Capítulo 14
1399palabras
2024-02-17 03:18
Todavía sigo sintiéndome estupefacta y verdaderamente agradecida con la vida por haber facilitado esta situación. Es por eso que ahora puedo quitarme un gran peso de encima, ya que me sentía realmente asustada. Ahora puedo mirar a Zared a los ojos y sentirme segura a su lado.
Zaredtoma mis manos y me pierdo en el gesto, transmitiendo un poco de cariño con mi expresión.
—No tienes que preocuparte por nada, yo te voy a apoyar y estaré contigo en este momento porque eres importante para mí. Es normal que hayas tenido miedo de decírmelo, pero soy consciente de que no eres responsable de esta situación. No solo eso, también voy a tomar partido y estaré presente en todo esto. Es lo que quiero hacer —declara.

—Sinceramente, no estaba segura de decírtelo porque había muchas cosas en las que pensé. Sé que eres una persona muy ocupada y, a diferencia de mí, tu importancia es increíble en este mundo en el que los medios de comunicación no tardarían en escribir cualquier cosa sobre ti con tal de vender. Quiero decir, hay diferentes factores en los que me perdí y además de eso, el miedo también empeoraba todo.
—No, no tienes que pensar en nada de eso. Si bien es cierto que si la prensa obtiene esta información no tardaría en regarse por todos los medios, no tienes por qué sentirte amenazada por ello. Puedo encargarme de eso y tú simplemente debes estar tranquila. Ven aquí —dice mientras me abraza.
Nunca antes había necesitado tanto un abrazo de alguien, pero en sus brazos encuentro la calma y también siento algo diferente. Es verdaderamente mágico todo lo que me hace sentir en este momento y agradezco enormemente que Zared esté aquí conmigo. Ya no me siento sola, parece que todo está en su lugar nuevamente. Después de todo, las cosas vuelven a donde pertenecen.
Aun así, aún queda algo de duda en mí. Parece que no ha quedado lo suficientemente claro.
—Yo... Hoy estaba pensando en dejar mi renuncia al gerente Braxton, justo antes de que aparecieras tú —le digo y él suspira.
—Lo sé, estamos a punto de revelarle que estás embarazada y es precisamente eso lo que quiero discutir contigo, Anastasia. Te pido que no le cuentes a nadie en el hotel sobre tu embarazo, especialmente si me involucra a mí, porque podría ocasionar un revuelo —me expresa.

—Ya se lo he tenido que decir a dos de mis compañeras, María y Sandra. Están al corriente de mi embarazo, pero nunca les he revelado quién es el padre, así que puedes estar tranquilo. Además, confío en ellas.
Estoy segura de que María y Sandra son buenas personas y nunca dirían algo que me pueda perjudicar, pero la expresión en el rostro de Zared me deja claro que no debo confiar en cualquier persona. No está convencido de que algo así se pueda mantener en secreto. Realmente no era mi intención hacerlo sentir inquieto por esto.
Él suspira profundamente y baja la cabeza, observando nuestros dedos entrelazados. Los aleteos en mi estómago persisten. No entiendo qué está pasando conmigo, pero la realidad es que no quiero darme cuenta de que estoy empezando a sentirme más atraída por Zared de lo que debería.
—¿María y Sandra son las chicas con las que sueles hacer actividades dentro del hotel? —pregunta Zared, a lo que yo simplemente asiento con la cabeza.

Sí, ellas son.
—Sí, en realidad son buenas personas y no quiero que lo que he dicho ahora les afecte. Estoy segura de que no dirán nada. Además, todo lo que han hecho durante este tiempo ha sido apoyarme antes de que tuviera que hacer menos actividad aquí. Ellas se estaban encargando de hacer mi trabajo, porque sabían que era riesgoso por mi estado. Ese es otro punto que quiero tocar, les agradezco mucho todo.
—¿Crees que voy a hacer algo contra Sandra y María? Ya verás lo que haré —emite sonriendo. Aunque no me dice de qué se trata, puedo estar tranquila de que nada malo será, su sonrisa me lo dice todo y simplemente decido confiar en ello.
—Bien, entonces no tengo de qué preocuparme —emito.
—No, así es. Todavía sigo un poco molesto por el hecho de que continuaras trabajando demasiado. No importa si me estás diciendo que ellas durante todo este tiempo han facilitado esta carga de trabajo, de todos modos no tenías que estar aquí haciendo nada. Me alegra que por fin las cosas puedan quedar claras entre nosotros y que ya no haya secretos.
—Lo siento, soy consciente de que todo este tiempo actué mal, pero como ya te mencioné, tenía miedo de decirte y de dejarte las cosas claras. Ser sincera con alguien nunca antes me había causado tanto temor, y contigo ha sido así. Además, te veía distante, me siento indiferente contigo. Tal vez no deba esperar un trato especial de tu parte, y ahora tampoco debería ser así.
Se me queda mirando y niega con la cabeza, no está de acuerdo con mis palabras. Es lo que pienso antes de que comience a hablar de nuevo. Él parece estar en desacuerdo.
—No, no deberías pensar así. Ahora eres importante para mí más que antes. De hecho, quiero disculparme por haber actuado un poco indiferente y despectivo contigo estos días. Lo siento, Anastasia.
—Yo...
—No tienes que hacer nada... ¿de acuerdo? Solo debes aceptar mis disculpas y quedarte tranquila, porque todo estará bien. Los problemas económicos no deberían ser un problema para ti. Tengo el poder financiero suficiente para que no tengas la necesidad de trabajar. Te daré todo lo que necesitas, Anastasia —me dice con la mejor intención, consciente de que solo quiere que yo esté estable.
No estoy de acuerdo en que me facilite las cosas así, como si todo eso me lo quisiera dar solo porque llevo a su bebé en mi vientre. No me siento cómoda recibiendo todo así, por lo que me veo en la obligación de oponerme a lo que está diciendo.
—Primeramente, hay que pensar en varias cuestiones. No te estoy pidiendo que te ocupes de mí. En realidad, solo quiero ayuda para el bebé que espero, y tu parte, porque yo también...
—No, de ninguna manera. Sé lo que me vas a decir. Si lo que quieres es trabajar en otro lugar para poder ganar dinero y así contribuir con los gastos, pues no, por supuesto no estoy de acuerdo con eso y no quiero que trabajes de ninguna manera. Así que será mejor que dejes de insistir, y dejes de lado ese tema, porque no vas a lograr nada y no harás que cambie de opinión. ¿De acuerdo? —expresa y yo suspiro hondo.
—De hecho, estoy al corriente de que no debería trabajar en mi estado, pero no quiero que te ocupes de mis gastos personales en caso de que...
—¿Es que no me has escuchado decir que el dinero no es un problema para mí? Sí, me voy a ocupar del bebé y también de ti, porque eres la madre, y no más objeciones. Esa es mi última palabra. Espero que lo respetes. Eh —señala y suspiro.
Ni modo.
—Zared, he traído conmigo una ecografía. No sé si quieras verla...
—Por supuesto que quiero mirarla.
Dejando las inseguridades de un lado, consigo la ecografía dentro de la mochila y se la entrego. Él la toma entre sus manos y se queda mirándola. Es una escena que no estaba construida en mi cabeza, pero ahora está sucediendo.
—Tampoco entendí muy bien al principio, pero ahora logro comprender que esa pequeña manchita es nuestro bebé...
Él se queda pensativo sobre ello y asiente. ¿Entendió lo que le quise decir o solo confirmó con la cabeza por hacerlo nada más? Parece muy centrado en ello, como si le hablara pero igual no me prestará atención.
—Vaya, es impresionante cómo puede entender un doctor todo esto. Me pasó lo mismo cuando mi hermana me enseñó la ecografía. Por cierto, avísame si quieres que te acompañe a la próxima cita con el médico.
—¿De verdad lo harías si te lo pido?
—¿Por qué no lo haría? Después de todo, se trata de mi bebé también. Te prometo que estaré contigo, solo tienes que avisarme con anticipación. Incluso si tengo pendientes para ese día, los cancelaré todos.
Me sonríe y siento que me derrito.
Amo que ahora esté siendo dulce conmigo.