—¿Estás seguro de lo que estás haciendo?
—Sí, estoy seguro... Creo que puedo tener una conversación más civilizada con ese sujeto e intentar llegar a un acuerdo los dos, pero de ninguna manera voy a permitir que esa información salga a la Luz.
—De acuerdo, es lo más sensato al final, así que prepararé todo para que puedas verlo mañana. Dame un momento para atender otra llamada que tengo entrante, eh - señala y termino de hablar con él.
Posterior a eso, llamo a Carlos para hablar con él. Así ya no hay nada más que esclarecer.
—... Perfecto, gracias por avisar. Pero hay que buscar otra alternativa en caso de que no puedas convencerlo. Todavía estoy trabajando rigorosamente para dar con la persona que está dándole información a ese maleante. Te contaré cualquier novedad que sepa.
—Bien, quedamos así. Y si no es suficiente trabajar con el equipo que te estoy brindando, puedo conseguir a personas que estén más capacitadas. Al parecer, se están demorando demasiado en decírmelo. Lo que está pasando ahí necesita ser sabido urgentemente. No hay tiempo que perder.
Vuelvo a sentarme en mi silla, todo esto sobre Leah me tiene mal.
Leah... Realmente no pensé que me traería problemas, todo estaba en el pasado enterrado y ahora alguien ha estado escarbando hasta conseguirlo. Me da mucha rabia no saber quién está detrás de todo esto.
Si no fue Rebeca, quien le dijo a Daniel sobre ese tema. ¿Quién lo ha hecho?
Mi secretaria toca a la puerta. Es para darme un papel en dónde me habla sobre la respuesta de la agencia de envíos.
—Gracias.
Ella sale, y una vez a solas, reviso lo que allí está escrito.
La agencia informa que el envío fue hecho bajo anonimato, por lo tanto, no pueden dar datos.
—Maldición... —rujo enfurecido.
***
P.O.V Anastasia
—¿Está seguro de que este paquete es para mí y no es ninguna equivocación? —inquiero al chico. No es el mismo del otro día, pero pertenece al mismo sitio de entregas. Es amable y parece seguro de lo que ha dicho, pero sigo dudosa. Después de todo, puede ser solo un error de su parte.
—No señorita, no es un error, allí precisamente se encuentra la dirección de su casa y el nombre de quién lo recibirá. Por favor, tiene que llenar los campos vacíos con su firma y agregar la fecha de hoy —me indica sin titubeos.
Arrugo el ceño. ¿Esta vez ha sido Zared?
—Vale. Muchas gracias —expreso y finalmente estoy dentro. El paquete no pesa.
Es pequeño y puedo manejarlo hasta sentarme en el sofá y dejarlo sobre mis piernas. Hay una nota impresa sobre la caja que sostengo y leo en voz baja. "Pruebas fehacientes, más que suficientes para convencer a una persona".
No hay delicadeza, son solo palabras contundentes y robóticas. Casi de inmediato, abro la caja para averiguar lo que se encuentra dentro y me doy cuenta de que solo contiene un sobre de tamaño carta y grueso en el fondo. Lo tanteo por el exterior, presintiendo que se trata de solamente fotografías o algo parecido. Pero no es un objeto.
Entonces vacío todo el contenido en el interior de la caja. Y sí, son fotos, demasiadas instantáneas que revelan todo tipo de situaciones de su vida privada. En cada una de ellas se encuentra Zared y una chica bastante atractiva. Se ven jóvenes, sí, sus rostros se ven tan frescos. Calculo que ambos habrán tenido más o menos la edad de veinte años, puede que menos, o solo un poquito más.
El rostro de esa muchacha es lindo y se me hace familiar, pero todavía no lo ubico dentro de mi mente y sigo estando desorientada. También solo me estoy confundiendo con alguien más o, en efecto, se trata de una persona conocida. Giro la foto y noto que cada una de las instantáneas tiene una escritura en la parte de atrás.
Una dice "Porque tu sonrisa es lo más bonito que me pasa cuando estoy triste".
"Si pudiera vivir para siempre, me gustaría compartir la eternidad contigo".
"Felices por siempre".
Y un montón de notas más, con tinte romántico. Todo eso me descoloca, me deja confusa. ¿Por qué alguien enviaría todo esto a mí? De solo suponer que la persona detrás de la llamada tiene algo que ver, me pongo mal. No puede ser.
Ya estoy temblando.
En todas las fotos, Zared está sonriente y ella también.
Y de pronto, mi teléfono vuelve a sonar.
Doy un respingo en mi lugar. Ya tengo el corazón acelerado.