Mi madre no puede creer lo que le estoy diciendo y es comprensible porque le había dejado claro que yo estaba confundida, pero ahora de pronto siento esa necesidad de ser sincera y poder acercarme a Zared de otra manera. Aprovecharé, como ha dicho Sol, todo este tiempo que podré estar cerca suyo, para que me vea de otra forma... quiero convertirme en esa mujer que pueda atrapar su corazón así como él poco a poco está envolviendo el mío. Creo que después de todo, las cosas siempre suceden por algo, a veces puede ser un poco tonto pensar que las cosas están destinadas a ser, pero ahora todo tiene un poco más de sentido.
Siento que podríamos convertirnos en una pareja real y no es que esté fantaseando con la idea de ser felices para siempre, pero podemos tener un comienzo también.
—Vale. Pero tienes que pensar bien las cosas y hacer todo al pie de la letra. Digo, eres una mujer hermosa y podrás capturar su corazón, si eso es lo que quieres, pero que no sea demasiado obvio y lo más importante es que todo debe suceder con completa normalidad y naturalidad, esa es la magia del amor —me aconseja y sé que debería hacerlo así.
A veces me parece increíble que mi madre, a pesar de no haber tenido una buena relación con papá, sepa todo esto como si fuera una experta en el asunto, aunque no lo haya experimentado mucho.
...
El tiempo no tiene reversa y pasa muy rápido, apenas me di cuenta de que hace poco me enteré de mi embarazo y hoy estoy cumpliendo cinco meses de gestación. Desde entonces, algunas cosas han cambiado en mi vida, como la presencia de Zared en todo este proceso y su ayuda financiera. Mi madre ha dejado su trabajo en la pizzería y al parecer su bonita relación con esa persona que nunca me presentó se terminó por completo, y ahora mismo me comentó que surgieron algunos problemas entre ellos y hasta ahí llegó... todo es triste, pero ya encontrará a alguien mejor en su camino, todavía es joven y tendrá más oportunidades en el amor. Ahora, al dejar su trabajo en la pizzería, está buscando empleo en otro lugar.
No le recomiendo que vaya al hotel porque en realidad teníamos muchas cosas que hacer y siento que es un trabajo pesado para mi madre, ella debería trabajar en un lugar más liviano, tal vez como dependienta en algún sitio pequeño. Pero incluso ella todavía lo está pensando. Aunque le insisto en que no hay necesidad de buscar rápidamente un trabajo cuando la situación económica ha mejorado gracias a Zared.
Sí, le debemos mucho a él, que ha estado pendiente de nosotras. Pero hasta ahora, aún no se lleva a cabo la cena para que mamá y él se conozcan. Es que Zared ha tenido días muy ocupados y llenos de ajetreo, circunstancias que se lo han impedido. Pero justo hoy quedamos en hacerla.
—Mamá —la sorprendo devorándose un tarro entero de helado y ella atrapada solo es capaz de sonreírme con inocencia. No puedo creer que se esté comiendo todo mi helado, de hecho me lo trajo a mí y ahora es ella quien se lo está engullendo como si no hubiera mañana.
La miro entrecerrando los ojos. No puedo creer que esté haciendo eso.
—Bueno, lo siento mucho, pero se me antojó de pronto. Aunque todavía hay suficiente y no es como si me lo hubiera acabado todo. Ven aquí, y come un poco.
—No, no me apetece y solo venía a avisarte que voy a salir con Rebeca y Sol para comprar las cosas de la cena.
—¿Es que Sol también estará presente o solo se ha animado a acompañarlas para quererlo todo? Por cierto, pensé que seguía ocupada con todos los preparativos de su boda...
—No, bueno, lo está, pero según me ha comentado ya se está liberando un poco y no es que esté sola haciendo todo eso, tiene tres personas ayudando. Yo también tengo que preguntarle cuándo es que debo comenzar a hacer los postres. Claramente será una fecha cercana a ese día de la celebración. Ayer estuvimos hablando y surgió lo de la cena y se le ocurrió ir junto a nosotras, también quiere conocer a Rebeca.
—Entiendo. Me la saludas, y mucho cuidado por ahí —me desea y le envío un beso antes de irme de allí.
En poco tiempo estoy en el exterior, y el ruido de la ciudad se hace presente con fuerza, estoy acostumbrada a ello. Sol, en su nuevo auto, un regalo de Alex, me pasa a buscar. Abordo la parte trasera y me pongo el cinturón de seguridad. En poco tiempo le doy la dirección de Rebeca y ya hemos llegado.
Rebeca se sube y se sienta a mi lado. La abrazo.
—Qué bueno volver a verte.
—¿Eres Sol? Yo soy Rebeca, mucho gusto en conocerte —le dice y mi amiga se gira un poco antes de saludarla también.
—Así es, tenía muchas ganas de conocerte al fin... eres muy hermosa, mucho más en persona, y curiosamente, tu hermano es el jefe de mi prometido.
—Eso mismo me había comentado Anastasia. Sí, el mundo es un pañuelo —dice Rebeca acariciando su abdomen de seis meses de embarazo.
Sol también tiene seis meses, y yo cinco.
—Conozco un mercado en donde vamos a encontrar todo lo que necesitamos —nos dice Rebeca.
La verdad no tenía idea de que ella hubiera tenido que hacer las compras alguna vez, tenía la idea en mi mente de que, siendo una jovencita y la hermana de Zared, un hombre adinerado, no tendría que ir por su cuenta a comprar. Pero me equivoqué al pensar eso. Ella es diferente.
—¿Alguna vez has ido a ese mercado?
—La primera vez que salí a comprar junto a Daniel —menciona suspirando.
Y le sonrío.
No debe ser fácil todo lo que vivió. Debe ser terrible amar a una persona y que te apuñale el corazón de frente.
A pesar de que hay muchas personas en el mercado, logramos que nos atiendan rápidamente. Sin embargo, estoy disfrutando el paseo junto a Sol y Rebeca, quienes hacen todo más divertido. Es poco común ver a tres embarazadas juntas en el mercado. Me encantaría llenar el carrito con todo lo que se me antoje, pero recuerdo las restricciones impuestas por el doctor por mi propio bien y para mantener mi salud estable. Debo quitar de mi mente la idea de adquirir tarros de helado o galletas, ya que contienen grasas saturadas y azúcares dañinos para la salud de cualquier persona, especialmente para una embarazada.
—Oye, ahora que lo pienso, no me has dicho cuál es la comida favorita de tu hermano —le pregunto a Rebeca, mientras la tercera de nosotras revisa algunos fideos que de seguro va a comprar, ya que ha estado empeñada en comer muchos de esos.
—No, no te lo he dicho. Pero los camarones están descartados. Eso te hace daño. Y es comprensible. Así que debemos elegir algo más que no te haga daño... Mi hermano es muy exquisito, y otra cosa, no hagamos postres. No suele comer dulces, así que sería una pérdida de tiempo hacerlo —hace una mueca.
Suspiro.
—Bien. Supongo que solo nos enfocaremos en la comida.
—Podría ser pollo, me gusta de todas las formas. No lo sé... No me he puesto a pensar en eso. Pero un platillo con pollo suena como una buena idea, ¿no crees?
Me quedo pensativa y finalmente asiento con la cabeza, porque se me ha venido a la mente una receta que lleva pollo y no es tan complicada. Sí, no es tan difícil hacer el platillo, así que busco todo lo necesario y le doy indicaciones a Rebeca para que adquiera otros ingredientes y así terminar más rápido las compras. Vuelvo a pensar en el hecho de que Zared no le gustan los dulces, y eso me hace mucha gracia, ya que a mí me encanta prepararlos. ¿Se podría tomar eso como una señal? Pero qué tonta soy al pensar eso, ni siquiera tiene sentido.
Me quito ese pensamiento de la cabeza y continúo con mis cosas.
En poco tiempo terminamos de hacer las compras y, a pesar de que habíamos acordado solo ir al mercado, Sol tiene la gran idea de pasar por una tienda que vende cosas adorables para bebés. Aunque creo que ella ya tiene suficiente ropa para su bebé, insiste en tener más cada día. Y bueno... A mí también me atrae la idea, ya que revelarán el sexo de mi bebé esta semana en la cita. En la anterior no se dejó ver, así que ahora espero que se muestre más y pueda descubrir su sexo de una vez por todas.
Sol tendrá un niño finalmente, Rebeca una niña, y aún tengo la incógnita que quiero despejar para acabar con la intriga.
—Oigan, la otra vez estaba en una tienda que venden todo para niños y bebés y ay, una señora me miró mal, incluso me hizo un interrogatorio. Realmente odié que fuera tan entrometida y quisiera saber de todo, como si le tuviera que contar mi vida. Fue tan incómodo, de verdad. No tenía derecho a preguntar nada, pero lo hizo...
—¿En serio? —digo y Rebeca asiente con la cabeza.
Se nota que es una adolescente en la cara y eso no lo puede esconder. Es tan estúpido que en la actualidad sigan viendo con malos ojos a las adolescentes embarazadas, sin importar el motivo.
—Sí, y estoy segura de que son las mismas señoras que en su época trajeron al mundo a muchos niños siendo jóvenes. Es hipócrita de su parte hablar así. Solo te doy un consejo, Rebeca... No les hagas caso a los malos comentarios, eso evitará que te sientas aplastada por pensamientos negativos —dice Sol mirándola a través del espejo retrovisor.
Ella asiente.
—Lo tendré en cuenta. Gracias.
—De nada. Ahora vamos a olvidarnos de todas esas situaciones negativas y no pensar en nada de eso. Debes saber que en la vida este tipo de comentarios son normales, pero depende de cómo los tomemos. Olvidemos ese asunto, no vale la pena pensarlo. ¿Alguien quiere pasar por la tienda de batidos? Escuché que tienen muchos sabores. Así que vamos a comprar antes de que más personas se enteren y se acaben —dice alarmada, como si no comprar un batido fuera el fin del mundo.
Por supuesto, Rebeca levanta emocionada la mano, olvidando lo de la tienda de bebés. Yo voy hacia donde ellas vayan, al final Sol parece cambiar de decisión constantemente, y no sé si realmente iremos a la tienda donde venden cositas para bebés o a donde están vendiendo los batidos. A pesar de todo, no deja de ser una buena idea.
Después de un tiempo, llegamos al lugar donde varias personas hacen fila. Pensé que no habría tanta gente, pero me equivoqué. Tomando en cuenta que es el primer día de venta de los batidos, es comprensible que haya cola. Me parece extraño que Sol sepa sobre esta tienda nueva, ya que ha estado ocupada en sus cosas, pero todo lo relacionado con comida o consumo es importante para ella.