Capítulo 79
1501palabras
2022-08-15 00:00
Laurel pudo llegar hasta el ascensor con dificultad, pero lo logró. Ella abrió la puerta con su llave y se dispuso a ayudar a Gregary para que entrara en la habitación.
Seguidamente, cerró la puerta y gritó. "¡Marta, ven y ayúdame!", dijo.
Sin embargo, notó que la habitación estaba muy tranquila y no había señales de que  Martha se encontrara. 

Pero había una nota puesta sobre la mesa.
Así, poco después de que Laurel se fuera, Martha fue requerida con urgencia en el bar. Había un asunto urgente por resolver y por tal razón tuvo que salir. 
Martha intentó avisarle a su amiga, pero la llamó cuando el teléfono de Laurel cayó al suelo y se rompió. En vista de que no podía comunicarse, optó por dejar una nota e irse.
Laurel entonces guardó la nota y jadeó lamentándose.
Por su parte, Gregary era un hombre demasiado pesado. No fue nada fácil traerlo a casa.
Sentía que su cabello se hallaba empapado de sudor, y eso la incomodaba. 

Todo lo ocurrido fue muy arriesgado, pues si esas personas la hubieran descubierto poniendo a salvo a Gregary, definitivamente le habrían disparado. 
Ahora que recordaba cómo Gregary la sometió, eso la hacía sentir muy molesta. 
Entonces, ¿por qué debería estar preocupada por él? ¡Si esas personas lo hubieran matado, ella sin duda estaría libre de él y podría hacer lo que quisiera en el futuro!
La mujer se palmeó la mejilla con mucha indignación y luego le dio un empujón a Gregary sin sentir una carga de tristeza. "Oye, ¿te despertaste? ¿No recuerdas que hace un momento me amenazaste? ¡Levántate de una buena vez!"

Pero en ese momento, Gregary no tenía nada de fuerzas para poder defenderse.
Su rostro irradiaba una palidez como la de un papel, además respiraba con intermitencia y no escuchaba nada, por lo que parecería un muerto.
¿Un hombre muerto?, pensó y se llenó de inquietud.
Sin embargo, haber tenido esa idea la sorprendió,
Se dio cuenta que él representaba una persona que de alguna manera había tocado su corazón y nunca imaginó que se fuera a morir tan repentinamente. 
De inmediato tragó saliva, denotando un gran nerviosismo, extendió la mano y colocó su dedo debajo de las fosas nasales de Gregary. 
¡Gracias a Dios! ¡Todavía está respirando!, precisó, y la calma ganó sitio en su cuerpo.
"¡Me asustaste!", y diciendo esto Laurel lo abofeteó dos veces.
Probablemente, producto de los movimientos que hizo en el forcejeo, sus heridas se complicaron.
Gregary recobró la conciencia brevemente, pero el dolor que sentía se intensificó, y al ver  a Laurel, respiró aliviado, pero volvió a caer en coma.
Él colocó la cabeza sobre el cuerpo de la mujer, y todo el peso recayó sobre ella. Ahora Laurel estaba muy incómoda por eso.
Inmediatamente ella replicó de muy mal humor: "¡Oye! Gregary, ¿tú estás fingiendo? ¿O solo has querido vengarte de mí?", interrogó.
Pero no importaban los regaños, el hombre simplemente no reaccionaba.
"¡Acaso lo que hago por ti te lo debo de la vida pasada!"
Solo entonces ella se dio cuenta de que su camisa oscura, sobre su pecho, se encontraba mojada.
Estaba pegajosa y empapada cuando la tocó; por supuesto, se trataba de sangre...
La sorpresa la colmó y su corazón comenzó a latir con rapidez. 
Ella procedió a quitarle el abrigo negro y vio que él tenía una herida punzante cerca del hombro izquierdo.
La sangre todavía brotaba de la herida, por lo que pensó que ¡si ella no detenía el sangrado de inmediato seguro que él moriría!
Pero un problema más serio se hizo presente. ¡Y tenía que ver con el tipo de sangre de este hombre!
Él era hemofílico como Ansel, y por lo tanto, tenía dificultad para que el sangrado se detuviera...
¡Estaban j*didos!, sin duda, y aún así representaba una situación que debía enfrentar.
Ella no se demoró en tomar una decisión y quiso llamar a Butler Lee a toda prisa, ¡pero su teléfono celular estaba roto y no podía comunicarse!
¿Qué era lo que debería hacer ahora?
Se le ocurrió que Gregary podía tener su celular y rebuscó en sus bolsillos, pero el teléfono solo se podía desbloquear con una contraseña.
Además, era una contraseña doble. Pedía su huella dactilar, y también una contraseña numérica.
"¿Por qué diablos le pusiste tantas contraseñas a este teléfono?", se interrogó preocupada.
Laurel estaba tan ansiosa que se agarró de sus cabellos. Luego procedió a sacar el botiquín de primeros auxilios que guardaba en su casa, limpió la herida y le dio una cura simple de primeros auxilios.
Después buscó los zapatos y se los puso, y rauda salió a la calle. 
Había pensado usar el teléfono público para hacer una llamada de emergencia y luego se escondería al costado de la carretera para esperar la ambulancia.
Sin embargo, antes de que la ambulancia llegara, un auto negro se detuvo frente a ella.
Miró aturdida y vio que se trataba de Butler Lee, quien se bajaba del asiento delantero. Luego abrió la puerta de los asientos traseros.
Inesperadamente, Julie y Ansel salieron agarrados de la mano.
Laurel tenía un aspecto lamentable. Ella llevaba ropa sucia y estaba sentada en cuclillas en la esquina de la calle como una indigente. 
Butler Lee la miró e ignor, puesto que imaginó  que fuera Laurel.
Pero Ansel si reconoció a su madre a primera vista. Él soltó la mano de Julie y corrió hacia ella, preguntando con ansiedad: "Mami, ¿por qué estás sentada aquí?"
Laurel se quedó mirándolos aturdida y se le olvidó cómo responder. "¿Por qué estás aquí?", repitió.
"¡Tía Laurel!", exclamó Julie con dulzura: "Quería visitarte y jugar con Ansel, ¡así que le pedí a Sr. Lee que nos trajera a tu casa!"
"¿Señorita Laurel? ¿Por qué está aquí en la calle?", preguntó Butler Lee cerrando la puerta del auto y mirándola en estado de shock.
Laurel vio a Julie y pensó en Gregary, que seguía tirado en su casa corriendo un inminente riesgo. Entonces sintió un nudo en su corazón.
No podía dejar que Julie viera a su padre herido. Si llegó a saber que había sufrido una lesión tan grave, definitivamente se pondría muy nerviosa. 
"¡Mami, vamos y entremos! ¿Llevemos a Julie a nuestro nuevo hogar!"
Al mirar a su madre confundida, Ansel solo pensó que se había sorprendida de verlo, por lo que sonrió.
Butler Lee puso atención en Laurel y le preguntó: "Señorita Laurel, ¿dónde está el joven amo?"
"¿Joven amo?" Laurel tenía el cuerpo paralizado y sus ojos se abrieron en estado de shock. Y en lugar de responder, preguntó: "¿Cómo usted sabe que él está en mi casa?"
Butler Lee sonrió y le explicó: "El joven amo debió irse de viaje de negocios por unos días, pero regresó hoy. ¡Y tan pronto como se enteró de que te mudaste de casa, vino a buscarte!"
Butler Lee pensó que pelearon y que él echó a Laurel de la casa.
Tras escucharla, su expresión cambió con rapidez.
Vaya, a Gregary lo persiguieron porque vino a buscarla. 
Pero a ella no podía importarle nada más. Se levantó bruscamente y agarró por el brazo a Butler Lee. Se hizo a un lado y le dijo: "Sr. Lee, tengo que decirle algo! ¡Venga conmigo!"
Al ver la expresión cargada de pánico de Laurel, Butler Lee se puso nervioso. "¿Qué está pasando? ¿Pasó algo?"
"¡Butler Lee!", trató de decir Laurel, quien estaba tan alterada que estuvo a punto de llorar. "¡A Gregary le dispararon!", dijo al fin.
"¿Qué?", se espantó Butler Lee cuya expresión cambió drásticamente. Pero cuando pensó que se encontraba con Julie, se calmó.
"Suba a verlo. Yo no sé qué hacer", dijo Laurel sintiéndose perdida.
"¡No te preocupes, yo me encargaré!", resolvió diligente.
Él fue la única persona que se quedó con Gregary durante más tiempo. Y en un corto período, resolvió los entresijos del asunto.
¿Acaso esas personas fueron incapaces de tomar una decisión oportuna?
Butler Lee de inmediato llamó a Nelson White y dispuso que el conductor llevara a Julie de regreso al castillo.
En cuanto a Ansel, Butler Lee no quiso que el pequeño se asustara, así que le consultó a Laurel si ella quería que él también fuera al castillo.
Laurel lo pensó por un momento y terminó aceptando la propuesta, luego de pensar en la condición de Gregary.
"Ansel, puedes irte con Julie a su casa por un rato a jugar, ¿de acuerdo?", dijo.
Ansel cambió a una expresión tensa y preguntó con duda: "Mami, ¿qué fue lo que pasó?"
Laurel endureció los labios, por lo que se veía algo seria; "Te lo contaré todo más tarde. ¡Vete a casa con Julie!", indicó.
"¡Entonces tú también deberías ponerte a salvo!", respondió el niño.
"Lo haré. Ansel, pero por favor, compórtate y sé obediente. ¡No te pongas a correr cuando llegues a la casa de Julie!", dijo la madre en un tono preocupada.
"¡De acuerdo!", dijo Ansel, quien sospechaba que algo debía haber pasado y, en este momento, no tenía por qué agobiarla.