Capítulo 18
1883palabras
2024-02-17 04:18
- No puedo evitar estar impactada por la noticia, pero también me alegra mucho por ti. Nunca imaginé que mi hermanito estuviera esperando un hijo y un sobrino al mismo tiempo. Es algo muy raro. Además, eres una persona que me agrada mucho. También quiero agradecerte por permitirme pasar la noche en tu casa aquel día. Nunca lo olvidaré. Y quiero que sepas que también puedes contar conmigo para lo que necesites. Así que no dudes en acudir a mí si me necesitas. ¿Está claro?
- Sí, gracias - tomo su mano.
- Me da curiosidad saber cómo has logrado ocultar tu embarazo todos estos meses, sobre todo mientras trabajas en el hotel que pertenece a mi hermano. Ahora que lo pienso, todo tiene sentido. En lugar de ir a la compañía, pasabas más tiempo en el hotel. Sabía que estabas allí y, conociéndolo, sospechaba algo.

- Lo conoces muy bien. Aunque no debería sorprenderme, porque eres su hermana. Pero de verdad me vigilaba al punto de enterarse de mi embarazo poco después de que yo lo supiera. Pero a diferencia de lo que pensé alguna vez, no me reclamó ni me exigió que se lo confesara.
Ella da un sorbo a su bebida.
- Zared es realmente una persona encantadora y muy paciente. Aunque si yo hacía alguna travesura, me regañaba hasta que me daba miedo. Pero sabe tratar a los demás con cariño y es alguien admirable.
- Así es. Solo dos de mis compañeras en el hotel estaban al tanto de mi embarazo, y me ayudaron mucho. Se encargaban de las tareas más pesadas para que no me esforzara demasiado. Les estoy muy agradecida por todo lo que hicieron por mí.
- No tengo idea. Y para ser sincera, nunca he trabajado en mi vida. Pero no importa si mi familia es millonaria y puedo tener todo sin esfuerzo, quiero valerme por mí misma. Estoy haciendo planes para independizarme y trabajar. Ahora mismo no puedo hacerlo por mi edad y porque estoy embarazada, pero más adelante será posible.
- Eso será genial. Sé cómo se siente poder comprar todo lo que uno necesita con su propio dinero y no depender de nadie. Yo he tenido que trabajar casi siempre para ganar el sustento de la casa. Pero es reconfortante saber que lo he ganado con mi propio esfuerzo.

- Bueno, no creo que mi hermano te permita trabajar en el hotel ahora que estás embarazada. Deberías enfocarte en tu embarazo y nada más. Además, no necesitas preocuparte por el dinero.
- Eso no suena bien. No me gusta la idea de tener que comprar todo con el dinero de tu hermano. El hecho de que esté embarazada de él no quiere decir que deba considerarme su responsabilidad también.
- Entiendo lo que quieres decir. Nadie quiere ser una responsabilidad para nadie, pero Zared debe saber acerca de tu situación económica. Si no necesitaras el dinero, no serías una empleada más en ese hotel. Mi consejo es que dejes que mi hermano te ayude. No se quedará tranquilo hasta conseguirlo, y no importa cuántas veces te niegues, él puede ser muy terco y persistente.
Ella sabe más de él que yo, así que sabe de lo que habla.

- Supongo que no puedo hacer nada al respecto - suspiro.
- Exacto. ¿Me has dicho que vives con tu mamá?
- Sí, desde la muerte de mi papá, hemos sido mi mamá y yo solas. Ella también trabaja. Actualmente es repartidora de pizzas.
- Entiendo. ¿Cuál es la posición y opinión de tu madre en cuanto a tu embarazo y toda esta situación repentina?
- Obviamente, al principio le pareció repentino, como era de esperarse, pero rápidamente me hizo saber que cuenta con su apoyo. Siempre me insistió en que debía decirle a Zared sobre mi embarazo antes de que sea demasiado tarde. También tengo una amiga llamada Sol, y ella me aconsejó lo mismo. Es curioso que ella también esté embarazada.
- ¿De verdad? En ese caso, las tres podríamos salir algún día. Imagínate, tres chicas embarazadas... Es algo loco, pero lo digo en el buen sentido de la palabra. No es algo que se vea todos los días.
- Sí, es bastante inusual. Y la coincidencia no termina ahí. Mi amiga Sol es la prometida de Alexander, un chico que trabaja con tu hermano. Ambos son arquitectos. De hecho, Zared fue el mentor de su prometido.
- Vaya, el mundo es un pañuelo - río.
- Sí, mientras se lo contaba también me parecía todo muy extraño. Pero así es. ¿No crees que deberíamos regresar a casa? Estoy un poco cansada.
- Sí, yo también lo estoy. Ahora que tú y mi hermano son... Bueno, en realidad no sé cómo decirlo, su relación es un poco confusa, le exigiré una explicación. Todo este tiempo ha mantenido en secreto lo que pasó contigo. Aunque no me deba decir nada, igual quiero saberlo de él.
- Sí, entiendo. Pero Zared ya sabía de nuestro encuentro hoy. Le avisé y...
- ¡Eso no se vale! - me reclama en broma, y solo ríos.
- Tenía que asegurarme, lo siento - susurro, y ella suspira hondo.
Luego pagamos la cuenta y nos despedimos. Ha sido un día diferente, increíble.
¿Quién me está llamando ahora? Es Sol.
P.O.V. Zared
Voy en el auto con Camilo, quien está un poco parlanchín, más de lo que me gustaría. Parece querer saber absolutamente todo sobre Anastasia.
—¿No crees que ya viene siendo tiempo de que sientes cabeza y finalmente te cases con alguien? Samantha definitivamente no era una buena opción para ti, pero ahora ha llegado Anastasia y ella parece ser diferente, además están a la espera de un bebé. No hay mucho en qué pensar. Solo debes tomar la decisión, eh —señala.
—No, todavía tengo mucho en qué pensar. No te digo que ella sea mala. Pero no me voy a casar solo porque está embarazada, eso sería demasiado estúpido. Así que no haré eso —expreso.
—Bien, pero puedes darte la oportunidad de conocerla un poco mejor, de hecho aprovechar el tiempo que van a estar juntos, porque ahora se van a ver a menudo. Eso te va a dar la oportunidad de poder saber cómo es ella.
—Supongo, pero esa no es la intención, ni el objetivo. Está embarazada, pero no siento estar enamorado de ella... —le digo, más mentiroso no puedo ser.
En el fondo sí siento algo por ella, pero por alguna razón, no soy capaz de admitirlo. No puedo decirle eso. Además, todos estamos haciendo confuso para asegurar que realmente me siento atraído hacia ella, puede ser cualquier cosa menos eso.
—Incluso si no quieres tener una relación amorosa con ella, es importante que la conozcas. Al final será la madre de tu hijo, ¿no crees eso? —expulsa y asiento en la conducción.
Es justo en este momento cuando odio que haya dejado su auto, entonces no tendría que estar aguantando todo lo que dice, aunque sé que tiene una buena intención detrás de sus palabras.
—Vale. Sé que lo haces con la mejor intención del mundo y realmente tienes razón al decir que debo conocerla más, pero en cuanto a lo otro no... Me gusta pensar que si las cosas están destinadas a ser, sucederán... y si no es así, no tiene que llegar a forzarse, para que sean una realidad. Es lo que yo creo.
—Bien, y lo respeto. Anastasia me pareció una chica interesante cuando le hice la entrevista, eh... Tiene cualidades que ahora son difíciles de encontrar en alguien.
—Lo sé.
—¿De verdad? Oye, felicidades porque vas a ser papá.
—Ya me lo has dicho en incontables ocasiones, supongo que ahora solo lo haces para molestarme —susurro y él sonríe —. Sí, definitivamente lo sigues haciendo, porque me quieres ver molesto, pero en realidad no lo vas a conseguir. En el fondo, me alegro por esto, quiero un hijo, espero que sea un varón, eso sería genial.
—¿Qué? Apuesto a que será una niña y se va a parecer a Anastasia. Ella es realmente hermosa. ¿No te has dado cuenta de...
—Basta, deja de hablar así de ella —le pido.
Y él se ríe.
—Supongo que debo tomar esto como una escena tuya en la que estás celoso y estoy halagando su belleza, nada más. Después dices que no tienes interés en ella más allá de ayudar con el bebé porque es tu responsabilidad también. Creo que me estás engañando o simplemente no te das cuenta de que sientes algo más por ella. ¿Por qué no aceptas de una vez por todas que pensar demasiado en Anastasia te hizo darte cuenta de que Samantha no era para ti? No es tan difícil hacerlo.
—Camilo, a veces odio que me conozcas tan bien. Solo necesito tiempo para comprenderlo. Pero la relación con Samantha no estaba funcionando y tuve que terminarla. Ella era la que no se quería dar cuenta de que ya no daría igual entre nosotros. Anastasia no tuvo nada que ver en eso.
—Entiendo. Solo digo lo que se me atraviesa en la mente. Me quedo por aquí, nada tan distraído que ya me has pasado de largo —se queja con diversión.
—¿Y ahora soy el distraído? No has parado de hablar. Adiós.
—Nos vemos.
Cuando se va, siento paz. Ya no tendré la voz de mi conciencia a mi lado, así es Camilo cuando actúa como consejero. Sé que lo hace por mi bien, o al menos creo que se preocupa, pero ya es demasiado.
Finalmente he llegado a casa. Puedo entrar y ver a mi hermana. Me alegra verla. Ella me abraza, pero luego se separa y se cruza de brazos delante de mí, como si buscara hacerme entender que está molesta por alguna razón. No sé qué intenta decirme.
—Oye, estuve hablando hoy con Anastasia y me contó todo. No entiendo por qué te lo callaste. Ahora entiendo por qué ese día actuaste de manera extraña cuando mencioné su nombre, todo tiene sentido ahora —señala y encogí de hombros.
—¿Qué quieres que te diga? No voy a andar contándote cosas privadas, Rebeca. ¿Estás bien?
—Sí, lo estoy.
—Vale. Traje pizza.
—¡Gracias! —exclama ruidosamente y casi me arrebata la caja de pizza de las manos, con eso seguro se le olvidará el asunto de Anastasia.
—De nada. Me iré a duchar —aviso.
Después de tomar esa ducha, no sé por qué siento la necesidad de llamar a Anastasia y saber cómo está, a pesar de haber hablado con ella esta mañana. ¿De dónde nace esta urgencia por llamarla?
No lo sé.
Justo cuando pienso en llamarla, su nombre ilumina la pantalla y mi corazón late fuerte. ¿Por qué me está pasando esto?
—Anastasia...
—Hola. ¿Recuerdas que dijiste que podía llamarte esta noche? Bueno, solo quería hablar contigo —expresa con dulzura, su voz es melodía para mí.
¿Será que Camilo tiene razón?
Sacudo la cabeza.
—Sí, acabo de llegar del trabajo y puedo hablar contigo tranquilamente. ¿Cómo estás?
—Bien, desde la mañana todo ha cambiado. Ya no tengo que preocuparme por mi bebé. Una vez más, gracias. Por cierto, de pronto me ha surgido la curiosidad por esa pulsera que me regalaste aquel día. Todavía la conservo y me intriga saber...
—Solo es una pulsera —digo rápidamente.