Capítulo 24
787palabras
2022-07-18 16:42
Cuanto más pensaba en ello, más nerviosa se ponía. Debido a eso, sus manos comenzaron a sudar y su mente empezó a divagar.
Con el ceño fruncido, Gregary apartó el cuerpecito de Ansel y caminó hacia Laurel. Entonces, desvió la mirada hacia los pies de la mujer, los cuales se movían torpemente.
Además, ahora estaban sucios y llenos de cortes por haber corrido todo el camino pedegroso descalza. Claramente se podía observar la sangre secándose bajo sus pies, a pesar de estar cubiertos de tierra.

"Esta mujer... ¿no sabe cómo cuidar de sí misma?", se sobresaltó Gregary arrugando sus cejas mucho más.
"¡Oye!". El hombre no pudo evitar tocar la cabeza de Laurel cuando notó la mirada atónita de su rostro. "¿En qué estás pensando? ¿Acaso no me oyes?", preguntó con impaciencia.
"¿Qué? ¿Me estabas preguntando algo?". La chica recobró el sentido, pero continuaba algo aturdida.
Por otro lado, a Ansel no le daba buena espina el hombre que tenía frente a él, especialmente porque estaba intimidando a su mamá.
Por lo tanto, sus mejillas sonrosadas se abultaron de ira, se soltó de la mano de Gregary y una vez más se paró frente a su mamá con los brazos extendidos. Acto seguido, puso una mirada feroz en su rostro y dijo; "Por supuesto que mi mami está casada. De lo contrario, ¿cómo estaría yo aquí?".
Resultó que él seguía sin querer rendirse, ¡y no pudo evitar hacer esa pregunta para descubrir si ella tenía esposo o no!

La respuesta del niño solo sirvió para disipar su duda, y a continuación, perdió los estribos de inmediato.
¡Él en verdad se había acostado con una mujer casada!
"Olvidemos lo que ha pasado hoy, ¿de acuerdo? ¡No quiero volver a verte nunca!".
A decir verdad, a Gregary le preocupaba no poder evitar estrangularla hasta la muerte la próxima vez que la viera.

Por consiguiente, apartó la mirada y agitó la mano, indicándole a la niñera que trajera a Julie. Entonces, la tomó en sus brazos y se fue con los guardaespaldas.
Cuando la niña pasó junto a Ansel, parpadeó y le guiñó un ojo.
Después de todo, ya habían intercambiado números de teléfono y cuentas de WeChat, lo que significaba que ella podría chatear por vídeo con su amiguito más tarde desde casa.
A Julie le agradaba mucho su nuevo amigo, así que, si su padre no se hubiera empeñado en no permitirle jugar con él, realmente le gustaría llevárselo a casa ahora mismo.
Por su parte, aunque Ansel odiaba a Gregary, sentía simpatía por la niña, especialmente después de haber pasado juntos por un incidente tan problemático. Su relación se había estrechado instantáneamente.
En consecuencia, él le respondió a su guinó con una sonrisa, lo que causó que la pequeña se riera de inmediato, luciendo muy feliz.
Al escuchar las risitas de su hija, Gregary miró a Ansel y lo vio sonriendo tontamente a su pequeña, por lo cual, su estado de ánimo empeoró al instante y se fue sin mirar atrás.
"¡Ja! ¡Míralo!". Laurel mostró el dedo medio a la espalda del hombre e hizo una mueca en su rostro.
Meroy dejó escapar un largo suspiro de alivio cuando vio que la alta y ancha figura de Gregary desaparecía en la distancia. Entonces, miró a Laurel y un ceño fruncido se formó inmediatamente en su frente.
Su hija siempre se había vestido modestamente. ¿Por qué llevaba ropa tan escotada ahora?
Sin contar que además estaba hecha un desastre, y ni siquiera tenía zapatos...
Meroy recorrió con la mirada a su hija, y su rostro palideció al ver los diminutos caracteres blancos bordados en el pecho de su blusa.
¿No era "Charming Moon Bar" el lugar donde Martha trabajaba?
La madre de Martha se quejaba a menudo frente a Meroy de que ella trabajara en ese lugar. ¿Y ahora resultaba que su hija, Laurel, también trabajaba allí?
Tras esto, Meroy no pudo recuperar el aliento por un breve momento. "Laurel, contesta sinceramente, ¿dónde has estado trabajando estos días?".
El corazón de la mujer se paralizó por un momento y se presionó la palma de la mano contra el pecho cuando su conciencia culpable se apoderó de ella.
"¡Maldición! Ya no podré ocultar que estoy trabajando en Charming Moon Bar".
Meroy miró la expresión perpleja de Ansel y desvió los ojos hacia su hija, dirigiéndole una mirada penetrante. No obstante, aún cuando estaba enfadada, no se sentía muy cómoda diciendo lo que iba a decir frente al niño, así que solo decidió irse.
Laurel se apresuró a seguirla, tomando la mano del pequeño, y comenzó a disculparse con ella. "¡Mamá, lo siento mucho!".
"¡Deja de disculparte! ¡Solo renuncia!".
"¡Sí! ¡Lo haré hoy mismo!", dijo sonriendo mientras continuaba caminando detrás.