Estoy emocionadísima arreglando mi maleta para el viaje. Pronto subiré a un avión y, aunque en lo más profundo de mi ser tengo un poco de nerviosismo, ya que nunca antes he volado, Rebeca me asegura que no tengo de qué preocuparme. Me dice que volar no es como si el avión se fuera a caer de repente o algo parecido. Sin embargo, no puedo evitar sentirme ansiosa, pero también emocionada, porque el día ha llegado. Será un sueño hecho realidad poder conocer una ciudad y un país sobre los que tanto he escuchado.
Rebeca me cuenta cautivada sobre los días en los que solía viajar con sus padres. A diferencia de Zared, ella sí tiene algunos recuerdos, pero no todos fueron divertidos, ya que casi siempre tenía que quedarse en la habitación, mientras sus padres estaban sumergidos en el trabajo.
Zared tenía razón al decir que por vacaciones no iban a otros países debido al trabajo y a los viajes de negocios a los que a menudo llevaban a Rebeca. Pero la mayoría de las veces ella se quedaba en casa, bajo el cuidado de alguien más.
—La verdad, no quiero culpar a mis padres por haber tenido que trabajar tanto en la compañía en lugar de atenderme. Sé que ellos han hecho todo lo posible para estar presentes en mi vida. No ha sido fácil para ellos hacerse cargo de mí, por eso valoro todo lo que han hecho.
—Oh, entiendo.
—Sí... Pero ahora tengo la oportunidad de ir a París con ustedes. Será una experiencia única para mí. Gracias por permitir que los acompañe. Seguro que otra persona habría dicho que no, pero de todos modos lo habría comprendido, ya que originalmente era una salida en pareja nada más. Y ustedes...
—No digas eso. Realmente queremos que vengas con nosotros. Así que no te preocupes. ¿Has pensado en todas las actividades que podremos hacer en París? Ya que eres buena investigando en internet, podrías buscar información sobre todo lo que podemos hacer esta noche. Así nos divertiremos aún más.
—Oh, no lo había pensado pero ahora mismo buscaré algunas opciones.
Rebeca sale de la habitación, ya ha preparado las maletas, así que ahora solo tenemos que esperar. El vuelo saldrá en dos horas.
Tenemos que darnos prisa si queremos llegar a tiempo. Pronto aparece Zared, mirándome con curiosidad. Sé que puede ser un poco impaciente y probablemente pensaba que ya estaría lista, pero no es así. Le sonrío apenada, aunque sinceramente no me falta mucho para terminar de empacar.
—Lo siento. Tal vez ahora pienses que debería haber empezado antes. Pero... estaba demasiado agotada y me quedé dormida. No te preocupes, ahora mismo me apuro para tenerlo todo listo —digo y él me sonríe.
—Si quieres, puedo ayudarte con eso —se ofrece, abrazándome por detrás. Me gusta que se quede así, aunque ahora no puedo seguir con mi tarea.
—No, créeme, ya casi termino. Estaba también ayudándome —respondo sonriendo.
—De todas maneras, quiero ayudarte. Así terminarás más rápido. Además, es necesario que te apures un poco más, porque el vuelo se ha adelantado casi una hora. El clima pronostica mal tiempo dentro de unas horas, y para evitar cualquier contingencia, han decidido adelantar el vuelo.
—Oh... Con contingencia, ¿te refieres a una tormenta? —pregunto y él niega con la cabeza—. De verdad, no deberías asustarme con eso. Todo saldrá bien. Me dijiste que nunca habías subido a un avión y probablemente te dé miedo, pero estaré contigo todo el tiempo. Incluso en el despegue podrás sentirte nerviosa, pero te aseguro que puedes estar tranquila, porque nada malo pasará. Yo he volado muchas veces en avión, de un lugar a otro, ya sea por trabajo u otras razones, y nunca ha pasado nada malo. Esta vez no será diferente. Después de todo lo que te he dicho, ¿aún tienes miedo?
—Pues no. Ya no estoy tan asustada. Ahora confío en que todo estará bien. Incluso si me da miedo, sé que nada malo sucederá, porque estarás a mi lado, Zared —respondo y le doy un beso corto en los labios.
—De acuerdo, Ana... —dice acariciando mi mejilla.
Durante el despegue ocurren turbulencias y por eso me siento asustada, pero en ningún momento Zared suelta mi mano para transmitir esa confianza que tanto necesito en ese momento. Es por eso que puedo estar segura de que nada malo me va a pasar.
Ahora lo más importante es que falta poco para poder llegar a París, estaré pronto en ese destino donde he deseado estar; por fin, eso será posible. Sé que será algo bueno para nosotros. El ambiente, absolutamente todo, se sentirá diferente. Y justo esa será mi primera vez que estaré allí, y guardaré gratos recuerdos en ese lugar. Rebeca la he observado durante todo el viaje y parece estar escuchando música tranquilamente. Me pregunto qué estará pasando por su cabeza, probablemente se sienta mal, pero no lo sabría con exactitud.
-Pasa algo?
-Rebeca...
-Ella solamente se encuentra escuchando música, no tendría que estar preocupada. Sinceramente la vi un poco más animada y está emocionada por el viaje. Hasta me ha enseñado una lista de lo que quiere hacer -declara y asiento. Lo supe primero que él.
Y tienen buenas ideas.
En Francia, que es un país tan conocido por sus ciudades pintorescas y por ser ese tipo de lugares en donde lo rústico y moderno a la vez es tan hermoso, es memorable poder conocer los diferentes sitios. Seguidos de Burdeos o todos aquellos grandes teatros, además de tener bastantes calles comerciales, de hecho, posee una de las más largas de Europa. Así que puedo concluir que no es nada raro que muchos deseen poder vacacionar allí para pasar, siendo además de eso, muy popular. Es el lugar idóneo para que muchos turistas vengan a visitar. Zared, como todo un experto en el asunto, me ha comentado sobre la arquitectura impresionante que tiene, uno de los motivos que lo hizo elegir a Francia como nuestro destino. También ha rescatado que la comida es deliciosa. Por supuesto, es un placer poder conocer una de las ciudades más famosas del mundo, al menos una vez en la vida.
Él ha venido en más ocasiones. Es afortunado. Después de un rato, finalmente me quedo dormida y no sé más nada.
Horas después...
Como era de esperarse, el viaje ha resultado ser agotador, por lo que lo único que deseo ahora es dormir un rato en la habitación del hotel. Es eso lo que quiero hacer para poder descansar amenamente y sin problemas.
Porque sé que luego, al día siguiente, será un día bastante pesado pero también emocionante. Podré conocer diversos lugares de Francia y pues ya muero de ansiedad por eso. Zared entra a la habitación donde se acuesta a mi lado y me dedica una sonrisa, una de esas que me enamoran cada vez más.
-¿Te sientes bien? -pregunta cariñosamente mientras alarga la mano para acariciar mi mejilla y asiento con la cabeza.
-Solamente necesito descansar un poco. Ha sido un viaje largo.
-Sí, por eso te dije que podías dormir un rato en el avión, o todo lo que querías...
-De todos modos no sería suficiente, pero mañana me encontraré mejor y podré salir. Sinceramente me habría gustado ver la ciudad por la ventanilla del avión, pero estaba dormida.
-Yo pude solamente echar un vistazo. Realmente se ve todo muy bonito de noche, pero no te dije nada porque estabas durmiendo plácidamente y te mirabas tan hermosa. No quería despertarte por nada del mundo, bella durmiente.
-Oye, intentas mentirme de seguro, porque sé que realmente no me veo bonita durmiendo. Eso lo sé, eh -apunto y él toca cariñosamente la punta de mi nariz.
-No es cierto, si te ves hermosa así, eh -señala y vuelve a darse un toqueteo antes de aprisionar delicadamente mis mejillas entre sus manos y dejarme un beso sobre mis labios.
Me encanta, estamos en la ciudad del amor y Zared parece más romántico que nunca. Soy como la protagonista de una historia, en la que todo me parece perfecto y puedo estar bien. En completa tranquilidad.
En ese momento siento que Marina se comienza a mover dentro de mi abdomen... no para de moverse sin parar y la intensidad aumenta cuando Zared pone sus manos sobre mi barriga. Siento que de alguna forma ya sabe que se trata de su padre, y por eso es inevitable que no se alborote ante su toque.
-Mira nada más cómo se pone. Me parece que está muy activa últimamente. De vez en cuando me pongo a pensar cuando llegue ese día, me siento un poco nerviosa. ¿Y si todo se complica y tienen que hacerme una cesárea? Todo eso me da mucho miedo, pero sé que debo ser valiente.
-¿Por qué todo se complicaría? Confiemos en que todo irá bien, eh -señala deslizando una sonrisa y yo me pierdo en su gesto.
Ciertamente no debo caer en lo mismo, todo andará bien hasta ese momento cuando deba dar a luz. No es momento de empezar a preocuparme por algo que ni siquiera ha pasado, sería precipitarme de forma absurda. No, no haré eso.
-Vale. Ahora sí voy a dormir un rato -aviso sintiendo cada vez más mis párpados pesados. Lo último que siento es un beso de su parte, es esa tierna presión sobre mi frente, la que me envía directamente a la inconsciencia.