Capítulo 17
1700palabras
2022-09-28 16:00
La propuesta inesperada de Nate hizo sobresaltar a Leila, haciéndola temblar y estremecerse, la idea espantosa de que él había relacionado a Lucinda Greece con Leila, la marimacho, la perseguía; sin embargo, nadie había logrado reconocerla sin su disfraz, así que estaba segura de que él tampoco.
Este Nate caballeroso casi le había hecho olvidar a ese c*brón arrogante de días atrás y que llevaba el mismo nombre.
Sin embargo, e incluso a pesar de su gentileza, su comportamiento todavía la desconcertaba, ¡¿cómo era posible que quisiera casarse con ella?!

Leila no creía que un hombre pudiera desarrollar sentimientos tan rápido por alguien, ¿entonces por qué le propuso matrimonio?, ¿tenía algo que ver con la alianza comercial?
Mientras lo observaba, seguía sin poder creerlo.
Quizá su interés era verdadero, pero aún así, era j*didamente pronto para una propuesta así.
"Hmm, Sr. Hill, pero solo nos hemos visto un par de veces, no puede estar hablando en serio", dijo ella con voz tímida y risa incómoda, y apartó su mirada, sabiendo que se había sonrojado; y como todavía estaba tocando ligeramente sus hombros con sus manos, dio un paso atrás.
Sin embargo, Nate la siguió y dio un paso hacia adelante.
"Srta. Greece", él exclamó estas palabras con una sonrisa maliciosa, lo cual perturbó y asustó a todas las mariposas que antes estaba revoloteando en su estómago: "Parece que tienes mala memoria, porque ya nos habíamos conocido antes. ¿Acaso necesitas que te lo recuerde?"; la pregunta de Nate sonó como una amenaza encubierta.

¿De qué estaba hablando?, se preguntó Leila.
"¿Cuándo?", dijo la chica con una sonrisa que tenía un dejo de pánico y un toque de curiosidad.
Entonces Nate levantó las manos, la tomó y la atrajo hacia él, presionando su cuerpo contra el de ella; sus pechos suaves y turgentes rozaron su sólido pecho, y antes de que pudiera decir algo, ya la estaba besando apasionadamente.
Las palmas de Leila aterrizaron sobre sus hombros tratando de alejarlo.

Nate sintió este movimiento y una sonrisa se dibujó contra sus labios, luego hizo el beso más profundo y apretó a Leila con más fuerza; el delgado cuerpo de la chica se tambaleó hacia atrás bajo su dulce asalto, y un gemido se escapó de su garganta.
Los labios de ambos se fundieron, convirtiéndose en uno, mientras sus lenguas chocaban entre sí en una lucha por imponerse; de repente, Nate deslizó sus manos y acarició todas sus partes, haciéndola gemir con más fuerza con cada movimiento de su lengua.
Leila lo sintió caminar de espaldas hacia la cama, pero ya estaba completamente disuelta entre sus manos; se dio cuenta de que lo deseaba, y fue imposible encontrar la voluntad para detenerlo.
Sin embargo, parecía que Nate sí tenía la voluntad que a ella le hacía falta, porque rompió el beso justo en el momento en que se iba a sentar sobre la cama: "¿Ahora lo recuerdas?"; la chica se sintió derrotada y avergonzada por su sumisión, así que rápidamente se levantó de la cama.
Entonces intentó hablar con el rostro ruborizado: "Sr. Hill...".
Pero en ese momento, los labios del hombre la atacaron una vez más, frotándose contra los suyos con una actitud un poco más salvaje. Nate nunca la había presionado con tanta fuerza, era como si realmente quisiera devorarla por completo; sus labios tenían el dulce sabor de la miel, y su cuerpo se sentía sublime bajo sus manos inquietas.
Cuando estaba tan cerca de ella, él se sentía como un volcán a punto de estallar.
Al principio, Nate no tenía la intención de terminar en la cama, pero así fue, la empujó hacia abajo y se colocó encima de ella de inmediato.
De repente, el terror ante la idea de que Nate lo supiera hizo que desapareciera ese momento de debilidad y rendición que había tenido; entonces comenzó a luchar contra sus besos, tratando de liberarse de sus manos traviesas.
Sin embargo, Nate no abandonó su juego ni en lo más mínimo, sino que la siguió besando con locura y exigiendo más, pero luego se detuvo, sujetó sus manos y la mantuvo inmóvil.
"Entonces, ¿cómo se siente ser engañada, Srta. Leila Swift?, ¿o prefieres que te llame Lucinda Greece?", su voz suave y tierna se volvió fría y burlona de repente mientras la miraba fijamente.
En ese momento, Leila se dio cuenta de que el Nate imbécil y arrogante había regresado.
"No sé de qué estás hablando. ¡Déjame ir, ya no quiero estar aquí!", la chica se enojó, se negaba a admitir que había sido descubierta, y luchó para liberarse de su fuerte agarre, pero Nate la tenía atrapada de forma implacable contra el colchón.
"No irás a ninguna parte", dijo él mientras bajaba la cabeza y acercaba sus labios al borde de su oreja; ella sintió su cálido aliento acariciando la delicada piel de su cuello en el momento en que habló: "¿Creíste que podrías engañarme, besarme en ese bar, seducirme, y luego tratar de casarte conmigo para conseguir mi fortuna?"
Nate la vio maldecir mientras seguía luchando en su contra. "¡Eres un idiota arrogante!", gritó Leila, ofendida por sus acusaciones: "¡Casarme contigo es lo último que haría en mi vida! ¿Quién te crees? ¡No quiero ser tu m*ldita esposa y no quiero tu asqueroso dinero! ¡Suéltame, b*stardo!"
Sin embargo, todo su esfuerzo fue en vano, él la tenía sujetada y estaba decidido a no dejarla ir.
"Parece que has olvidado algo, cariño, ¡tenemos un contrato y te casarás conmigo! Me importa una m*erda si lo quieres o no, ¡necesitas mi dinero!", exclamó él con calma mientras se levantaba de la cama y la arrastraba a ella detrás de él.
"¡Idiota, prefiero morir antes que casarme contigo!", gritó Leila, arreglándose la falda acampanada.
"Bien, sal de aquí ahora", Nate respiró profundo antes de hablar, ya estaba harto de esta chica, que lo excitaba como ninguna otra mujer antes, así que necesitaba calmarse.
Al verlo caminando hacia la sala de estar, Leila decidió que no lo escucharía.
Así que lo siguió, quería hacerlo entrar en razón, o al menos intentarlo.
"¿Podemos negociar como dos socios?", Leila se puso en su papel de empresaria, esperando que el hombre adoptara la misma actitud; Nate, por su parte, tomó una botella de vino, dos copas, y sirvió una para cada uno.
"Claro, ¿por qué no?", respondió Nate mientras la miraba y le entregaba una copa de vino; la chica se llenó de esperanza, pero antes de poder decir algo, él añadió: "Me gustan las negociaciones. Escucha, puedo saldar todas las deudas de tu empresa si a cambio haces algo por mí".
Leila no era estúpida, y al ver esa sonrisa pícara de nuevo en sus labios, se preparó para lo que vendría a continuación.
"¿Qué cosa?", preguntó ella.
"Mmm, tengamos s*xo esta noche", respondió Nate con mucha tranquilidad.
La chica tomó un sorbo de vino, haciendo un gran esfuerzo por reprimir su ira.
Luego caminó hacia él con una sonrisa dulce y seductora aunque hervía por dentro: "¿En serio?, ¿lo único que tengo que hacer es pasar una noche contigo y entonces ayudarás a mi empresa?" 
"Sí, tengamos s*xo, ya debes haberlo hecho unas cuantas veces antes", añadió, sin darse cuenta de que la estaba ofendiendo cada vez más.
"¿Quién demonios piensa que soy?", se preguntó Leila, y supuso que quizá este era el tipo de mujer a la que él estaba acostumbrado.
Si él pensaba así, le demostraría que ella era una mujer diferente.
Entonces arrojó el vino de su copa directamente en la cara de Nate con un rápido movimiento de su mano y exclamó: "¡No soy tu p*ta!" De inmediato, salió corriendo de la sala de estar, atravesó la puerta de la suite y entró en el ascensor; esta vez, por fortuna, no había ningún guardaespaldas esperando para detenerla.
Nate sonrió mientras la observaba irse, tomó un pañuelo de papel, secó el vino y se limpió la cara.
Ayer por la mañana, cuando su madre le pidió que asistiera al baile de caridad para conocer a Lucinda Greece, accedió por hacerle un favor a sus padres, ¡no era gran cosa para él conocer a una chica!, no sería la primera ni la última.
Sin embargo, cuando la vio por primera vez, su belleza lo dejó anonadado, tenía una cara muy bonita y un cuerpo hermoso; y aunque su cuerpo, en cierto modo, le parecía familiar, no podía saber a qué se debía. Nate la vio hablando con algunos hombres y sonriendo de forma sugerente.
Pensó que debía ser solo otra cazafortunas.
Pero cuando la observó mejor, le recordó a Leila, Lucinda le recordaba a esa chica, pero no podía ser ella; aún así, la duda quedó plantada en su mente.
Y después de que sus padres le presentaran a la adorable Srta. Lucinda Greece, lo único en lo que pudo pensar fue en esa duda, en Leila y Lucinda, ¿acaso eran la misma m*ldita chica?
La invitó a bailar, observó sus labios, sus ojos y su rostro, y se le parecieron a los de Leila, luego olió su aroma, observó su forma de hablar, de caminar, de sonreír y gesticular, y finalmente vio la marca de nacimiento de Leila, ese pequeño lunar que tenía detrás de la oreja derecha. Sin embargo, Lucinda Greece era mucho mejor que Leila Swift.
Nate ahora estaba seguro y muy enojado.
Leila nunca apareció en su fiesta de compromiso, lo que lo hizo quedar en ridículo a él y a toda su familia; no iba a olvidarlo y menos a perdonarla.
Nate trató de encontrarla, pero no pudo, era como si la chica se hubiera desvanecido en el aire, hasta que la vio de nuevo en el baile de caridad.
Finalmente había encontrado a Leila, pero esta vez con otra identidad, ¡qué mujer tan intrigante! Pero a este hombre no le gustaba perder el tiempo, así que Nate se propuso un nuevo plan, manteniendo en secreto que había descubierto a la chica.
¡La haría pagar!
Hoy había sido el primer día, el comienzo de su venganza.
"¡Esta vez no escaparás de mí, Leila Swift!", dijo él mientras tomaba un trago de vino y observaba el cielo nocturno y lluvioso a través de la ventana.