Capítulo 25
1770palabras
2022-09-29 22:35
"Vamos a París", le respondió Sam a Nate con un tono desafiante. "Esa ciudad en verdad le gusta a Leila y allí podremos ser felices", añadió, tratando de arrastrar a la chica con él, pero el otro hombre también se aferró a ella con fuerza y no la dejó mover.
Leila se sentía molesta, estaba en medio de las peleas de estos dos hombres, que creían tener algún estúpido derecho sobre ella, como si todavía estuvieran en la época medieval. ¡Ella no era una cosa y obviamente no le pertenecía a nadie!
"¿En serio el heredero del Grupo Binley quiere robarse la esposa de otro hombre? Veamos si hay algún reportero por aquí, quiero ver la reacción de tu madre cuando lea los titulares mañana", le respondió Nate con tono burlón.

Después de escucharlo, Sam miró nerviosamente a su alrededor; Nate había encontrado su punto débil, porque él siempre obedecía a lo que le decía su madre.
Al ver al otro hombre distraído, Nate aprovechó el momento y atrajo a Leila hacia su pecho.
Sin embargo, cuando Sam vio que no había ningún reportero al acecho, se acercó a ellos y estiró el brazo para volver a agarrar a la chica, pero de repente, Nate se lanzó contra él y lo golpeó directamente en el rostro.
Un potente gancho de derecha impactó justo en su mandíbula, haciendo que Sam se tambaleara antes de caer al suelo.
Cuando lo vio sangrando, Leila corrió hacia él, que estaba tirado en el suelo, sacó unos pañuelos de papel de su diminuto bolso blanco y se agachó; sostenía su ancho y largo vestido de novia mientras trataba de limpiar la sangre de la cara de Sam y se aseguraba de que estaba bien.
Sin embargo, Nate tiró de ella para que se pusiera de pie y no le permitió hacerlo.

"¿Estás loco?", le gritó Leila, al tiempo que intentaba liberarse de su agarre.
Sam se sacudió el polvo de su traje, se limpió la sangre, y observó cómo Nate arrastraba a Leila hasta su coche.
"¡No tenías que lastimar a Sam!", continuó gritando ella enojada después de entrar con Nate a su coche, pero él solo cerró los ojos sin decir ni una palabra.
"Sam es mi amigo, un buen amigo", insistió la chica, que se molestó aún más por el silencio de Nate; este hombre no se sentía arrepentido por haber golpeado a Sam. ¡Era un idiota arrogante y violento!

Al escuchar a Leila mencionando a Sam una y otra vez, la furia de Nate se disparó, abrió los ojos y la miró; era momento de mostrarle quién mandaba.
Al segundo siguiente, la comenzó a besar con locura, mordiendo sus labios con fuerza, mientras su lengua daba vueltas sin descanso dentro de su boca, como un castigo por atreverse a decir el nombre de otro hombre.
Leila se quedó sin aliento, al tiempo que pensaba en que este hombre terminaría acabando con ella; le parecía que cualquier intento por resistirse a él era un esfuerzo inútil. Dejó que sus manos exploraran sus suaves curvas, recibió con su piel las yemas de sus dedos, y se escuchó a sí misma gemir contra sus labios.
Ella acercó al hombre a su cuerpo con sus manos, en verdad quería más y Nate sabía exactamente cómo dárselo.
Nate dejó de besarla para preguntarle: "¿Entonces lo que quieres es que te f*lle aquí mismo?", estaba mirando sus ojos fijamente y con sus labios apenas separados de los de ella.
Tenía la mano alrededor de sus hombros, y sus dedos rozaron suavemente la piel de su cuello, haciendo que Leila se estremeciera.
"¡Suéltame!", gritó la chica quitándose su mano de encima y empujando a Nate lejos de ella, ahora estaba ruborizada y avergonzada; y él, por su parte, se echó hacia atrás con una sonrisa burlona. Leila se dio cuenta de que Nate quería mostrar que tenía el control de la situación, ¡el b*stardo quería hacerla sentir humillada!
"¡B*stardo! ¡Salvaje! ¡Idiota!", le lanzó todos los insultos que se le ocurrieron.
"¡Te reto a que lo repitas! ¡Repítelo, si eres tan valiente!", la amenazó Nate, así que cerró la boca de inmediato, temerosa de que él hiciera algo más que besarla.
El hombre volvió a cerrar los ojos, tratando de recordar las palabras que había dicho Leila antes.
Ella le dijo a Sam exactamente: "¡Sí, me casé con él por dinero! ¡No amo a Nate!". No podía dejar de pensar en esas palabras con los puños apretados.
Nate no sabía porque esperaba algo diferente, le había ofrecido dinero y ella lo aceptó, este matrimonio era solo un negocio para ella. Obviamente, ¿qué más podría ser?
Cuando el coche se detuvo frente al chalet de Nate, Leila estaba a punto de abrir la puerta y salir sin decirle nada a él; todavía estaba enojada por haberla irrespetado con la insinuación de que lo hicieran en el auto y en público.
Sin embargo, Nate la detuvo, agarrando la parte superior de su brazo con fuerza, como una tenaza.
Leila se dio la vuelta y lo miró de frente: "¿Qué?"
Él tampoco dijo nada, solo apretó más su agarre, parecía que el imbécil también estaba enojado, pero Leila no entendía por qué, todo esto era solo un juego para él.
"Me estás lastimando", gritó, tratando de liberar su brazo del agarre de Nate, quien la soltó al escucharla gritar.
"Los invitados ya están llegando para cenar. ¡Prepárate para la fiesta!", exclamó él con frialdad.
"Vale", respondió ella antes de escabullirse del coche, ni siquiera se detuvo a preguntar nada sobre la fiesta o los invitados; no le importaba, no era su fiesta ni tampoco sus invitados.
Alice estacionó su coche y siguió a Leila y Nate dentro del chalet; había observado el momento en que Nate arrastró a su amiga dentro de su auto y pudo notar que estaba muy enojado y celoso.
Leila estaba encantada con la compañía de su amiga, así que le pidió que se quedara a cenar y para la fiesta.
"¿Nate organizó una fiesta para celebrar el matrimonio?", Leila miró a Alice, sorprendida por su absurda pregunta.
"No lo creo, se supone que la boda sería un secreto y no se haría pública", respondió Leila, sin saber por qué su amiga le había hecho esa pregunta tan extraña, ella sabía que este matrimonio era solo un negocio por un contrato que tenía con Nate.
Sí, tuvieron s*xo y ella perdió su virginidad con él, pero no creía que eso significara algo para ese imbécil.
Entonces Alice sonrió con entusiasmo: "¡Puede ser que Nate haya cambiado de opinión y ahora quiera contarle al mundo quién es la nueva Sra. Hill!", aunque no había malas intenciones en sus palabras, el corazón de Leila se contrajo de dolor al escucharla.
"Deja de decir tonterías", respondió la chica con timidez, ¡Nate nunca haría eso!, no era tan importante para él como para que hiciera algo así.
Leila subió las escaleras con Alice mientras pensaba que no le importaba en absoluto a Nate; de todos modos, ella no era Selena.
Las chicas charlaron y revisaron todo el armario mientras admiraban la ropa nueva de Leila, Nate lo había llenado con muchas piezas de diseñador; luego, eligieron un vestido de gala de color plateado para Leila y uno dorado para Alice, creían que la fiesta sería un evento formal.
Sin embargo, cuando las chicas bajaron las escaleras, se dieron cuenta de que estaban vestidas muy formales para la ocasión; había un montón de mujeres sexys bailando con los hombres que estaban allí.
Leila escaneó el lugar hasta ver a Nate, que estaba sentado en el sofá con dos chicas en su regazo, Iván también estaba a su lado, hablando con otras dos; todas las mujeres del lugar, exceptuando a Leila y Alice, usaban faldas demasiado cortas y ajustadas.
Además, en medio de la habitación había unas cuantas strippers bailando en frente de Nate e Iván; Alice miró al guardaespaldas y Leila a su esposo, pero ninguno de los dos siquiera se volvió para mirarlas.
"¡M*ldito b*stardo!", le susurró Leila a Alice, ¿cómo se le ocurría organizar una fiesta como esta el mismo día de su boda?, ¿no podía controlarse al menos por un día?; la chica supuso que este era solo otro de sus trucos sucios para hacerla enojar.
Alice entendió todo lo que su amiga estaba pensando sin que le dijera ni una palabra.
Entonces le susurró a Leila riéndose a carcajadas, como si fuera la cosa más divertida: "Yo digo que si quieren fiesta, ¡entonces démosle una de verdad! ¡Tanto a tu querido esposo como a su padrino!"
Leila levantó la barbilla y le respondió a Alice mientras se encontraba con la mirada burlona de Nate: "¡Oh, sí, este tipo de fiestas son mis favoritas!" Durante el tiempo que estuvo en París, solo asistió a una fiesta o dos, porque estaba centrada en sus estudios, pero ahora las cosas eran diferentes y había llegado el momento de relajarse.
"¡Traje algunas bebidas!", dijo Alice, al tiempo que le entregaba algunas copas, luego se tomaron de un trago las primeras dos antes de empezar a bailar.
Aunque sus vestidos de gala eran muy formales, eso no fue un impedimento para bailar y atraer las miradas de muchos hombres.
Poco tiempo después, varios chicos atractivos se acercaron y comenzaron a bailar a su alrededor, tratando de seducirlas; Alice y Leila los miraron con sus mejores sonrisas y no dejaron de responder a ninguna de sus preguntas tontas mientras coqueteaban como locas.
Nate e Iván no podían dejar de observar esta escena frente a sus ojos, ni siquiera las strippers, que seguían bailando en sus narices, podían distraerlos.
Tenían los ojos fijos en esas dos chicas sexys que bailaban salvajemente en la sala de estar de Nate; él solo pensaba en matar a esos hombres y tomar a Leila en sus brazos, ¡él era el único que podía bailar con ella!
La sangre de Nate le hervía por dentro mientras pensaba que esa mujer era su esposa, así que debía hacer algo.
Sin embargo, Iván se le adelantó, y se lanzó a golpear a un hombre que había puesto su brazo alrededor de la cintura de Alice; Leila observó esta escena confundida, y luego vio a Iván arrastrando a Alice hacia la salida, y en ese momento quiso ayudar a su amiga.
Pero antes de que pudiera hacer algo, alguien también la atrapó a ella, y cuando se dio la vuelta, vio un rostro muy enojado.
"Nate", espetó Leila.
"Leila", respondió él antes de levantarla, echarla sobre su hombro y subir las escaleras junto con ella.