Capítulo 64
1526palabras
2022-10-26 00:01
Nate llevaba varias horas sentado en la sala de espera de la UCI, había pocas personas alrededor, pero eso no alivió su ansiedad; su pie golpeaba el suelo rítmicamente mientras jugueteaba con el anillo de platino de su mano izquierda.
Desde que se rompió el brazo cuando tenía seis años, odiaba los hospitales y ese olor a muerte, como él lo llamaba.
Aquella vez vio a su primer muerto, la ambulancia había traído a un hombre que recibió un disparo y Nate fue testigo de su muerte.

Pero eso había sido hace mucho tiempo.
Así que trató de alejar ese recuerdo de su mente.
Los médicos y enfermeras pasaban por la sala de espera de vez en cuando, y cada vez que pasa uno con su traje blanco y azul, Nate se levantaba de su asiento para preguntar por su madre, y así lo volvió a hacer cuando vio a una enfermera de mediana edad saliendo de su habitación.
"Disculpe, ¿cómo está la Sra. Karen Hill?", preguntó.
"Todavía sigue inconsciente, pero va a estar bien", respondió la enfermera, era lo mismo que le había dicho el resto del personal del hospital un millón de veces, pero aun así, Nate necesitaba asegurarse de que su madre seguía bien.
Respecto a su padre, sabía que no iba a sobrevivir.

No necesitaba que los médicos se lo dijeran, Nate estaba seguro.
De repente, vio que se abrió la puerta de la UCI y un doctor salió y se acercó a él.
"Sr. Hill, hicimos todo lo posible por salvar a su padre, pero lamento informarle que acaba de fallecer", el médico confirmó lo que Nate ya había adivinado, su padre estaba muerto.
Phil había sido asesinado, y ahora se había ido para siempre.

Este era un hecho con el que tendría que aprender a vivir de ahora en adelante.
Había sido un gran padre, quizá muy estricto, pero aun así siempre le demostró su amor, Nate suspiró profundamente mientras pensaba en ello y pasaba sus dedos por su cabello. Ahora su madre era la única familia que le quedaba.
Su madre y Leila, se corrigió de inmediato.
Esperó una hora más con la esperanza de que a su madre le dieran de alta del hospital, pero los médicos decidieron que pasara aquí toda la noche.
Después de salir de allí, Nate fue a la estación de policía, lo llamaron diciendo que tenían noticias.
Justo después de que Nate tomara asiento en la oficina del inspector de policía, el hombre le informó: "Las huellas dactilares del arma homicida del asesinato de su padre coinciden 100 % con las de Bob Greece".
"Dame un minuto", le dijo al inspector. Nate trató de mantener la compostura y la cabeza fría, y llamó a Leila, pero ella no contestó, así que le dejó tres mensajes, pidiéndole que le devolviera la llamada.
Al hombre le preocupaba que su esposa se sintiera culpable por lo sucedido.
Él no culpaba a Leila, tenía muy claro que ella no tuvo la culpa de nada, una cosa era el c*brón de Bob, y otra su hija, Leila; eran dos personas completamente diferentes para Nate.
Además, Leila era su mujer, su esposa.
Lily acudió a la comisaría a prestar su declaración, y repitió lo que había dicho antes, alegando que su esposo había sido quien mató al padre de Nate.
"Lo siento, Nate", le dijo ella cuando se quedaron a solas, después de que llamaran al inspector por otro caso.
"No culpo a nadie más que al asesino", respondió Nate, todavía sin poder creer del todo que Bob hubiera asesinado a su padre; esa historia no sonaba convincente para él, no podía entender por qué Bob lo mataría, no veía ninguna razón.
"Gracias", susurró Lily.
"De nada. ¿Tienes alguna idea de dónde podría estar Bob ahora?", le preguntó el hombre.
"Acabo de decirle a la policía que me llamó, está en el extranjero junto con Leila", respondió ella.
"¿Leila? Creo que estás confundida", Nate frunció el ceño, no podía creer lo que había escuchado; Lily le debió haber entendido mal a Bob, o estaba mintiendo, su esposa no era ese tipo de persona. Conocía bien a Leila y estaba totalmente seguro de que nunca lo abandonaría de esa manera.
Sin embargo, no entendía por qué Lily mentiría, ¿qué ganaría con ello?
"Te estoy diciendo la verdad", insistió ella, y luego golpeó a Nate en su punto débil: "Leila nunca te amó, sabes que se casó contigo solo por dinero".
Nate se levantó de su asiento, negándose a creer esas palabras: "¡Basta! ¡No sé qué estás tratando de hacer, pero no funcionará conmigo!" Pero no podía mentirse a sí mismo, la duda ya se había plantado en su mente y su corazón, y se extendió rápidamente como una enfermedad contagiosa.
De repente, sonó su móvil.
Era el director financiero del Grupo Hill, el Sr. Sean Leahy, quien le informó que alguien había robado 5 millones de libras de la cuenta de la empresa y las transfirió a una cuenta en el extranjero.
"Rastreamos a la persona. Nate, te enviaré por correo electrónico la firma que estaba en las órdenes de transferencia del dinero", añadió Sean. El hombre esperó, y aunque en realidad no le importaba el dinero, cuando recibió el correo electrónico, se sintió enfermo.
Había sido traicionado una vez más, luego apretó los puños mirando el nombre y la firma que había en la pantalla de su teléfono; eran los de Leila, parecía que Lily estaba diciendo la verdad.
Leila se había casado con él por dinero, y la mujer que tanto amaba nunca lo amó a él.
**
Thomas caminaba de un lado a otro dentro de su apartamento mientras hacía una llamada, estaba muy enojado con esa rubia.
"Hola, Thomas", por fin contestó ella, esta era la tercera vez que la llamaba; la línea siempre sonaba ocupada, pero ahora lo iba a escuchar.
"¿Cómo te atreves a lastimar a Leila? Prometiste que solo te desharías del hijo de Nate, prometiste que sería mía, pero ella terminó saltando por un acantilado. ¡Podría haber muerto!", le gritó Thomas a Selena, quien apartó el teléfono de su oreja, sin entender por qué estaba haciendo tanto alboroto.
"¡Oye, oye!", lo detuvo y le gritó: "¡Cálmate, cariño! No murió, sigue vivita y coleando, todo está bien". Selena se arrepentía de haberle prometido que la dejaría viva, no podía dejar de pensar en que debió haber matado a esa p*rra ella misma; quizá algún día lo haría, se animó riéndose entre dientes.
"Ella está viva, pero también el bebé", dijo Thomas; el hombre no parecía estar contento con eso, y ella tampoco. ¡Tanto la p*rra como su bebé deberían estar muertos!
"¿Qué? ¡Tiene que morir! ¡No lo quiero vivo!", gritó la bailarina de ballet. Thomas no podía entender cómo esta mujer podía ser tan elegante, delicada y emocional en el escenario, pero tan brutal, malvada y despiadada en la vida real.
"¡No!, ya no es necesario. Leila perdió la memoria, así que yo seré el padre de ese bebé", la refutó él.
Thomas no estaba feliz con el hecho de que el bebé hubiera sobrevivido, pero tampoco estaba de acuerdo con matarlo en primer lugar; eso fue idea de Selena, y aunque al principio había accedido, ya no podía obligarse a repetirlo, ¡el niño viviría!
"¿Y si recupera la memoria?", se quejó Selena con preocupación.
"Las probabilidades de que eso suceda son muy bajas, Leila tenía una lesión cerebral vieja, y este golpe la empeoró. Me iré con ella a los Estados Unidos y su nombre de ahora en adelante será Alaia Evans", explicó Thomas mientras observaba la nueva tarjeta de identidad en sus manos, había pagado una fortuna por ella a un falsificador.
Después de colgar la llamada con Thomas, una sonrisa retorcida se dibujó en el rostro de Selena; Nate y Leila eran historia y ahora él la odiaría para siempre; el padre de Leila había asesinado a su padre y ella le había robado dinero. Selena dejó escapar una carcajada llena de satisfacción.
"¡Sean, brindo por ti y tu ayuda!", exclamó con la copa de champán en la mano, celebrando su victoria.
El director financiero de Nate fue de gran ayuda, el hombre odiaba a Leila, creía que podría poner en peligro su influencia en el Grupo Hill; Sean tenía miedo de perder su trabajo, pensaba que la p*rra lo reemplazaría, Nate incluso había confiado tanto en su esposa que le dio autorización para manejar la cuenta de la empresa.
Esto hizo que Sean se volviera loco; además, el dinero de Thomas también fue un buen incentivo.
Como Selena estaba regodeándose en su victoria reciente, no escuchó los pasos detrás de ella.
"He hecho todo tal y como me lo pediste", dijo una voz; aunque odiaba a esa mujer, la necesitaba como aliada.
"¡Bien hecho! Después de abandonarme durante décadas, por fin actuaste como una buena madre. Ja, ja, ja...", Selena se echó a reír sin siquiera darse la vuelta.
No soportaba ver a la mujer que la había parido.
Esa risa hizo erizar la piel a Lily, y le provocó un escalofrío que se extendió por todo su cuerpo.