Capítulo 84
1068palabras
2024-02-17 06:13
P.O.V. Rebeca
A través de la ventana puedo ver la Torre Eiffel, la vista está magnífica, podría ser enmarcada para siempre en mi cabeza. Es increíble mi habitación del hotel y aún más cuando puedo salir al balcón y sentir la brisa de la ciudad nocturna haciendo volar mi cabello. El viaje ha estado lleno de cansancio, pero es finalmente satisfactorio encontrarme aquí. Puedo ver los autos y algún que otro transeúnte marchando.
Si no fuera porque es un poco tarde y seguramente mi hermano se habría dado cuenta de mi salida, ya estaría afuera explorando la ciudad y llenándome de diversos recuerdos.

Esperar hasta mañana será una eternidad.
No puedo dormir, incluso si lo intento una y otra vez, a pesar de estar en otra ciudad... tal vez sea el brusco cambio de horario y el cansancio que he tenido debido al viaje, todo eso puede tener que ver.
Me levanto poco rato después de haberme acostado en la cama y pienso seriamente en salir. Al final no es como si fuera a perderme en la ciudad, puedo orientarme y no me alejaré demasiado del hotel, solo voy a caminar un poco por las afueras y nada más. Tengo que ser sigilosa durante mi salida, no levantar sospechas y evitar a toda costa encontrarme con mi hermano en el camino.
Logro estar en el exterior con rapidez. Todo parece aún mejor a mi alrededor, las grandes edificaciones incluso parecen más bonitas en el suelo adoquinado. Definitivamente, este lugar tiene que ser un paraíso. Debería capturar el sitio, no perder la oportunidad de tener buenas tomas. Pero me tortura saber que no he traído la instantánea conmigo, al menos puedo contar con la cámara de mi teléfono para capturar diversas fotos. Lo hago mientras me olvido por completo de lo que acontece a mi alrededor.
La próxima vez no olvidaré llevar la instantánea, solo de esa manera podré tener las fotografías rápidamente. Si mi hermano supiera que estoy aquí, no tardaría en hacer una llamada para que vuelva rápidamente al hotel.
Pero él no lo sabe, y puedo estar tranquila. Voy caminando hacia atrás solo para capturar mejor y tener un buen enfoque, hasta que choco con un pecho duro. Entonces, al girar sobre mis talones, me quedo inmediatamente sin habla al darme cuenta de que estoy frente a una persona. Y no se trata de cualquier persona, es un chico, que en mi opinión es demasiado apuesto. Alto, con una apariencia sacada de una revista de moda. De hecho, debería estar en una pasarela, porque hasta su forma de vestir me cautiva por completo y sus ojos verdes son una ventana en la que quiero descubrir muchas cosas. Es demasiado raro todo lo que estoy sintiendo en este momento. Él se convierte de repente en un chico desconocido y bastante interesante.

—Lo siento, estaba retrocediendo y no me di cuenta de...
—No, descuida. No pasa nada. Yo también estaba tomando una foto y choqué contigo. Así que se puede decir que también estaba distraído. No te preocupes.
—Oh, vale —digo y una risita nerviosa escapa de mis labios—. Así que... sigue con lo tuyo.
—Bueno.

Habla perfectamente mi idioma. Probablemente también sea de los Estados Unidos y está de turismo o de visita por aquí.
—Bien. Y discúlpame nuevamente —repito avergonzada.
—No, ya dije que no pasa nada. ¿Puedo saber tu nombre? Yo soy Francois Duvauchelle...
—Vaya. ¿Así que eres francés? Pero hablas muy bien inglés.
—Sí, es efecto, soy francés pero hace algunos años comencé a estudiar para aprender español y aquí está el resultado. Manejo muy bien tu idioma. Todavía no me has dicho cómo te llamas.
—Oh, soy Rebeca Jones, de los Estados Unidos. He venido a la ciudad con mi hermano y su pareja —explico.
Me pregunto si ahora mismo aplica eso de que no debería estar hablando con desconocidos, pero él tiene buena apariencia, no parece tener malas intenciones y eso me hace verlo como una persona confiable, con la que puedo conversar sin necesidad de tener miedo o estar en alerta. Es todo eso lo que me transmite el francés. No dejo de pensar en su nombre... Francois Duvauchelle, una combinación bastante bonita y elegante. Es eso lo que pienso.
—Eso supuse, eres una chica muy bonita, Rebeca. Estimo que tienes al menos veintidós, ¿no? —expresa y yo niego.
—No, pero... ¿Podrías decirme cuántos años tienes tú?
—Veinticuatro. O sea, que tienes menos edad... —ata y asiento.
—No vayas a huir, ¿eh? —apunto en broma—. Casi cumplo la mayoría de edad, es decir, dieciocho años.
Como era de esperarse, su expresión me demuestra que está estupefacto y es que no esperaba que fuera menor de edad, eso de alguna forma lo convierte en un problema, aunque no sé por qué sería un problema.
—Vaya, pensé que tendrías más. ¿Así que falta poco para que cumplas la mayoría de edad?
—Sí, faltan pocos meses, de hecho dos meses... La ciudad es muy bonita. ¿Eres de esta ciudad? Lo pregunto porque siendo de Francia tomas fotografías como si fueras un turista. Solo digo —emito y él ríe un poco.
Realmente el chico se ve tan amigable.
—No, no es eso. Solo... ¿ves esta cámara? —me dice y veo que es grande, parece profesional, asiento—. Pues eso es a lo que me dedico en mi tiempo libre. Desde siempre me ha gustado tomar fotografías, pero mi trabajo no dista mucho de eso, pues soy diseñador gráfico. Solo me gusta capturar la ciudad en diferentes estaciones y años. ¿Quieres que te tome algunas fotografías? Y no, no te estoy cobrando por ello. Lo haré con gusto. Solo posa para la cámara. Podrás guardar las fotos luego.
—Bien... Es algo muy lindo, pero estoy nerviosa —menciono sorprendida.
—Eres muy linda, solo sonríe para la cámara y deja que haga la magia —me expresa sin dejar de mirarme y extrañamente mi corazón se acelera.
—Vale, eso haré —emito, pero tiemblo, estoy segura de que mis nervios se van a notar incluso en la fotografía.
En uno que otro lugar me pongo frente a la cámara y hago alguna pose. Agradezco que no haya demasiadas personas mirándome o estaría avergonzada por ello. Pero eso no importa, puedo seguir siendo capturada por él.
¿Será que estoy haciendo mal? ¿Es correcto que esté posando para la cámara de un desconocido?
Todo eso no importa cuando la estoy pasando muy bien.