P.O.V Anastasia
Me doy cuenta de que Rebeca parece un poco nerviosa y sé que es por su hermano, que seguro va a pensar mal de la persona que va a presentarse. No debería sentirse así. Después de todo, es algo muy bonito que haya logrado encontrar a alguien con quien llevarse bien. Me sentiré bien si Zaredno le dice nada malo a su hermana por haberse hecho amigo de alguien en la ciudad.
—¿Ya falta poco para que llegue? —le pregunto y ella simplemente asiente con la cabeza, luego mira su teléfono, seguramente le enviará un texto avisándole de su llegada —. Rebeca, solo sé tú misma. No tienes que impresionar a nadie, además...
—No puedo evitarlo, en realidad me gusta mucho y sé lo que va a decir mi hermano. Sinceramente no creo que diga nada positivo.
—Oye, que Zared no hará eso. He tenido una conversación con él.
—¿En serio? —me mira con los ojos muy abiertos.
—Sí, por supuesto. Hablé con él porque sé que es importante para ti. Le dije que no fuera demasiado duro, que no fuera tan directo... Todo eso, no te preocupes.
En ese momento Zaredhace acto de presencia, entonces se acerca a su hermana y la abraza.
—¿Es verdad lo del amigo tuyo? Ya no creo que sea solo una broma. Lo que me sorprende es lo rápido que has entablado amistad con alguien, eh —señala y ella sonríe.
—No seas tan sobreprotector y celoso conmigo. No te estoy mintiendo en absoluto cuando te digo que es buena persona, eh —expreso y él asiente con la cabeza.
—No, estoy seguro de que es así. Es solo que...
—Vale. Ya verás que todo saldrá bien —lo animo y veo a Rebeca con complicidad, ella me lo agradece.
Zaredentrecierra la mirada y alterna sus ojos entre nosotras dos, como si estuviera sospechando algo entre nosotras.
—¿Qué? —me encojo de hombros.
Está a punto de decir algo, pero en ese momento tocan a la puerta y sabemos quién es.
Rebeca se acerca a la entrada y Zaredla sigue. Niego con la cabeza. Ya ni siquiera recuerda lo que hemos hablado.
Él realmente es apuesto como me ha dicho Rebeca y tiene un porte de modelo. Es amable y poco a poco se va presentando.
—Francois Duvauchelle —le dice, dándole la mano a Zaredy luego le entrega una botella de vino.
—Oh, gracias. Vaya, es del setenta y tres —dice Zared mirando la etiqueta de la botella. Creo que el francés ha dado justo en el clavo si quería impresionar a Zared.
—Es de una de las bodegas de mi padre.
—¿De manera que tu progenitor tiene un viñedo o algo así?
—Exactamente, es una herencia del abuelo. Ahora mi padre recolecta el vino del viñedo para distribuirlo en diferentes restaurantes.
—Vaya, tu padre también es un hombre de negocios. Un placer conocerte, Francois. Soy arquitecto.
Ahora es él quien está sorprendido, al parecer Rebeca no le ha hablado demasiado de su hermano, y lo miro. Ella simplemente se encoge de hombros.
—Así es, mi padre también es publicista, eso es lo que hace y es dueño de su propia compañía.
—Interesante. ¿Vamos abajo? He reservado una mesa para todos —avisa y pronto nos dirigimos allí.
En quince minutos se toma la orden en la mesa. Después de todo, Zared y Francois han entablado una conversación amena. Creo que Rebeca ya tiene la aprobación de su hermano. Y ese momento llega.
—¿Puedo saber cuál es tu intención con mi hermana?
Él se aclara la garganta antes de dar una respuesta, y Rebeca entrelaza las manos sobre su regazo, incapaz de hacer contacto visual con nadie.
—Me ha parecido interesante, bonita y peculiar. Es diferente a las demás chicas. Además, sonríe con facilidad. Su personalidad es difícil de encontrar en estos días. Rebeca es ese tipo de chica que te enamora con solo mirarla una vez.
Veo a la aludida. Tiene las mejillas sonrojadas y no mira a nadie. Así que tomo su mano.
—Vale. Tienes veinticuatro años, y ella diecisiete... Nosotros vamos a volver a Estados Unidos en varios días. ¿Tendrán una relación a distancia?
—Francois ha dicho que no tiene ningún problema en viajar a Estados Unidos —se apresura a decir ella de repente.
—Yo... Es cierto, puedo viajar con facilidad e incluso mudarme. Rebeca y yo apenas nos estamos conociendo. Queremos ser amigos y ver qué sucede. De ninguna manera estoy apresurando nada, así podrás conocerme mejor y darte cuenta de que soy alguien bueno para ella —declara, a lo que Zaredasiente con la cabeza.
—Sí, eres un buen chico. Estoy de acuerdo, conocerse es lo mejor.
Y así termina la conversación.
...
Zared me ha invitado a ver una película afuera. Hay una enorme pantalla donde todos podrán ver una buena película. Pero solo estamos los dos. Me parece interesante la trama, incluso la manera en la que se desenvuelve todo. Todo transcurre con normalidad hasta que las luces se apagan y solo un foco lo ilumina a él, que ha cambiado de posición y se encuentra de rodillas. Me llevo ambas manos a la boca llena de sorpresa. No puedo creer que sea lo que estoy pensando.
Es como algo que he estado esperando durante mucho tiempo y que finalmente sucede ahora. Mis ojos se llenan rápidamente de lágrimas. Debe ser una broma. Lo miro y no me lo creo.
-Ana, nos vimos por primera vez de una forma extraña, apenas eras una niña, bastante curiosa, y terminamos encontrándonos otra vez en el futuro. Pero en realidad solo creí que te vería hasta ese momento, afortunadamente estaba equivocado y la vida me puso otra vez en tu camino. Recuerdo haberte encontrado ebria en ese bar, realmente parecías otra persona y no podía creer lo mucho que habías cambiado. Pero seguías siendo tan hermosa como antes. En ese momento mi corazón comenzó a latir diferente y encontrar un motivo no era demasiado difícil. Sabía que te quería a ti, que me estaba enamorando perdidamente de esa pequeña que ahora se había convertido en una preciosa mujer. Una mujer perfecta que no salía de mi cabeza. Entonces supe que no debía dejarte ir, que lo correcto sería que te quedaras conmigo para siempre. Ahora estoy aquí frente a ti y solo deseo que me respondas una pregunta. ¿Quieres ser mi esposa?
-¡Sí, claro que sí!
Inmediatamente le doy mi respuesta, por supuesto que quiero estar con él. Quiero ser su esposa.
Zared delicadamente deja el anillo precioso que ha comprado para mí, pero en este momento no puedo reparar en los detalles, porque no tengo ojos para nada más que para... mi prometido, él es tan hermoso.
El beso termina de sellar el amor que sentimos. Su propuesta de matrimonio es algo que había estado esperando. Increíblemente ha sido algo inesperado. Debería haber sospechado al menos un poco, pero nunca lo hice.
-Vaya... No sabes lo emocionada que me siento en este momento -le hago saber después de separarnos y él me besa la frente.
-Yo también, porque ahora, oficialmente te has convertido en mi prometida -me dice tras volver a besarme. Y no, no puedo estar más feliz que aquí, con mi persona favorita del mundo, no solo el futuro padre de mi bebé, también mi futuro esposo.
Es increíble cómo el tiempo pasa. A pesar de las subidas y bajadas, siempre hay un camino recto para todos, no importa si se avecinan más curvas en nuestras vidas, ambos sí estamos juntos vamos a poder manejarlas con tranquilidad, incluso encontraremos el equilibrio si atravesamos por constantes turbulencias.
-Sí, y voy a llorar, pero de la emoción.
-No, no lo hagas, ven aquí -me dice con amor, antes de que termine sobre su pecho. Se siente bien estar así.
-Si tuviera que pedir un deseo, entonces elegiría estar aquí para siempre contigo, eso es lo que escogería.
Y me abraza.
-Yo también lo elegiría, cariño -emite dándome un beso en los labios.
La película ha perdido toda relevancia, solo importamos nosotros dos en nuestro mundo, metidos en una burbuja que no quiero que explote y nos deje saber la existencia de nuestro alrededor. Y me vuelve a besar, hay un punto en el que las cosas van subiendo de nivel, es un verdadero alivio que no haya nadie por aquí mirando, sería una completa vergüenza para mí. Pero en contados minutos nos detenemos. No podemos hacer nada aquí. Eso sería tan incómodo.
-Vayamos al hotel -emite con voz ronca y todas mis extremidades tiemblan.
Nunca antes quise llegar tan rápido a un sitio.
Pero, justo cuando la acción empieza, mi teléfono empieza a sonar insistentemente. Debería ignorarlo ya, pero a Zared también lo están llamando al mismo tiempo. Es así como veo el nombre de mamá en la pantalla y Zared me enseña su teléfono para que me dé cuenta de que es una llamada de Alexander.
-Veré qué es lo que sucede -suelta antes de tomarla.
Yo haré lo mismo.
-Mamá. ¿Estás bien? Disculpa por no llamarte como te había prometido, pero dime si estás bien o...
-No, no se trata solo de mí. Solo te estoy llamando para que sepas que a Sol se le ha adelantado la fecha de parto y ahora está en el hospital en proceso de dar a luz. Pensé que, como su amiga, deberías estar al tanto -informa y me quedo estupefacta.
Había prometido estar de vuelta antes de que llegara esa fecha. No puede ser. Ahora todo ha cambiado. Miro a Zared, seguro que Alexander también se lo está diciendo.
Cuando justo terminamos de hablar por teléfono, llegamos a la misma conclusión: necesitamos volver a los Estados Unidos lo antes posible.
-¿Y Rebeca?
Pregunto, preocupada por nuestra amiga.
-Cuidaremos de ella, tranquila. Ahora, vayamos al aeropuerto. No podemos perder más tiempo.
Y así, en medio de la emoción y la incertidumbre, nos preparamos para enfrentar lo que viene por delante.
—¿Por qué no podría venir más tarde? Confía un poco más en ella, Zared... —le pido, juntando las manos a modo de ruego para que me comprenda. Él se toma su tiempo.
—François es un buen tipo... De todas maneras, no será mucho tiempo el que se quede. Hablaré con ella, si lo deseas, ve preparando las maletas —agrega y asiento.
—Bien.
Y así es como nuestra estadía en Francia ha terminado. Pero una razón importante nos espera en los Estados Unidos. Por fin ha llegado el momento de conocer al hijo de Sol, será un momento emocionante. Mi corazón brinca de emoción.
Vaya, miro mi abdomen. Espero que mi bebé no se apresure. Todavía me estoy preparando mentalmente para ese momento, pero ya falta poco para que sea mi turno también. Empiezo a guardar todo, me tomará algo de tiempo y más si no tengo la ayuda de Zared, espero que llegue pronto para que me eche una mano. Porque lo voy a necesitar.
Suspiro hondo.
Vaya, el pequeño Matthias ya viene en camino. ¡Qué emocionante será darle la bienvenida!
Zared regresa pronto, ya ha conversado con Rebeca. Ella, por supuesto, ha preferido quedarse, y así pasará un poco más de tiempo con François.
Realmente ha sido flechada por un francés.