Cuando menos lo espero, alguien toca a la puerta. Sé que es Zared, que seguramente ha llegado. Dejo de mirar el teléfono que había estado utilizando para distraerme y me acerco a la puerta. A través de la mirilla, veo que es él y le abro. Incluso en un domingo, sigue siendo elegante y hermoso como siempre. Aunque ahora lleva ropa deportiva, lo cual me hace desearlo aún más. Verlo con esa ropa ajustada a su cuerpo, sus músculos, su cuerpo ejercitado... él es perfecto, como si hubiera sido creado por los ángeles.
Lo que menos espero es que se incline un poco y me bese tiernamente en la mejilla. Eso provoca que todos mis sentidos enloquezcan y que el calor suba a mis mejillas, pintándolas de carmesí. El efecto que Zared tiene sobre mí solo se intensifica con el tiempo en lugar de desaparecer, y en el fondo no quiero que desaparezca.
-Pasa, por favor. ¿Ya has almorzado? Mi madre preparó la comida recientemente, pero tuvo que salir de repente -le digo.
-Vale. No, no he comido, pero agradezco que me lo preguntes. ¿Has estado bien? -pregunta él.
-Sí... -respondo.
-Anastasia, aún tenemos una conversación pendiente. No he querido olvidar intencionalmente el asunto del día de ayer...
-He sido yo quien te pidió hablarlo después, así que no tienes que...
-Lo sé. Si ahora te pregunto si quieres estar en una relación conmigo...
-Te diría que sí, no tendría que pensarlo dos veces para darte una respuesta.
-Supongo que eso significa que ahora eres oficialmente mi novia. No te estoy dando el ejemplo, solo te lo estoy pidiendo. Quiero que salgamos juntos y nos conozcamos más, no solo estoy interesado en el bebé que llevas en tu vientre, también en ti. Porque te quiero mucho -señala y lo siento tan cerca de mí que me roba la respiración.
-Pues sí, por supuesto que quiero salir contigo y me parece genial que podamos conocernos mejor. Es lo mejor.
-Me gustas mucho -declara, aferrando mi rostro mientras me pierdo en sus hermosos ojos que me miran con admiración, su atención profunda que hace que mi cuerpo necesite un desfibrilador para volver a la vida.
Todos mis sentimientos son tan intensos en este momento, mi corazón late fuertemente en mi pecho. Que hable de esta manera, que sea tan sincero, me afecta de una manera buena.
Él me toma de la cintura y lo miro a los labios mientras él sonríe.
-Ahora que puedo expresarlo, desde la primera vez que te vi me pareciste un sujeto muy atractivo, y por esa razón me llamaste la atención y te estuve observando... Es increíble que ahora lo revele, en ese momento me fue imposible hacerlo...
-Así que eso era lo que no me podías decir. Aún recuerdo ese día como si fuera ayer, y me pareciste una niña muy tierna. No pensé nada más sobre ti, y eso me hace sentir bien, porque imagínate si me hubieras gustado... Hubiera sido una locura. Solo tenías trece años.
-Ahora que estamos hablando de eso, nunca había comido en un lugar como ese. Veníamos de bajos recursos y todavía estamos en esa situación, no tengo lujos. Pero tengo lo suficiente para vivir. Mi padre no era una buena persona y eso afectó a mi madre y a mí. Pero sin caer en una historia deprimente de mi vida, ese día lo cambiaste todo para mí. Me diste un momento diferente, a pesar de que las cosas no terminaron bien y a pesar de que sabía que no nos volveríamos a encontrar, soñaba con que eso sucediera. Y ahora nos volvimos a encontrar, es sorprendente cómo funciona la vida.
Todo es posible.
-Sí, todo puede pasar cuando menos lo esperas. Así que no debes ignorar la posibilidad de que algo bueno ocurra. Si hubiera sabido en ese momento el sufrimiento por el que estabas pasando, a pesar de conocerte solo ese día, habría hecho todo lo posible para ayudarte. Supongo que no estaba destinado a suceder de esa manera.
Él acaricia mi mejilla, es tan dulce conmigo que no quiero que deje de serlo.
-Yo también lo creo, Zared -admito y él sonríe.
-Entonces no nos quejemos. ¿Sabes qué? Ahora tengo un poco de hambre y creo que podrías darme algo de comida...
-Ven, tampoco he comido mucho -tomo su mano y nos dirigimos a la cocina-. Puedes sentarte en el taburete.
-Gracias.
Incluso Zared elogia la comida que hizo mi madre, asegurando que huele muy bien y tiene un sabor exquisito. Le doy toda la razón, es sabrosa y tiene un buen sabor.
-De nada. Me alegra que te guste.
Incluso la forma en que come está adornada por ciertos remilgos, lo cual lo hace ver aún más atractivo. ¿Es normal que alguien se vea tan guapo incluso mientras come? Él lo logra, es tan lindo.
-Por cierto, ¿alguna vez has querido hacer algo que te gusta pero no has podido por razones económicas?
-Sí, me gustaría ser repostera. Quiero abrir mi propio negocio, una pastelería...
-Es un gran sueño, nunca dejes de soñar. Pero me dijiste que estudiaste marketing en la universidad.
-Lo elegí porque no tenía otra opción, y al final no pude encontrar un trabajo relacionado. Así que fue inútil -admito.
Él parece pensativo. Me encantaría poder leer su mente y saber qué está pensando exactamente en este momento. No tengo ni idea. Pero él corrige la siguiente frase y la mejora, manteniendo los guiones largos en los diálogos y sin poner comillas. Asegurándose de mejorar la cohesión gramatical y estructural también.
Después de disfrutar de una comida increíble, Zared se ofreció a lavar los platos por mí. Me sentí un poco avergonzada de dejarlo hacerlo, pero insistió tanto que no pude hacer nada para hacerlo cambiar de opinión.
Ahora estamos los dos en el sofá, viendo la televisión, y siento que en cualquier momento pasará algo. Solo de pensarlo, no puedo evitar ponerme nerviosa de pies a cabeza.
- ¿No crees que deberíamos hacer esto más a menudo? - dice él y lo miro.
- ¿Te refieres a ver más televisión? - pregunto.
- Me refiero a estar juntos. Quiero empezar de manera diferente contigo y no estar tan distante. Sé que habrá momentos en los que tendremos que separarnos por el trabajo, pero quiero que sepas que te considero una prioridad en mi vida. Pasar tiempo contigo es esencial y me gustaría hacerlo de esta manera, viendo películas en casa o saliendo al cine, paseando y comiendo en otros lugares... Me refiero a todo eso. Deberíamos tener nuestra primera cita. ¿Qué te parece mañana?
- ¿No cuenta nuestra salida a Central Park como una cita? - pregunto.
- No, no lo había pensado, pero si tú crees que ha sido una cita, entonces está bien. Así que oficialmente ya hemos tenido nuestra primera cita ayer. ¿Te lo pasaste bien? - pregunta y me acerco a él, apoyando mi cabeza en su pecho.
- Mucho. A veces siento que todo es un sueño y no quiero despertar. No quiero que se acabe lo que estoy viviendo contigo - digo.
- Eso no va a pasar, te lo prometo - dice él, seguro de sus palabras, y confío en él.
- Entonces confiaré en eso, Zared.
- ¿Zared?
- Así te voy a llamar a partir de ahora - revelo, y él me da un beso en la frente.
Quiero quedarme así con él para siempre, sin preocupaciones y sin miedo. Pero mientras más equilibrio siento, más presiento que las cosas se pondrán complicadas en cualquier momento. No sé cuándo, pero sé que pasará.
Solo un nombre viene a mi mente: Leah.
Pero no tiene sentido, considerando que ella está muerta. Pero en mi cabeza parece lógico y me aterra.
- Leah - digo al separarme de su cuerpo. Él parece congelado al escucharme decir su nombre. Su expresión cambia por completo y puedo asegurar que lo he tomado por sorpresa. No debería haber dicho eso, pero simplemente se escapó de mis labios. Ya no puedo hacer nada para retractarme. Es imposible.
- ¿Por qué dices su nombre? ¿Acaso...?
- ¿Qué? Solo estaba pensando y pensé que era un nombre bonito, así podríamos llamar a nuestra hija.
- ¿Qué? No me gusta. No quiero que sea su nombre. No estoy de acuerdo.
- Está bien, no hay necesidad de que te pongas así. De todos modos, solo fue una sugerencia. Está entre las opciones, pero si no te gusta, lo descarto - invento.
No puedo imaginar cómo reaccionaría si le contara lo que pasó en Central Park mientras él estaba comprando algo. Seguramente se volvería loco. Algo realmente malo tuvo que haber pasado con esa chica para que no quiera hablar del asunto y se ponga así solo con mencionar su nombre.
No quiero involucrarme en eso. Pero si vamos a salir, de alguna manera debo saberlo. Es inevitable ponerme al corriente de eso.
- No, no es por algo malo, solo que no me parece agradable. No veo que sea una buena opción, eso es todo - señala, seguro de sí mismo.
No le creo. Sé que es por esa chica. Por eso está tan a la defensiva. Pero no puedo buscarlo hasta que conozca el contexto. Algo sumamente grave debe haber sucedido para que esté tan afectado. Me siento mal por eso.
- Está bien. Creo que deberíamos ver esa película. No parece tan mala. También puedo preparar palomitas de maíz para pasar el rato. No sé si te apetece.
- De acuerdo, iré por ellas - le aviso. En la cocina, me regaño a mí misma por ser tan idiota y mencionar ese nombre. No debí hacerlo, debo ser más cuidadosa a partir de ahora. Es un tema delicado que él no quiere discutir y no sé si estará listo para contarme en algún momento.
Debo entender que quiera guardar silencio en lugar de contarme cuando yo quiera. Aunque no fue intencional mencionar ese nombre, simplemente se me escapó.
Así es. No quise hacerlo. Bufo.
Las palomitas de maíz están listas rápidamente y las llevo en una bandeja. Después de eso, no hay mucha conversación entre nosotros. Zared se va de casa de una manera diferente a cómo llegó. Me siento culpable, todo estaba bien y yo lo arruiné con eso. Tal vez debería escribirle un mensaje y disculparme por haberlo puesto incómodo, para no volver a mencionar a Leah...