Capítulo 86
1871palabras
2024-02-17 06:14
P.O.V Anastasia
Temprano en la mañana, recibo a Rebeca en la habitación. A diferencia de otros días, hoy parece estar demasiado contenta, incluso más que cuando se le habló sobre el viaje. Es como si algo hubiera cambiado en su vida... al menos, eso es lo que yo creo.
- Anastasia, espero que estés bien. Venía a decirte algo... sé que puedo confiar en ti. Pero por favor, no le digas a mi hermano lo que te voy a contar. Lo conozco y sé que puede ser un poco sobreprotector conmigo - me dice rápidamente, casi sin dar tiempo a que logre entender lo que me está diciendo.

- Está bien, por supuesto que puedes confiar en mí. Tu hermano ha salido, pero no tarda en regresar - le respondo.
Ella toma mi mano y me lleva hasta el borde de la cama, sentándose a mi lado con una sonrisa en los labios. Sus ojos parecen brillar más que antes, me pregunto qué es lo que me quiere contar.
- Anoche, en realidad no me quedé en mi habitación. Salí porque estaba un poco aburrida y no podía conciliar el sueño. Caminé un poco, pero no me alejé demasiado del hotel. No le dije nada a mi hermano porque sabía que no me lo permitiría. Me diría que era peligroso estar afuera a esa hora. Resulta que me encontré con un chico bastante apuesto de esta localidad. Al menos eso me dijo cuando le pregunté, porque habla bien mi idioma. Me ha sacado varias fotografías, pero no pienses mal. En realidad, ya estaba tomando fotos y se ofreció a tomarme algunas a mí. Resulta que su pasatiempo favorito es tomar fotografías.
- ¿Qué? Todo esto suena como de una película. ¿Quieres decir que te has encontrado con un desconocido que te ha gustado o simplemente querías contarme esto? - le pregunto, un poco confundida.
- No sé qué le pasa a mi corazón, pero no he podido dejar de pensar en él. Fue tan caballero que me prestó su abrigo para protegerme del frío. Y aunque intenté devolvérselo cuando me acompañó de regreso al hotel, él aseguró que esa sería la excusa para volver a vernos. Además, me dio su tarjeta de contacto y me dijo que su padre tiene un restaurante... - agrega y hace una pausa -. Oye, sé que tú me entiendes, pero mi hermano va a ver todo esto como una locura. Incluso pensará que ese chico es un peligro para mí. Lo otro que no te he contado es que él tiene veinticuatro años. Así que, puedes ver por ti misma el gran problema que esto representa. Es una forma indirecta de decirme que le interesa el hecho de que le haya dejado el abrigo solo para volver a verme. ¿No crees que es así?
- Sí, tu caso es un poco complicado. Apenas lo estás conociendo, es mayor que tú y obviamente tu hermano también se va a preocupar. Pero también quiero darte un consejo. Incluso si parece inofensivo y no tiene malas intenciones, sigue siendo un completo extraño para ti. Sin embargo, es increíble verte tan feliz. Hace mucho tiempo que no te veía así, así que debe ser una persona realmente interesante si te hace sentir mejor - le digo.

- Ha sido muy amable conmigo - señala, y yo tomo sus manos.
- Creo que deberías verlo otra vez. Eso es lo que querías escuchar después de todo. No tiene nada de malo conocer a nuevas personas, pero siempre debes ser cautelosa. Ese es mi consejo - le expreso, y ella me sonríe.
- Estoy nerviosa... Francois es un chico que me hace sentir diferente. Hace mucho tiempo que no sentía una emoción tan fuerte como ahora. Pero... ¿crees que valga la pena volver a verlo? No estoy segura de seguir si esto avanza más allá de un simple encuentro.
Me entristece que ella se sienta tan avergonzada por su pasado. No ha tenido la culpa de nada, ha sido una chica muy fuerte a pesar de su corta edad. Nadie debería rechazarla por eso. Entiendo que le preocupe, pero no debe dejarse dominar por el miedo al rechazo. Si encuentra al amor de su vida, esa persona la valorará, la querrá y no la juzgará por su pasado.

- ¿Me dijiste que le gusta tomar fotografías? - pregunto.
- Sí, le encanta. Lo hace en sus ratos libres. En realidad, es diseñador gráfico y trabaja en la compañía de su padre. No puedo confirmarlo todo, pero parece ser un chico muy sincero. Y es tan guapo... ¿por qué me tengo que enamorar así de repente? Tal vez no debí salir de mi habitación anoche - reflexiona.
- Corrección, tal vez salir de la habitación y encontrarte con él ya estaba en tu destino. Francois... ¿Recuerdas su apellido?
- Se llama Francois Duvauchelle - recita.
- Se me ocurre una idea. Podemos buscar su nombre en internet. Tal vez aparezca algo relacionado a su apellido y al trabajo de su padre, si es que es un empresario reconocido - sugiero, y ella sonríe.
- Sí, tal vez...
Tomo mi teléfono y escribo su nombre en el buscador. Aparecen innumerables páginas como resultado y, efectivamente, puedo confirmar que el chico le ha dicho la verdad a Rebeca. Descubro que su padre es alguien muy importante, un empresario cotizado que no solo es dueño de varias compañías de publicidad, sino que también posee una cadena hotelera en el país y diversos restaurantes.
- Sí, es cierto. Hay mucha información sobre él. Ahora puedes tener la seguridad de que lo que te ha dicho es verdad - le informo.
Ella suspira.
- Necesitas ayudarme, te lo ruego... le voy a decir a mi hermano que quiero ir a algún sitio y ustedes pueden ir a otro. Así podré verme con él temprano, porque en la tarde lo veo imposible. Guarda el secreto y no le digas por nada del mundo dónde me encuentro. Si algo malo sucede o estoy en peligro, te prometo que te enviaré un mensaje o haré una llamada. Pero si no lo hago, es porque no pasa nada malo. ¿De acuerdo?
Trago con dificultad. No me gusta ocultarle nada a Zared, pero tampoco es mi lugar ponerlo al tanto de lo que sucede entre Rebeca y ese chico. Además, no quiero quedar como la villana de la historia, incapaz de guardarle el secreto. Pero realmente se ve bien, feliz... solo espero que no salga lastimada. Solo si ese es el caso, me lamentaré por guardar silencio sobre toda esta situación.
Le sonrío.
—Haré todo lo posible para convencerlo de que quieres ir a otro sitio, te prometo que cumpliré mi palabra, pero ten mucho cuidado Rebeca —le pido, afianzando el agarre en sus manos y ella asiente.
Ella sale de la habitación. Me quedo vacilante, tentada a decirle a Zared lo que ocurre, porque parece lo correcto, ponerlo al corriente de lo que sucede. Por otra parte, ya le hice una promesa a Rebeca y no soy del tipo de persona que suele incumplir su palabra. Así que no le diré nada.
Zared viene con el desayuno, incluso si puede pedir servicio a la habitación, extrañaba muchísimo el desayuno que venden a una cuadra del hotel y quiere que también lo pruebe. Debe ser muy bueno para que haya salido temprano a buscarlo.
—¿Me has echado de menos? —cuestiona y yo sonrío.
—Un poco sí.
—Ten, vamos a comer.
—Gracias. Zared... —lo llamo al rato —. ¿Sabes a dónde vamos a salir hoy?
—Sí, vamos a visitar la ciudad, conocer sus rincones... Pero podemos hacer varias paradas para comer, si quieres probar algo diferente, nos detendremos, ¿de acuerdo? —señala y estoy de acuerdo con eso.
—Vale. Rebeca no nos puede acompañar, ella quiere ir a otro lado y antes de que te opongas, porque probablemente no quieres que ella salga sola, piensa en su bienestar, no tiene que venir con nosotros si no quiere, tal vez ya ha hecho un buen plan con toda su investigación.
—¿Te lo dijo?
—Sí, ya tiene un plan. Pero no te preocupes, me mantendrá al tanto de todo, al menos eso me aseguró —digo y él se queda en silencio.
Espero que funcione, no quiero arruinar los planes de Rebeca de verse con ese chico.
—Bien, está bien.
Me invade un profundo alivio al saber que todo va a estar bien, y que ella podrá verlo.
—Ok. ¿Así que vamos a tener que caminar mucho?
—No te voy a mentir. Lo más seguro es que no pasemos todo el día afuera, pero como te dije, nos podremos detener un tiempo para descansar y comer en la ciudad, que es grande... al menos tiene muchos lugares que valen la pena conocer al menos una vez en la vida, así que lleva una cámara contigo, para que te lleves bonitos recuerdos.
—Lo tendré en cuenta —aseguro.
—Bien, espera... —menciona antes de borrar una mancha de mi mejilla —. Ahora sí, estás bien.
—Gracias.
Teniendo en cuenta el clima de la ciudad, me abrigo lo suficiente y él hace lo mismo. Ya hemos desayunado, hace rato que terminamos; ahora nos preparamos para salir a la ciudad y comenzar con el recorrido. En el fondo de mi ser, me gustaría volver a tener la oportunidad de venir. Tal vez la próxima vez ya seamos tres. Y con ese maravilloso pensamiento en mente, salimos tomados de la mano, listos para construir un nuevo recuerdo personal y magnífico, y más en la ciudad del amor.
Hay por todos lados un montón de turistas sacando fotos, sonríen... se la pasan bien, conversan unos con otros, el panorama es de película. No suelto a Zareden ningún momento. Él es experto en el tema de la arquitectura y me va explicando cada cosa que mira y le llama la atención, todo lo relacionado con infraestructura y construcciones antiguas... Realmente es apasionado por ese tema. Me envuelve en la explicación, ha capturado toda mi atención.
—París también tiene su clasicismo... Mira, todo es tan perfecto, una de las razones por las que la ciudad es tan visitada —asegura, liberando el aire.
—Estoy completamente de acuerdo contigo, no entiendo mucho del tema, pero es innegable todo lo valioso que hay en esta ciudad —suspiro.
—A todo esto, ¿a dónde exactamente iría Rebeca? Ella siendo menor de edad tiene que tener mucho cuidado al estar sola.
—Oh, bueno, es que el nombre del lugar es un poco raro y su pronunciación... ¡Mira! ¡es un vendedor de hot dog! —señalo, con la intención de no seguir hablando sobre Rebeca.
—Oye, no es una comida saludable, el hecho de que estemos en París no significa que debas romper con las recomendaciones del especialista, aún debes cumplir con ello. Así que ni lo pienses, ¿de acuerdo? —señala y yo me desinflo.
—Solo uno, me apetece de pronto. No pasará absolutamente nada malo por comer un pequeño hot dog, no seas tan estricto conmigo, pido al menos un poco de flexibilidad ahora que estamos de vacaciones. Solo uno solo —añado y él se queda pensando por unos segundos.
Al final no puede resistirse a mis ojitos de cachorrito y termina accediendo.