Capítulo 42
738palabras
2022-07-20 15:03
"¿Ah sí? ¿Y qué escuela es esa?" Después de cambiarse los zapatos, Laurel tomó la tarjeta y la miró, pensando al principio que era un simple folleto.
¿Alice's Kindergarten?
Laurel sonrió y luego le devolvió la tarjeta a Meroy. "Mamá, se nota que entrar a ese kinder es difícil. ¡Son entre ochenta y noventa mil dólares al semestre! ¡Aunque pudiéramos pagarlo, no entraríamos sin una recomendación! Si no somos asquerosamente ricos o de esas familias nobles, ¡mejor ni lo pensemos!".

"¿Eh?". Meroy miró con desconcierto la información en la tarjeta. "¡Lo sé! ¡Pero aquí dice que Ansel puede entrar gratis y que podría comenzar la escuela de inmediato! El número de teléfono del jardín de niños estaba escrito, los llamé y les pregunté. Es real". Y continuó: "Tenemos que ir, tenemos que hacer algunos trámites, ¡Ansel podrá comenzar desde ya!".
¿A quién le daban pan que llore?
Laurel miró a Meroy dubitativa y le preguntó:. "Mamá, ¿de dónde sacaste esa tarjeta?".
"¡Oh, ahí está el detalle! ¿Recuerdas al hombre rico que pensó que Ansel había secuestrado a su hija? Su asistente vino a disculparse hoy más temprano y expresó su gratitud pues Ansel salvó a la niña. ¡Esta es su recompensa!".
¡No podía creer que Gregary enviara esto con su asistente!
La cara de la mujer se oscureció en un instante.

¿Qué quería decir con esto? ¿Después de todo lo que había pasado la noche anterior?
"¡Mamá! ¡No deberíamos aceptar este tipo de cosas tan fácilmente!".
A Meroy no le convenció el argumento de Laurel. "Estoy haciendo esto por el bien de Ansel, ¿de acuerdo? Veo que en esa escuela tienen los mejores maestros y el mejor ambiente. Además, los niños que estudian allí son ricos o provienen de buenas familias. Si Ansel logra hacer algunos amigos, sería muy útil para su futuro! Realmente no entiendo por qué te enojas tanto".
Laurel no quería tener nada que ver con Gregary, pero no encontraba la manera de explicárselo a Meroy.

Muy molesta dijo: "No me importa. Simplemente Ansel no puede ir allí. ¡Punto!".
Hogan salió del estudio en su silla de ruedas al escuchar la pelea. "¿Qué está pasando aquí?".
Meroy dijo, agraviada: "Hogan, ven y opina. El otro día Ansel salvó a una niña rica. Ahora, su familia quiere agradecerle y acaba de mandar una tarjeta de admisión pagada al jardín de niños. ¿No es maravilloso? Sin embargo, Laurel insiste en no dejar que Ansel vaya!".
Meroy no era una persona codiciosa. Pero sintió buena vibra con Albert y había aceptado recibirla después de una hora de persuasión.
Ella recordó cuánto le debía a su nieto. Meroy simplemente quería darle todo lo bueno, por ello fue que aceptó la tarjeta de admisión.
Hogan miró el papel en la mano de su madre y luego miró a Ansel, que estaba sentado a un lado, jugando Tetris. El niño terminó el juego rápidamente y sin mucha dificultad.
Entonces dijo: "Laurel, Ansel es un chico muy inteligente. Si puede estudiar ahí, ¡deberías dejarlo! ¡Podríamos devolver el dinero!".
Laurel todavía tenía dudas. "Pero, es de parte de Gregary... Bueno, ¡está bien! ¡Está bien!", terminó aceptando, no del todo convencida.
Como no quería que Meroy se enterara de lo que pasó entre ella y Gregary, no le quedó de otra más que decir que estaba de acuerdo.
Sin embargo, ¡no pensaba aceptar el dinero de ese hombre!
Ante la insistencia de Meroy, fue a inscribir a Ansel en el Alice's Kindergarten esa misma tarde.
Gregary levantó en silencio la comisura de sus labios cuando recibió la noticia. '¡Bueno, al parecer ella no era tan fuerte después de todo!', pensó.
Sin embargo, esa noche después del trabajo, vio una figura familiar a lo lejos cuando salió del ascensor del edificio.
Laurel, traía el cabello recogido en una simple cola de caballo, estaba sentada en el sofá del pasillo, mirando el paisaje a través de la ventana, perdida en sus propios pensamientos.
La luz del sol de la tarde recorría sus tranquilos rasgos, recordando tiempos más tranquilos y pacíficos.
Las cejas de Gregary se fruncieron ligeramente y su rostro se oscureció.
Ayer, dijo que no quería tener nada que ver con él, pero ahora ella estaba aquí frente a él.
Gregary ya estaba harto de sus manipuladores juegos mentales.
Tan pronto como Laurel volteó, vio al carismático hombre de pie junto al ascensor. "¡Gregary Stewart!". Inmediatamente saltó de su asiento y se acercó a él.