quizás no sea traumático para ti, pero cuando mi madre murió cuando yo solo tenía dos años, fue terrible. Ella murió de una sobredosis y la vi consumirse hasta caer en el suelo, sin poder hacer nada por ella. Era muy pequeño para salvarla, solo la movía y la llamaba, esperando que despertara. Pero ella se durmió para siempre. Aunque la mayoría de las personas de mi edad no recordaría eso, ha sido algo tan doloroso para mí que no he podido olvidarlo. Es triste pasar por una situación así.
—Lo siento mucho. Aún tengo a mi mamá conmigo y no sé qué haría si la perdiera. Sé que sería muy doloroso para mí.
—Sigues siendo una chica afortunada. Ven —me dice, tomando mi mano repentinamente. Lo dejo guiarme y de repente estamos corriendo entre la gente. No puedo evitar reír, es como si estuviéramos protagonizando una película yendo de la mano entre la multitud. Así me siento ahora, en este momento.
Cuando nos detenemos, noto que respiro pesadamente. Hemos corrido tanto que ahora estoy agotada. Es un buen momento para descansar, y parece que él también está exhausto por la carrera. Me causa mucha diversión verlo sin aliento, incluso sin energía para decir una sola palabra.
—¿Puedo saber qué fue todo eso? —pregunto entre risas.
—Solo quería sentir la libertad azotando mi rostro. ¿No ha sido diferente para ti?
—Eres un chico peculiar —digo, sonriendo.
—Espera, este es un buen momento para sacarte una foto —me dice de repente y poso para la cámara. Aunque la timidez vuelve a apoderarse de mí, sé que seguirá insistiendo. Hay muchas personas que nos miran y pronto me siento atrapada en la timidez, cubriéndome el rostro.
—Hey, eres muy bonita. Por eso todas las miradas están en ti. Pensé que eras una chica segura de ti misma —señala con diversión.
—Lo soy, pero hay mucha gente —veo a mi alrededor y respiro hondo.
Al rato seguimos caminando y él me explica que la comida callejera no es tan diferente de la que venden en los restaurantes, ya que podemos conseguir afuera un montón de platillos exquisitos al estilo francés. Desde cordero a salchichas, definitivamente hay una gran variedad de sabores. Francois cambia de opinión y dice que es bueno que pueda probar la comida callejera. Me dice que las patatas fritas con trufas y queso parmesano son uno de sus platos favoritos, aunque eso no es suficiente para saciar mi apetito. Aunque me ha encantado, quiero probar otro plato más, quiero seguir comiendo un poco más. A continuación, pruebo un Jambon beurre. Es más que un sándwich de jamón y mantequilla, algo así como la baguette clásica, mantequilla francesa y el jamón de alta calidad. Algo que sin duda alguna me ha enamorado, es un platillo que preferiría muchísimas veces. Me gusta demasiado la combinación de sabores, no sé cómo es que nunca antes lo había comido. Tal vez debí probarlo antes. Es tan exquisito. Espero que en alguna parte de Estados Unidos lo puedan vender, pero si ese no es el caso, entonces apuntaré la receta lo más parecido a lo que he comido y podré pedirle el favor a Ana para que me la prepare.
—Como debes suponer, la gastronomía francesa es bastante amplia y de múltiples sabores, tendrías que pasar al menos muchos años para poder comer de todo un poco —me dice y yo sonrío. Ciertamente hay una gran variedad de comidas o platillos que se pueden probar.
—Pues sí, hasta ahora lo que he comido me ha gustado mucho. Creo que solo por la comida me podría quedar a vivir en Francia, pero eso no podrá ser... —expreso y él niega con la cabeza.
—¿Solo porque no eres mayor de edad? Oh, supongo que se debe a que todavía te encuentras estudiando, claramente no te puedes quedar en un país extranjero, mientras estás cursando los estudios.
—No, pero pronto voy a retomar mis estudios, han sido pausados por una razón que todavía no te puedo contar. Digamos que no me siento preparada para hablar sobre ese asunto y por eso no te lo puedo decir en este momento. Lo siento.
—No, no tienes que preocuparte o disculparte conmigo por eso. Es un tema que solo te concierne a ti y no debes contarlo a todo el mundo. Pero... ¿Es un motivo que te sigue atormentando y te hace sentir mal ahora mismo? —me pregunta y yo hago una mueca.
—Mucho, me siento culpable por ello, pero no lo sé... Tal vez puede ser que no estoy lista para dejarlo ir... Se trata de algo muy doloroso, puedo sentir que me afecta mucho y que nunca lo podré superar. Pero todo está en mí. Ciertamente no me será imposible avanzar si pongo un poco más de mi parte, a veces pienso que ya lo he dejado todo atrás, pero es mentira. Solamente me estoy engañando a mí misma diciéndome que he logrado avanzar, pero de pronto llega el retroceso y es allí cuando retorno a lo vivido antes.
—Supongo que estás así por un chico. ¿No es cierto? —se atreve a decirme, y yo lo miro con los ojos de par en par.
No quiero que se dé cuenta de que eso es lo que está pensando, aunque lo mío es más complicado. No solo se trata de lo que pasó con Daniel, también se trata de lo que viví tras la pérdida de mi bebé.
—Pero va más allá de eso, no quiero seguir hablando del mismo tema. Es que me pone mal —admito y él asiente.
—Bien, entonces sigamos caminando y disfrutando de la vida. No volveré a sacar ningún tema que te recuerde a tu pasado. No haré preguntas sobre tu vida. Si bien nos estamos conociendo, no es momento de hablar sobre eso. Yo he tenido la confianza de decirte porque me siento cómodo contigo. Es un poco extraño que te lo haya dicho, no me gusta hablar de eso con nadie más —confiesa y yo asiento.
—Entonces agradezco que hayas tenido el valor de poder decírmelo a mí. Es algo que me hace sentir más confiada y más adelante podría contarte. Incluso si vuelvo a los Estados Unidos, podemos seguir en contacto. ¿No te parece?
—Ya te dije que por ti iría a vivir hasta los Estados Unidos. Después de todo, mi padre no tendría ningún problema en que trabajes desde casa. Y también es posible que haga todas las tareas de la compañía, no hay ningún inconveniente. Te lo digo antes de que me hagas la pregunta —se apresura en decirme y asiento con la cabeza.
—Muchas gracias —declaró y él me sonríe otra vez.
Solo entonces me doy cuenta de que no soy la única que ha tenido un pasado, pero lo suyo es tan diferente al mío que no puedo evitar seguir teniendo la misma incertidumbre de no poder hacerlo. Es ese temor cada vez más grande y se está alimentando gracias a algo que estoy poniendo en primer lugar y no debería ser así.
—Las personas primero deben aprender a conocerse un poco antes de hablar de ese tipo de temas que les preocupan. Yo entiendo que no te sientas preparada. Podría ser algo que no quieras revivir, pero si tienes miedo de contárselo a alguien porque piensas que te van a juzgar o no te comprenderán, entonces deberías sacarte ese tipo de pensamientos de la cabeza porque no todos somos iguales. Siempre habrá una persona que te entenderá y se pondrá en tu lugar. Nunca dudes que estás así y yo puedo ser esa persona si quieres. Ven, todavía hay un lugar que debes conocer. Es tan hermoso... En serio, te vas a sorprender. Es verdaderamente un sitio que suele ser muy concurrido. Y ya sabrás la razón —me dice, antes de volver a tomarme de la mano y siento cómo la electricidad atraviesa cada uno de mis dedos.
Es algo celestial.