Capítulo 21
757palabras
2022-07-18 15:44
"¿Ah?". Laurel miró a Meroy con duda. "Mamá, ¿qué ha pasado?".
Aunque el corazón de la señora estaba lleno de ira, el miedo era aún mayor.
Ella nunca había vivido una escena como la de ese día. Además, como era ama de casa, su visión del mundo era relativamente anticuada. No podía darse el lujo de ofender a ninguna persona demasiado importante, y aunque lo hiciera, sería sin ninguna intención.

"Laurel, estas personas dijeron que querían detener a Ansel...", contestó.
"¿Qué...?", preguntó sorprendida.
Tan pronto como terminó de hablar, sintió una fuerte sensación de opresión detrás de ella. De repente, escuchó una profunda y familiar mueca, con un toque de imperceptible burla en su voz.
¿Acaso era Gregary Stewart?
La mente de la mujer se quedó en blanco por completo.
"¿Será que Ansel es realmente hijo de la familia Stewart? ¿Acaso quieren recuperarlo a la fuerza ahora que lo han descubierto?", pensó.

Entonces, giró lentamente la cabeza y miró en esa dirección, solo para notar que a 10 metros de ella estaba Gregary sentado con una niña pequeña en sus brazos.
A decir verdad, lucía como un verdadero y egocéntrico poser.
El hombre levantó sus marcadas cejas y su actitud era imponente. Además, sus agudos y encantadores ojos negros brillaban sobre todo lo que había debajo de él, como si estuviera sentado en un trono alto por encima de todos los demás.
Detrás de él había docenas de agentes de seguridad, altos y feroces como bestias salvajes esperando para devorar a las presas humanas que tenían delante.

"Este maldito de Gregary, ¿qué diablos está haciendo? ¿Cree que ella se asustará tan fácilmente?", se sobresaltó la mujer.
¡No había forma de que podía quitarle a su hijo!
"Grega...", gritó ella de repente.
"¡Laurel!". Meroy le dio una palmada en el hombro, y su habitual voz suave estaba tensa por la ansiedad. "No seas impulsiva. ¡Discutamos el asunto con calma! Ese hombre dijo que Ansel secuestró a su hija, esto debe ser un malentendido...".
Al oír eso, los nervios tensos de la chica se relajaron instantáneamente y secretamente respiró aliviada. Mientras no se llevara al pequeño, ¡todo estaría bien!
No obstante, antes de soltar ese suspiro de alivio, volvio a respirar hondo, enfurecida por la situación en cuestión.
"¿Cómo que Ansel secuestró a su hija?". Ella señaló al hombre con sus dedos temblorosos y le preguntó a su madre con incredulidad; "¿Acabas de decir que acusó a Ansel de secuestrar a su hija?".
La señora se apresuró a explicar; "Ellos malinterpretaron a Ansel, pensando que secuestró a la hija de ese señor. Cuando él llegó, no quiso escuchar mi explicación e insistió en enviar al niño a la comisaría! Laurel, yo... Lo siento, no cuidé bien del niño...".
Meroy estaba tan angustiada mientras hablaba, que estuvo a punto de llorar.
Si ella no lo hubiera traído a jugar, nada de eso hubiera ocurrido.
Además, aquel hombre no era alguien fácil de tratar. Si en verdad enviaba a Ansel a la comisaria, ¡ella no podría volver a mirar a los ojos a su hija!
Laurel perdió los papeles al escuchar las palabras de su madre, y sus dos puños se cerraron con fuerza junto a su cuerpo.
Por supuesto, ella sabía que era imposible que su hijo hiciera algo así. ¡Seguramente, Gregary fue quien le puso las cosas difíciles al pequeño!
La mujer se calmó y abrazó a su niño, quien había permanecido en silencio todo el tiempo.
Si ella no fuera tan inútil como madre, nadie se atrevería a acosarlo.
Inconscientemente, sus ojos se enrojecieron y preguntó en voz baja; "Ansel, cuéntale a mamá lo que pasó. ¿Por qué dicen que secuestraste a esa niña?".
El niño levantó la cabeza y la sacudió con firmeza. Una cualidad firme e inflexible coloreó sus grandes ojos, despertando la compasión en el corazón de cualquiera que los hubiera visto.
"Yo no secuestré a esa niña. ¡La niña fue secuestrada y yo la salvé!".
"¡Ya veo! Está bien mi niño. No tengas miedo, ¡mami está aquí!". Ella respiró aliviada y palmeó cariñosamente el pequeño hombro de Ansel.
La gente decía que una mujer era mucho más fuerte cuando se convertía en madre. Sin importar quién fuera su oponente, si intimidaban a su hijo, la ovejita podría convertirse en un erizo en un segundo y atacar a quien viera.
Por consiguiente, se dio la vuelta y le gritó con furia al hombre; "Gregary, mi hijo no secuestró a tu hija. ¡Él la salvó! ¡No puedes malinterpretar las cosas y detener a mi hijo aquí!".