Capítulo 41
1339palabras
2024-02-17 05:13
Todavía no estoy seguro de si debería abrir esa carta o no, pero algo me dice que es oportuno hacerlo... Sin embargo, la seguridad se desvanece cuando pienso en las posibles locuras escritas en líneas que pudo haber dejado Samantha... En realidad, no sabía que estuviera tan mal de la cabeza. Una persona cayendo nuevamente en las drogas, yo que había pensado que ella por fin había superado ese mal momento... Pero estaba completamente equivocado. Todavía estaba arrastrada por el vicio y no me di cuenta de eso. Son tantas cosas que atraviesan mi cabeza en este momento, que me siento varado en la inseguridad y finalmente estoy atrapado en el silencio sin saber qué decir.
Es demasiado complicado decidir si debo hacerlo en este momento, pero debería hacerlo. Parece justo, ya que ella quería que yo supiera algo importante. Lo dejó por escrito y estoy meditando profundamente antes de darle una respuesta a mi abogado, quien espera que le dé una contestación.
—Vale. Puedes traerla. Sinceramente, no quisiera leerla, pero al mismo tiempo quiero hacerlo... Lo mejor será que traigas la carta hoy mismo y me tomaré mi tiempo para leerla cuando esté preparado. No creo que pueda andar tranquilo después de leerla —admito, y suspiro.

—Entiendo. Entonces me desocuparé de algunas cosas pendientes y pasaré por tu casa para dejarte la carta. No te preocupes, es importante que puedas estar preparado para lo que venga, algo que seguramente podría afectarte. —me dice, conociéndome demasiado bien para saber lo que pasa por mi mente, que me estaré culpando por algo en lo que no tengo nada que ver, pero que de alguna manera podría afectarme.
—Lo sé. Muchas gracias y te estaré esperando.
Después de esa llamada, no puedo actuar como si nada. Camino de un lado al otro y no me concentro. Una carta que podría tener un significado profundo para mí, que podría cambiar mi forma de ver las cosas. Todo eso es lo que puede pasar. Sinceramente, tengo que prepararme mentalmente para lo que sea que vaya a encontrar allí. Toda esta lamentable situación me recuerda de alguna manera a Leah. Es inevitable no pensar en ella...
Dejo salir el aire.
Solo estoy esperando que él llegue. Solo entonces sabré qué es lo que dice esa carta. Algo me dice que no será nada bueno, o tal vez estoy demasiado paranoico al pensar que pudo haberme dejado algo demasiado doloroso. En todo caso, no me queda más opción que esperar a que llegue y poder averiguarlo. No hay otra opción.
Resoplo.

Finalmente están tocando la puerta y estoy seguro de que se trata de mi abogado. Sin perder tiempo, ya estoy allí, le abro y lo saludo.
—Aquí tienes —me da una palmada en el hombro, luego de hacer la entrega, y sonrío.
—Gracias.
Ambos compartimos algunas palabras más antes de que se vaya y yo vuelvo al interior de mi piso. Miro el reloj y me doy cuenta de que no falta mucho para que mis padres traigan a mi hermana. Últimamente se ha estado quedando en casa de papá y mamá, volverá después, aunque sé que finalmente se irá a vivir con ellos, especialmente cuando esté próxima a la fecha de dar a luz. Todavía falta poco para eso, pero ellos quieren tener todo listo y no preocuparse por nada.

Es mejor así.
Y me quedo mirando ese papel entre mis manos. Sigo con la duda de si debo abrirlo o no. El momento ha llegado, no tengo más opción que ver lo que hay dentro. Puedo tomar días, incluso semanas, si quiero. El papel no va a desaparecer de mi casa, el sobre permanecerá allí hasta que yo decida lo contrario. Pero lo que sí sé es que tengo que leerlo en algún momento y eso es inevitable.
Me pregunto cómo es posible que, a pesar de todo, Samantha haya pensado en mí para dejarme una carta en lugar de sus padres. Aunque tampoco estoy al tanto de si también les dejó una carta a ellos, de eso no tengo conocimiento.
Me desinflo sobre el sofá, todavía con el papel entre mis manos, y dudo mucho si abrirlo en este momento. Nunca antes me había sentido tan dudoso como ahora y siento que mi corazón va a salir repentinamente de mi pecho.
Pero finalmente siento que ha llegado el momento de hacerlo y saco aquella hoja de carta doblada dentro del sobre. La sostengo, mirando su escritura torcida...
«Zared, sinceramente no sé por dónde empezar, porque son demasiadas cosas y la más importante es que de verdad me enamoré de ti y te quise... Tal vez no fui la chica que esperabas y eso complicó muchísimo que fuéramos el uno para el otro, pero no te culpo por eso. Yo debí esforzarme un poco más para encajar contigo, y no lo hice.
Lamentablemente, no cambié mi vida y por eso me siento una tonta. Probablemente nunca llegaste a amarme por eso. Al final, nuestra relación no estaba destinada a ser para siempre. Pero puedo vivir con eso.
Hace tiempo que estoy callando algo importante y no lo he querido compartir. Tengo cáncer y he intentado luchar contra eso toda mi vida, pero finalmente no ha podido ser. Al final, moriré. No es el momento para que eso suceda, no quiero irme porque todavía tenía la esperanza de ser una mejor persona y de alcanzar objetivos en mi vida, pero eso será imposible de lograr. No me queda más opción que rendirme y caer.
Solo cuando ya no estemos en este mismo mundo los dos, y yo me haya ido lejos de ti, podrás estar leyendo esta carta. Quiero decirte una vez más que te llevaré en mi corazón para siempre y te amaré hasta la eternidad. Zared, incluso si nunca has sentido lo mismo por mí, yo en cambio he aceptado que te amo, que es una verdad innegable y que nunca cambiará.
A pesar de que te parezca difícil de creer, he pasado mis mejores momentos a tu lado. La vida era hermosa cuando estaba contigo, pero ahora ya no es tan bonita... Intento ver la mayor claridad posible, sabiendo que un día todo se apagará a mi alrededor y nunca más volveré a ver esa luz que ahora es solo un detalle, pero que luego será todo lo que extrañaré. Te deseo lo mejor en tu vida y que puedas ser feliz. La mujer que te acompañará y estará presente en tu vida será afortunada de tenerte y, aunque me duela en el alma, y quizás no lo siento de todo corazón, quiero que puedas alcanzar la máxima felicidad.
¿Por qué dejarte una carta a ti? Porque he compartido más tiempo contigo en los últimos años que con mis propios padres, con quienes mi relación se ha debilitado terriblemente y tengo parte de la culpa. Las adicciones no son un juego, me gustaría que no se convirtieran en un círculo vicioso en el que muchas personas quedan atrapadas, sin poder salir porque no tienen el valor y la determinación para hacerlo. Yo no pude conseguir ni una pizca de ello para dejar de estar en esta prisión.
Mi cabeza sigue inclinándose hacia lo malo y finalmente estoy tocando fondo otra vez. En este momento, puede que no esté completamente en mi sano juicio. Mi cabeza no está completamente fría. Mis manos están temblando mientras escribo esta carta, pero lo único que puedo asegurarte es que intento ser lo más sincera posible. Nunca me había mostrado tan transparente como ahora y espero que puedas creerme. No estaré allí para convencerte de que esto es cierto.
Zared, siempre quise que me amaras y que pudieras entender cuánto te aprecio. Siento que debería señalarte como el culpable de todo esto, porque tu ausencia ha desencadenado que vuelva a ser la persona que era antes. Eso es lo que siento.
Quisiera poder hacerlo, y no, me contradigo al instante. Porque en lo más profundo de mi ser, soy consciente de que no lo eres...