Estaciono el auto y bajo del mismo antes de rodear al deportivo y abrir la portezuela para mí. Zared es tan educado, no cambia. Y yo que pensaba qué se había vuelto de corazón frío y exigente.
Aunque a veces reflexiono un poco sobre cómo podría estar actuando Zared en caso de que yo no estuviera embarazada, por lo tanto ninguno de los dos estaríamos juntos en esta situación. Definitivamente no sería lo mismo.
De seguro seguiría trabajando en el hotel y recibiendo cada una de sus demandas. Y eso en realidad me dolería mucho en el corazón, por haberlo conocido antes como una persona diferente. Supongo que al final estábamos destinados a vivir este camino los dos, a transitar por esta carretera que nos llevará quién sabe dónde. Espero que muchas cosas bonitas estén delante de nuestros caminos...
Ahora no me atrevo a asegurarlo, algo me detiene a pensar que ese equilibrio permanecerá en nuestras vidas durante un largo periodo. Cuando menos uno lo espera, siempre ocurre una que otra sacudida. Eso es lo que pienso que nos está por suceder. Tal vez solo es un temor absurdo más.
Zared toma mi mano y siento esa increíble electricidad que atraviesa todo mi ser... sus dedos parecen haber cogido toda la corriente eléctrica y me contagia de aquella sensación vibrante, que deja en éxtasis todos mis sentidos.
Luego miro al frente, y me doy cuenta de que el panorama es increíble de noche, pero se siente aún más especial porque estoy al lado de la persona que quiero mucho, que no me deja ni un solo segundo a solas. Es él todo lo que necesito para estar bien. ¿Se puede pedir algo más? Lo es todo para mí.
- Nunca antes había estado aquí, eh.
Nos hemos sentado en esa banca, al frente hay un lago que parece no tener fin y a lo lejos aún puedo observar los enormes edificios que sorprenden con su altura. Parecen ser interminables, son esculturas grandiosas, como posiblemente podrían ser una obra de Zared. Ese día pude observar uno de sus trabajos y me quedé completamente sorprendida por lo que era capaz de lograr. De verdad que era impresionante todo lo que puede llegar a hacer una persona estudiada y que sabe muy bien de lo que va su trabajo. Zaredes así, tan perfeccionista, llegando a lograr crear increíbles planos. Si algún día sé que podré ver algún edificio de cerca que haya sido así bajo su dirección.
Solamente hay una ligera brisa, pero la noche sigue siendo agradable. No me quejo del poco frío que hace hoy, la verdad es que la noche es hermosa y puedo apreciar de cerca la luna. Está en su mejor fase. La señalo, llena de fascinación.
Es verdaderamente hermoso este lugar, un sitio increíble. Es algo muy bonito ver cómo el reflejo de la luna está en el lago, como si ambos se hubieran unido para dejar ver una obra maestra.
—Cuando era adolescente, solía venir aquí después de clases. Los estudios me tenían agobiado y durante mi paso por la universidad, no dejé de venir. Sentía que era un lugar donde podía dejar el estrés de lado y sentirme mejor. Lo tomaba como una terapia. Luego de empezar a trabajar, tuve que dejarlo de lado. El trabajo es aún más pesado que los estudios y te absorbe más, te quita más tiempo del que te imaginas. Pero me apasiona lo que hago y por eso no lo dejaría por nada del mundo.
—Entiendo. Creo que eres un increíble arquitecto. Dime una cosa, ¿así como aquellos edificios, ¿son los que construyes?
—Mansiones, casas, centros comerciales y construcciones como esas. Edificaciones que no te podrías imaginar. Próximamente tengo un proyecto en Dubai, también en Qatar tenemos negociaciones para llevar a cabo algo grande, pero todavía las cosas se encuentran en discusión y no tenemos una respuesta.
Quedé maravillada por todo lo que me está contando, es increíble que Zared tenga tanto trabajo y sea un empresario exitoso.
—Vaya, felicidades. Eres muy talentoso.
—Y, ¿quién dice que tú no lo eres? —señala, mirándome con amor y en poco tiempo se encuentra aplastando mis mejillas, pero lo hace con ternura y cariño al punto de derretir mi corazón y hace que suspire sonoramente por lo que está haciendo —. Me pregunto cómo es que tus ojos son tan hermosos y enormes, me gustaría que nuestra pequeña pueda tener los ojos como tú. Así podré perderme en otro mundo. ¿No crees que eso sería lindo?
—Aww, pues yo también quiero que tenga tus ojos. ¿Es que nunca te los has mirado o qué? Son muy lindos.
—Los tuyos más —asegura de pronto, con la voz ronca y lentamente está cerca para besar mis labios, surge ese baile lento y apasionado que enreda mi cabeza y enloquece todos mis sentidos. Es tan hermoso —. Te amo, de aquí a la luna, incluso más allá del infinito. Te quiero mucho, quiero que nunca tengas ni la mínima duda de lo que siento por ti, Anastasia. Y pase lo que pase, mis sentimientos no van a cambiar jamás. Te dije que es algo bueno que nosotros nos comencemos a conocer un poco más y todavía hay cuestiones de las que no te hablo, pero eso no significa que nunca lo haré, es solo que en este momento no me encuentro preparado para hacerlo. Pero ten la plena seguridad de que en cualquier momento lo haré.
—Vale, no te sientas presionado a hablar sobre un tema del cual te resulta difícil. Entiendo tu silencio. Ahora lo importante es que estamos juntos y que nos entendemos bien. ¿Crees que me había imaginado siendo tu novia? No, porque el arquitecto y empresario ZaredJones era inalcanzable. Somos tan distintos, tal vez eso es lo que nos hace ver tan iguales, de alguna forma.
Me besa otra vez.
—Mira —señala de pronto las luces que provienen de todos esos edificios rodeando el lago —. Son este tipo de detalles de los que mucha gente se pierde y de los que yo mismo me he perdido al estar encerrado en mi oficina trabajando sin parar y sin tener descanso, por tener que terminar algo. Pero de pronto te das cuenta de que todo es cuestión de tomarse tan solo algunos minutos para apreciar todos esos pequeños detalles que la vida nos ofrece. ¿No lo crees? Durante mi paso por la secundaria estaba pensando qué hacer con mi vida, muy confundido me senté aquí y observé todas esas luces y me dije a mí mismo que sería genial ser el que diseñó todas esas edificaciones. Mi padre, también arquitecto, me animaba a escoger una carrera que me gustara. No quería ser el tipo de progenitor que impone a sus hijos lo que deben hacer con su vida, pero yo me inclinaba por la arquitectura. Finalmente terminé haciendo lo que soy hoy en día y no me arrepiento de nada. Ha sido la mejor elección de mi vida, aunque ahora pienso de otra manera.