—Sí, mucho. ¿Vas a comer tostadas también?
—Sí.
—Bien. Por cierto, ¿Puedo saber dónde está tu pulsera? No me digas que la has perdido...
—Oh, todavía no la encuentro. La busqué por toda la casa pero no la encontré. Mi madre me dijo que si la veía mientras limpiaba me avisaría, pero tampoco lo hizo. Supongo que ya debo darla por perdida... ni siquiera sé dónde podría estar, o si está en algún rincón. Me siento culpable porque la he tenido durante muchos años y justo ahora se me extravía.
—Oh no, qué mal. Esa pulsera es importante. Es raro que Zaredno te haya preguntado por ella ya que no la tienes puesta...
—No, no lo ha hecho -la miro arrugando el ceño. No entiendo por qué es tan misterioso por una pulsera.
—Me pregunto la razón por la que esa pulsera es realmente importante y si ese es el hecho, ¿cómo es posible que me la haya dado cuando apenas nos conocíamos? Es todo demasiado raro y no encuentro la respuesta... nadie parece querer hablar sobre eso y ya estoy volviéndome loca intentando adivinar la respuesta. ¿Tú sabes algo sobre eso, Rebeca?
Ella hace una mueca y asiente con la cabeza.
—Sin embargo, tengo prohibido hablar sobre eso, me he comprometido a guardar el secreto. Lamento no poder responder tu inquietud, pero es que no puedo hacerlo. Tal vez Zared lo haga cuando se sienta preparado, ahora no lo hará porque es algo que lo ha afectado durante años. Pero estoy segura de que llegará el momento en que podrá compartirlo contigo -asegura y me confunde aún más. Es todo muy extraño.
—Oh, entonces debo resignarme a no saber jamás, ¿no es así? -resoplo y ella niega.
—No debes sentirte así, solo tienes que esperar un poco más. No es fácil contar una situación traumática como lo que pasó. La pulsera está conectada a ese suceso, o más directamente, a la persona...
Eso me deja perpleja. La miro con los ojos bien abiertos, entendiendo lo que ella quiere decir. Está asegurando que la pulsera pertenece a alguien que formó parte de la vida de Zared, pero ya no está con nosotros.
—¿Estás insinuando que he estado usando una pulsera que le pertenece a una persona fallecida todo este tiempo?
—Yo... ¿por qué de repente te interesa saber sobre este asunto? Oye, Anastasia, me estás poniendo en una situación difícil... no puedo contarte y sinceramente no quiero seguir hablando sobre ese tema, también me afecta.
—A mí también me afecta no saber nada y que todo se vuelva cada vez más misterioso. Al final, creo que la verdad será impactante y no esperada, pero debe ser algo realmente malo para que él lo mantenga en secreto. Bien, no hablemos más de eso.
—¿Has notado algún comportamiento extraño de Zared en estos días?
—No, más bien creo que se está esforzando por pasar más tiempo conmigo y es más atento que antes. No puedo decir nada negativo en este momento porque no sería honesta. Él es amable... pero definitivamente tiene que confiar un poco más en mí. Cuando lo haga, será capaz de hablarme sobre su pasado y yo seré comprensiva.
—Muy bien -palmea mi espalda con dulzura antes de retomar su labor.
No puedo dejar de pensar en todo este asunto cada vez más intrigante para mí. Me gustaría llegar al fondo sin necesidad de insistir tanto a Rebeca o a Zared, pero sé que no me dirán nada. Es imposible que lo descubra por mis propios medios.
—Prueba el tocino -la invito, acercando el tocino a sus labios y ella da una pequeña mordida. Luego gime de satisfacción.
—Delicioso, estaba segura de que podía confiar en ti. Eres muy buena cocinando, incluso cuando dices que lo tuyo son los postres. Deberías hacer el almuerzo también, si te vas a quedar aquí, así no tendría que cocinar, a menos que mi hermano decida pedir comida afuera.
—No, lamentablemente no me voy a quedar. Tengo que hacer varias cosas y me es imposible permanecer aquí.
—¿Vas a estar ocupada entonces? -dice haciendo un puchero.
—Saldré con Sol, su boda cada vez está más cerca. También tengo planes de comprar ropa para ir a esa fiesta y ya queda poco tiempo, así que debo darme prisa.
—Vale, lo entiendo.
Aparece Zared, recién duchado. Se ve tan guapo...
No parece el tipo de hombres que guarda secretos, pero él es la excepción.