Leah y hacerle pensar que sé algo que él no quiere compartir.
Ya estoy redactando un mensaje, seré concisa y directa. Así que lo hago.
"Zared, lo siento. No sé qué fue lo que te molestó. Te pido disculpas".
No recibo una respuesta de inmediato y no estoy segura si me va a responder. Tal vez está conduciendo, lo más probable, ya que salió de casa hace poco y no puede contestar el teléfono de inmediato. La espera me tortura.
Mi madre llega media hora después, cargada con varias bolsas. Me sorprendo por la cantidad de cosas que ha traído y me explica que había una gran oferta en ropa de bebé y no pudo resistirse a comprar un poco de todo. Me siento impactada porque ha comprado más de lo necesario, creo que se pasó.
- Mamá, no me digas que gastaste todos tus ahorros en esto. Sé que lo hiciste con la mejor intención, pero no tenías que hacerlo - le digo y ella solo se encoge de hombros.
- Solo quería aprovechar la oportunidad. Cuando te digo que es una oferta, es porque lo es. Tenían descuentos y simplemente no pude dejarlo pasar. Además, considera todo esto como un regalo para la niña. Sabes que haría cualquier cosa por ella. Y todavía me queda un poco de dinero, no gasté todo si eso es lo que te preocupa. Pero definitivamente es una buena inversión. ¿No crees? - dice como si nada.
- Está bien. Al menos voy a verlo todo. Y te agradezco por estar tan pendiente, mamá - le digo y ella me sonríe.
- No hay de qué. Nuestra nieta no tiene nada, ahora sí. No veo por qué deberíamos esperar más para comprarle ropa, sobre todo ahora que sabemos que será una niña. No hay razón para retrasarlo.
- Lo haré, mamá. No hay prisa, aún falta tiempo para que nazca.
Casi me pongo a llorar al ver todo lo que mi madre ha comprado. Todo es tan hermoso... Me enamoro más y más de cada pieza.
—No tienes que agradecerme, lo hago con mucho cariño. Me alegra que te haya encantado todo. ¿Quieres que te diga algo? Cuando me quedé embarazada de ti, no tenía nada para vestirte y tu padre siempre ha sido un sinvergüenza, así que no me daba mucho dinero. Quiero hacer todo lo posible para que mi nieta no pase por lo mismo, aunque sé que eso no va a suceder porque tiene un padre que le dará todo y una madre maravillosa. Pero tenía que hacer mi parte. Ahora puedo estar tranquila.
—Muchas gracias nuevamente.
—Vamos a ordenar todo, toda esta ropa tiene que ir a su armario. Supongo que una vez que se habilite una habitación en la casa que te ha comprado Zared.
—Así es —me seco las lágrimas de mis mejillas.
P.O.V Zared
Estoy de regreso en mi piso una vez más, ya he leído el mensaje de texto que me envió. Mientras estuve en la caja metálica no supe qué responderle. No quiero que se sienta culpable, no fue su intención y además es solo un nombre que eligió casualmente, no tiene nada de malo. Fui yo quien reaccionó mal y le debo disculpas.
Le envío rápidamente mi respuesta:
«Lo siento, acabo de ver tu mensaje porque estaba conduciendo a casa y no tienes que disculparte, no pasa nada. Supongo que el tema de Samantha y otros problemas se han acumulado y me tienen afectado, pero Tú no tienes la culpa. Perdóname».
Espero que pueda leer mi mensaje y que acepte mis disculpas, porque estoy siendo sincero en este momento. Si supiera lo que pasó con Leah, ni siquiera pronunciaría su nombre.
Días después, recibo noticias sobre el caso de Samantha. Todo es tan terrible, es tan lamentable.
—... Al final resultó ser un asesinato, le arrebataron la vida. Ella tenía problemas. Le debía dinero a un prestamista, quien fue capturado y confesó haber estado con ella. Le ofreció tener relaciones a cambio de reducir su deuda. Pero eso no fue suficiente, ella seguía endeudada, y por eso el hombre fue a su casa a cobrar. Declaró que la encontró drogada, lo cual coincide con lo afirmado por las autoridades, que encontraron sustancias ilegales en la mesita de centro. El hombre que fue a cobrarle le pidió que le pagara, pero ella no tenía el dinero, así que dos de sus hombres la asesinaron. También se descubrió que Samantha tenía cáncer y que someterse a un tratamiento sería inútil, su destino ya estaba sellado. Además, hay algo más, Zared. Ella dejó una carta para ti, no sé si quieres leerla, puedo hacértela llegar.
—¿Qué? Yo...
Mi cabeza da vueltas. No quiero tener que leer esa carta, me hará sentir mal. Creo que lo mejor será no leerla y evitar que se sume a mi desequilibrio emocional.
—Sí, Samantha dejó una carta, justo antes de todo esto. Fecha de una semana antes de la tragedia. Ella ya tenía intenciones de quitarse la vida. Esto es lo que se pudo deducir después de varias investigaciones y de lo que la policía pudo leer en ella. Así que ya no quería vivir. Lo siento.
—Está bien. ¿Entonces tienes la carta ahora?
—Puedo quemarla si prefieres. Puedes tomarte tu tiempo, no me desharé de ella hasta que me digas qué hacer. Así que puedes quedarte tranquilo.
—Agradezco que seas tan considerado —susurro, abrumado por una variedad de emociones desagradables.
¿Por qué tuvo que suceder algo así?
Cuelgo la llamada y me siento.
¿Una carta?