Diana estaba de pie frente a la puerta del estudio inmersa en la fantasía del éxito. En sus ojos se notaba un brillo especial.
Ella dio la media vuelta y se dirigió a la habitación de Julie.
La chica estaba jugando con su teléfono bajo las cobijas. Para entonces, ya se había bañado y tenía un fresco aroma a jabón.
Julie le echó el ojo a Ansel desde el momento en que lo vio pasar por el patio.
¡Instantáneamente se sintió atraída por ese chico tan apuesto!
"¡Lo pareció tan guapo! ¡Tanto como papá!".
Julie siguió a Ansel todo el camino y deliberadamente se deshizo de sus guardaespaldas. Lo único que traía en mente era en cómo hacerle para que él se fuera a casa con ella.
Pero tuvo tan mala suerte que fueron sorprendidos por los secuestradores. Como Ansel estaba sentado en el banco esperando a su abuela, pudo ver toda la escena. Corrió hacia Julie sin pensarlo mucho y apenas lograron esconderse.
Ella se metió detrás del armario y vio que traían cuchillos. Se asustó tanto que sus piernas se volvieron como de gelatina. Afortunadamente, tenía a su lado a su nuevo y valiente amigo, de lo contrario, hubiera gritado aterrorizada.
Julie recordó todo lo que sucedió y no pudo evitar sonreír. Las comisuras de sus labios se levantaron y sus hermosos hoyuelos se asomaron en sus mejillas.
Estaba pensando en eso, pero se desanimó.
Su papá estaba seguro que el chico tenía algo que ver con los secuestradores y, por lo tanto, no quería que se juntara con él.
'¡Cuando papá se pone terco no hay nada que se pueda hacer!'.
'Espero que se relaje. Si le cuento cosas buenas, ¡lo terminará aceptando!'. Julie pensó para sí misma.
"¡Ansel, rápido, contesta!", dijo desesperada. Sus grandes ojos miraban fijamente la pantalla, pero nadie respondía la videollamada. Decepcionada, la chica frunció los labios haciendo berrinche.
"Ansel, ¿qué haces? ¿Por qué no contestas?", escribió.
Tan pronto envió el mensaje de texto, llamaron a la puerta: "Julie, ¿estás dormida? ¡Mami va a entrar!".
La chica inmediatamente apagó su teléfono y lo guardó, como un astuto ladrón.
¡Ella no quería compartir sus secretos con Diana! Además, ¡no quería que su mamá supiera de su nuevo amigo!
"Julie, mami dormirá contigo esta noche, ¿de acuerdo?". Diana dijo mientras abría la puerta.
Diana sintió mucha ansiedad. No tenía idea de si Gregary la buscaría después de tomarse el café.
¿Qué debería hacer si Gregary no venía?
Lo meditó y pensó que era una excelente idea usar a Julie como excusa.
...
El estudio de Gregary estaba hecho un desastre. Su taza de café se cayó y había manchado la alfombra.
Las manos del hombre estaban apoyadas en el escritorio, su cuerpo inclinado hacia adelante y algunas venas se asomaban en su frente. Los movimientos ascendentes y descendentes de su pecho eran bastante notorios pues su respiración estaba muy acelerada, contrastando con el silencioso espacio en que se encontraba.
Sus ojos enrojecidos estaban pegados a la pantalla de la computadora. Parecía una bestia encerrada en una jaula.
Atwood entró directamente al estudio, no sin antes aventar al hombre que había drogado a Gregary anoche al guardaespaldas que estaba parado en la puerta.
"Gregary, aquí te lo traje... ¡C*rajo!, ¿qué te pasó?".
Al ver esta escena, incluso Atwood, que había experimentado todo tipo de cosas, se quedó atónito. Sus ojos se posaron en el hombre y poco después se carcajeó regodeándose.
"¡No puede ser! ¡Estás drogado! ¿Cupido te acaba de flechar? Esto de estarte 'drogando' ya está ocurriendo demasiado seguido".
Obviamente, omitió la parte de que Gregary no tenía ninguna relación con mujeres a pesar de ser un atractivo soltero de veintiocho años.
"¡Jaja! ¿Ahora de quién se trata? ¡Qué descaro!".
Gregary vio a Atwood de arriba abajo. "¡Cállate! ¡Si dices una palabra más, entregaré las tierras al este de la ciudad al Grupo Stewart!".
"Oye Gregary, ¡no! ¡Me equivoqué!". Atwood aceptó su derrota y dijo sombríamente: "¡Te voy a encontrar una mujer!".
Dijo eso y salió inmediatamente del estudio.