Lo cuelgo en una percha. El vestido es lindo, me gusta mucho y se acerca a mi estilo. Sol ha dado en el clavo, pero el precio todavía me preocupa, ha costado demasiado dinero para ser solo una prenda de noche. Al menos, el tipo de tela me permitirá usarlo incluso después de dejar de estar embarazada, es suave, vibrante y me ha gustado cómo se ajustó a mi cuerpo.
Cada vez falta menos para el matrimonio de Sol y su prometido, que tendrá lugar el mismo día que la fiesta. Estoy emocionada por ella, podría ser mi momento también, tan feliz y ansiosa como ella se siente, así me sentiré cuando llegue el momento de unir mi vida con Zared.
Eso sigue siendo un sueño.
Mi madre aparece en mi habitación, dándome un pequeño susto debido a la sorpresa, y chilla de emoción, mostrando un vestido negro.
—Mira lo que conseguí en descuento, es hermoso y lo vi en otras tiendas a un precio más alto, pero lo conseguí por solo doscientos dólares. ¿No crees que es genial y adecuado para una fiesta? Me encanta y no cambiaré de opinión, realmente me gusta mucho, la verdad —confiesa y yo sonrío.
—Sí, es bonito, mamá. Pensé que irías conmigo solo para comprar, ya hemos ido juntas. De hecho, el vestido que estás viendo es el que voy a usar y ella lo pagó. Ya sabes cómo es Sol, insistí en que no lo hiciera, pero no pude hacer nada para que cambiara de opinión. Al final, insistí demasiado para que dejara que lo pagara.
—Vaya, pero es que el vestido es demasiado hermoso.
—Costó ocho mil dólares, mamá. Ahora te sorprende, porque el precio es demasiado alto, solo porque es de un diseñador famoso. No podía creer que ella haya pagado todo eso. Pobre Alexander, le dio su tarjeta y bueno, ya conoces la historia...
—Dios mío, pero de verdad que ha sido muy caro. Déjame ver la tela —se acerca y la toma entre sus manos.
—¿Y...?
—Vale la pena, ese tipo de telas son difíciles de encontrar y duran muchísimo. Además, es de un diseñador reconocido, lo que le da un valor añadido a la prenda. Así que no me sorprende tanto el precio, aunque sigue siendo muy alto. La verdad es que sí —señala y yo asiento.
—Por eso, lo cuidaré —apunto.
—Yo usaré el mío, es bonito —ríe.
—Lo es, mamá. También es muy hermoso, y lo mejor de todo es que lo encontraste en descuento. Sol debería aprender de ti, así podría ahorrar más. Se ha comprado un montón de vestidos —agrego—. Lo que sí admito es que tiene un buen ojo para esas cosas.
—Eso siempre lo he notado, Sol se viste muy bien. Por alguna razón escogió trabajar en esa boutique. Me dijiste que era muy buena dando sugerencias y ayudando a los clientes.
—Lo fue. ¿Has preparado el almuerzo? Muero de hambre.
—No, no lo hice. Acabo de llegar, hija. Pero ayúdame, así termino más rápido.
—Bien.
Justo cuando mi madre se va de la habitación y yo me levanto de la cama, mi teléfono comienza a sonar. Es un remitente desconocido, así que me pongo en alerta y tengo un mal presentimiento de que algo malo está por ocurrir...
No estoy segura si es conveniente contestar esa llamada o simplemente ignorar el hecho de que me están contactando y no sé quién es. Pero la curiosidad me gana y es esa intriga la que me empuja a contestar.
—¿Sí? —digo.
—Anastasia, tal vez no sepas quién está hablando contigo y está bien. Solo te voy a pedir que te alejes... que te alejes de Zared y lo dejes en paz. No es una buena persona, él también es un monstruo, pero ahora solo finge ser el bueno de la historia cuando en realidad no lo es.
Me quedo de piedra con sus palabras y lo confuso de su mensaje, ya que no tiene sentido dejar en paz a una persona que es mala. No lo entiendo.
—¿Quién eres? Seguro que solo estás gastando una broma y nada más. Por favor, no es divertido... Así que deja de hacerlo.
Entonces una risa estruendosa se escucha al otro lado de la línea y pone mis vellos de punta. Me causa una sensación desagradable en todo el cuerpo y me dan ganas de ponerme a llorar.
—Créeme que no hago perder el tiempo a las personas. Solo advierto antes de que sea demasiado tarde y eso es justo lo que estoy haciendo contigo. Deberías tomar en cuenta lo que te estoy diciendo en lugar de convencerte de que solo estoy bromeando contigo. Digo la verdad.
—Dame tu nombre. ¿Por qué me dices esto? —exclamo harta de lo que está pasando. No se siente nada bien pasar por algo así.
—Digamos que te estoy dando una oportunidad y quiero ser buena contigo, así que aléjate de una vez por todas de Zared. No es el príncipe azul que te imaginas en tu cabeza. No te culpo, porque cualquier persona caería fácilmente ante su belleza, y mucho más cuando sonríe... Es tan astuto, sabe jugar muy bien. ¿Y sabes qué? Tú eres su juguete.
—Ya deja de hablar como si tuvieras la razón y me conocieras.
—Déjame decirte, Anastasia Strousman, que te conozco más de lo que imaginas —declara con convicción, y trago duro.