La cara de Laurel Kelly se ruborizó, y desde una expresión tensa dijo alterada: "¿Tú no crees que es mejor dejar de hablar todo el tiempo del mismo tema?"
Él se dio cuenta que la vergüenza se había apoderado del rostro de la chica, por lo que dedujo que había mal interpretado sus palabras.
Gregary Stewart hizo un gesto que alcanzó a cambiar las formas de sus cejas, y dijo enseguida: "¿Qué es lo que piensas? ¿Será, acaso, en sexo?"
¿Por qué esta chica es tan adorable?, fue lo que vino a la mente a Gregary mientras la contemplaba.
Él no resistía las ganas que tenía de abrazarla y de darle un beso. Pero este era un lugar público, por lo cual no se adecuaba para tales manifestaciones de amor.
"¿Tú no quisiste decir...", dijo ella en forma inconclusa al darse cuenta de que había malinterpretado sus palabras, Por esta razón, ella inmediatamente guardó silencio. Aún así imploró por hallar un lugar sosegado donde acudir y esconderse para evitar cualquier situación engorrosa.
Gregary elevó la mirada y se fijó en ella. Y acercándose, le susurró: "¡No creas que yo no puedo responder a tus deseos, pues veo que estás impaciente! ¡Pero vamos a ver primero cómo te desempeñas!"
Luego de decir todo aquello, se encaminó al laboratorio de sangre.
Sin embargo, Laurel, le palmeó la mejilla como una expresión de cariño, y al instante ella se sintió incómoda consigo misma al ver exhibida su debilidad frente a este hombre.
Se consideraba una mujer adulta, y madre de un niño, pero, ¿por qué caía en su provocación y después cedía tan fácilmente?
¿Será que él solo quiere ver cómo ella reaccionaría? No obstante, ¡eso la hacía actuar de manera desesperada!
Los médicos del hospital eran especialistas en extraer sangre. Pero antes que intervinieran a Gregary, varios guardaespaldas entraron primero, y a ellos les siguió un hombre muy bien parecido que se distinguía por sus anteojos de montura dorada y un fino traje gris que evidentemente estaba confeccionado a la medida.
Este hombre le pareció un poco familiar; sin embargo, no podía recordar muy bien dónde lo había visto.
Por su parte, las manos del médico comenzaron a temblar de miedo al mirar la escena. Y no hizo otra cosa que alarmarse: "¿Quién es usted? ¡Esto es un hospital! ¡Tú no puedes estar perdiendo el tiempo aquí!"
El tono de la voz de Nelson White, aunado a su sonrisa, que era como una suave brisa que disipaba el calor, se instaló en el salón.
Él se sentó precisamente al lado de la mesa de pruebas, y ordenó: "¡Sáquenlo de aquí! ¡Díganle a él lo que debe y no decir en situaciones en las que se necesita profesionalismo!".
"¡Sí, señor!", respondió inmediatamente el guardaespaldas, e "invitó" al médico para que abandonara la sala.
Fue así, mientras salía, que una idea cruzó por la mente del médico. Él estaba completamente conmocionado y se había quedado boquiabierto, pues todo su ser ahora indescriptiblemente se colmó de emoción. "Nelson... ¿Nelson White?", preguntó al seguir avanzando hacia afuera: "¡Tú eres el profesor de genética más joven de la ciudad! ¿Eres tú?".
Era evidente la admiración que el médico profesaba hacia Nelson.
Vaya, él nunca esperó encontrarse, en una situación como esta, a quien consideraba su ídolo. Por eso gritó con ardiente emoción: "¡Ah! Profesor White, yo me declaro su admirador. ¡Por favor, podría darme un autógrafo! ¡Regáleme su firma, por favor!"
Nelson lo miró, levantó su dedo señalándolo, y dijo: "¡Shh! A mí no me gusta que me molesten cuando estoy trabajando. ¡Cállate! ¿De acuerdo?"
"¡Bien, bien!", dijo aceptando el regaño por parte de quien él consideraba su ídolo. Se sentía impresionado por haberlo tratado personalmente, aunque Nelson en voz baja seguía ordenando que saliera, por lo que el médico de inmediato siguió al guardaespaldas hacia afuera con satisfacción.
En Ciudad B, todos sabían que Nelson, era un brillante profesional perteneciente a la familia White, y que mantenía una relación muy cercana con Gregary. Entre los cuatro profesionales conocidos de la capital, dos de ellos tenían innumerables mujeres detrás, pero solo Gregary y Nelson no andaban con ninguna mujer. Sin embargo, a puertas cerradas, se decía que ambos se profesaban amor mutuamente.
Ellos no necesitaba de mujeres, solo querían mantener una promesa convenida previamente entre ambos.
¡Dios mío, qué emoción!
Sin embargo, a Nelson lo sacudió la sonrisa que tan miserablemente se desprendía del rostro del doctor.
Lo mejor sería que se pusiera a trabajar cuanto antes, debido a que el negocio de Gregary era muy importante y no debía perder tiempo.
En ese instante la puerta se abrió de nuevo y Nelson no tuvo que reparar en quién había entrado, por lo que dijo: "Gregary, ahora estoy ocupado haciendo la prueba. ¡Los resultados no los tendré tan rápido a la mano! ¡Hay que esperar!"
Tras escucharlo, Gregary avanzó y se sentó a su lado. Comenzó a mirar los movimientos de las manos de Nelson. Y no dijo ninguna palabra, pues sus ojos profundos solo estaban llenos de una gran seriedad y de un pensamiento profundo.
Sin embargo, Nelson observó que algo estaba mal con Gregary. Giró hacia él, que estaba a su lado, y dijo quejándose: "Gregary, yo me encontraba dando clases cuando apareció tu guardaespaldas y entró para traerme hasta aquí. ¿No crees que mis alumnos hayan quedado impresionados y muy confundidos? ¿No sabes que esta situación los dejó tan intrigados y asustados? ¿Acaso tú no sabes cuál es tu tipo de sangre? ¿Por qué razón tienes que hacerte una prueba de nuevo? ¡Creo, en verdad que esto es completamente innecesario!", exclamó.
"¡Es que su hijo tiene el mismo tipo de sangre que tengo yo!", dijo Gregary.
"¿Qué dices? ¿A quién te refieres? ¿Acaso tienes otro hijo?", preguntó alarmado.
"Según tengo entendido tú no tienes mujer, y ni siquiera estás cerca de ellas... Pero creo que no es cierto lo que dicen. ¡Tú solo juegas con nosotros!"
Entonces Gregary clavó su mirada fría en él y lo amenazó: "¿Veo que tienes demasiado tiempo libre últimamente", dijo y remató: ¿Acaso lo que quieres es irte al desierto para disfrutar de tu vida?"
Estas palabras hicieron que Nelson se rindiera de inmediato. "¡Está bien, está bien!", dijo aceptando la situación. Y cedió: "¿Qué diablos quieres preguntar?"
"¿Qué tan alta sería la probabilidad de que este niño tuviera el mismo tipo de sangre que yo? ¿Eso no es hereditario?", interrogó el hombre.
Si de asuntos serios se trata, entonces Nelson entendió que debía responder acorde con esta exigencia. Por esta razón, dijo con suficiente gravedad: "¡Es muy pequeño, incluso sería menos probable si lo comparamos con la colisión del planeta Marte con la Tierra! Sabes, desde que tu hija Julie nació, hemos estado buscando en secreto durante años a personas que pudieran tener el mismo tipo de sangre que ella. ¿Pero cuál ha sido el resultado?", preguntó sin dar una respuesta.
"Entonces, ¿cómo explicarías que el tipo de sangre que tiene este niño sea exactamente igual al mío? ¡Y además, es muy parecido al de Julie!", expresó con mucha inquietud.
En efecto, para mayor exactitud, la sangre de Gregary estaba compuesta de un elemento invisible y otro sin nombre. Por su parte, la sangre de Julie no contenía el elemento sin nombre o no identificado, solo poseía el invisible.
"Eso, definitivamente, resultaba fácil de explicar. ¡Sucede que Julie es una niña, y este elemento presente en la sangre solo es transmisible por medio de la herencia del cromosoma Y!", dijo Nelson con sapiencia científica.
Seguidamente, y en forma sorpresiva, Nelson preguntó sin reparos: "Gregary, ¿este niño no es tu hijo? ¿Tú estás seguro de eso?"
Gregary se sintió extraño, al mismo tiempo, experimentó un dejo de tristeza. "¿Yo no debería ser el primero en saber si tengo un hijo, o no?", se interrogó desde lo más profundo de su ser.
Él solo había dormido con mujeres apenas dos veces. La primera vez que se acostó con ella la otra fue cuando tuvo a Julie y la siguiente fue muy recientemente. ¡Y si tuviera un hijo, sin duda que sería imposible que fuera de esta edad!
"¡Entonces! ¿Cómo puedes estar seguro? ¡Lo más probables es que sea una variación genética. ¡Aunque no podemos descartar esta posibilidad! ¡Tú y este pequeño niño, al parecer, están muy emparentados! Ahora, dijiste... que tú, como presidente de la familia Stewart, te acostaste con la madre de este niño por nada. ¿Cómo te sientes después de eso?", dijo Nelson queriendo ridiculizarlo con sus conclusiones.
Al escucharlo, Gregary no tuvo otra reacción que exhibir una larga y significativa sonrisa, y aún así respondió: "¡Es que, ciertamente, no está mal!"
"..." Nelson estaba abrumado por la forma en que Gregary reaccionó. Pero ¿cómo se atrevía a responderle así? ¡Acaso no sintió vergüenza por actuar de tal manera!
"¡En relación al tratamiento de Ansel, quiero que te encargues personalmente! ¡Recuerda, este es un asunto que requiere que se mantenga en total secreto!", dijo Gregary tomando el control de la situación.
"¡Sí, sí, claro que lo sé!", y tras anunciar este acuerdo el rostro de Nelson recobró de nuevo su habitual seriedad.
Si alguien más tuviera acceso a esta información, seguramente a este pequeño niño lo llevarían a ser examinado.
De pronto la imagen de un diminuto rostro ocupó su mente. Y el chico, algo molesto, poso las manos en su cintura, mientras que sus grandes y brillantes ojos azules miraban con profunda atención a Gregary.
Debía ser porque todavía era un niño, pero al enojarse, los ojos azules de Ansel no alcanzaban a ser tan profundos como los de Gregary.
Aún así a este hombre no le importaba que tan azul pudieran ser los ojos de Ansel, porque lo que ahora sí tenía claro era que los tipos de sangre eran idénticos.
No sabía por cuál razón, pero el solo hecho de pensar que había otra persona con el mismo tipo de sangre y características que él, lo hizo reflexionar.
Entonces una ola de calor recorrió el interior de su cuerpo, y su corazón posteriormente se doblegó y se volvió muy suave.
Gregary poseía una buena salud. De manera que, después de terminar con la transfusión de sangre, él hizo planes para regresar a la sede de su empresa.
Finalmente, la sangre que manaba de la frente de Ansel se detuvo. Pero él estaba en un estado muy delicado y débil por haber perdido mucha sangre. Seguramente, le tomaría un largo tiempo poder despertarse y recobrar sus fuerzas.
Por su parte, Laurel se hallaba completamente desconsolada, y mientras se mantenía de pie junto a la cama del hospital, miraba el rostro pálido que tenía su hijo.
En verdad, este niño durante todos sus años ha sido un chico sensato. Y esta condición que caracterizaba a su hijo la colmaba de una angustia indescriptible.
Como él era un niño sin padre conocido, nadie podía imaginar cuánto ha tenido que soportar por ser menospreciado y, cuánto dolor había tenido que sufrir al lado de su madre.
Al pensar insistentemente en todo lo que rodeaba la vida de ella y la de su pequeño hijo, las lágrimas se le desprendían sin control.
Gregary, sin embargo, tenía la intención de llevarse a Laurel con él, pero al ver cómo lloraba y que su sentimiento de madre era una gran manifestación de amor, su corazón se ablandó.
"Quédate aquí",dijo de manera condescendiente. "Espera hasta que Ansel despierte. ¡Y cuando lo haga, búscame en el castillo! ¡No vayas a huir! ¡Recuerda muy bien lo que me prometiste!"