P.O.V. Anastasia
La comida que Sol ha elegido para nosotras es deliciosa, estoy contenta de poder pasar tiempo con ella. Realmente extrañaba estas salidas. Me siento bien estando con ella y simplemente disfrutando el momento. Después de estar encerrada durante tanto tiempo y elegir no salir, me siento completamente bien al hacerlo ahora. Puedo estar tranquila porque estoy compartiendo con ella y de alguna manera eso me ayuda a despejar mi mente de todas las cosas que están ocurriendo a mi alrededor. Aún no me siento completamente estable, eso solo se logrará cuando la relación entre Zared y yo vuelva a ser como antes, pero en este momento no es así.
—A ver... ¿Está pasando algo que no me has contado? Recuerda que siempre estaré aquí para escucharte y si puedo ayudarte, lo haré de inmediato. Solo confía en mí.
—Yo... —la miro porque claramente siempre he confiado en ella, suspiro—. No es que no confíe en ti, es solo que a veces no quiero contarte algunas cosas. En este momento estoy confundida, todo lo que ha pasado me ha afectado y sigue perturbándome. Realmente deseo que todo se arregle pronto, pero ahora tengo un problema con Zared y es que ya no me siento segura siendo su pareja. Eso es lo que está sucediendo.
—¿Eh? Ay, Anastasia. No me digas que ustedes se han separado. Es normal tener desacuerdos, lo malo es dejar pasar el tiempo sin hacer nada para resolver los problemas. No dejes que sea demasiado tarde para arreglarlo.
—Sinceramente, solo quiero seguir adelante sin forzarme a nada, pero en este momento no estoy lista para seguir en una relación amorosa con Zared. Siento que los secretos y el pasado que descubrí de la peor manera han cambiado todo entre nosotros... No estoy diciendo que querer separarnos definitivamente, pero ahora todo es incierto. Lo único que sé en este momento es que no quiero estar con Zared.
—¿Realmente estás escuchando lo que dices? No puedo creerlo. Él... ¿qué piensa de todo esto?
Resoplo.
—Por supuesto, Zared no estará de acuerdo con la separación. Insistirá en que volvamos rápidamente, pero el día que se lo dije, se fue sin decir nada más. Hasta el día de hoy no se ha puesto en contacto conmigo, lo que me deja claro que no lo ha tomado bien. ¿No puede entender cómo me siento, aunque sea por un momento? Zared parece no entender y eso me molesta mucho. Debería comprenderme.
Ella hace una mueca.
—¿Y tú también has intentado entenderlo? Oye, Alexander y él son cercanos, así que él sabe un poco sobre el asunto de esa chica, o si prefieres llamarla psicópata. Ella ha estado planeando durante años aparecer nuevamente en la vida de Zared como si nada, después de fingir su muerte y dejarlo destrozado y culpable de todo. Quizás estés pensando en el aborto, pero resulta que ella tomó la decisión final. Es como si cuando le dijiste a Zared que querías abortar, él te hubiera pedido eso porque no quería hacerse cargo del bebé, pero al final tú tenías la oportunidad de decidir. No se trata solo de su hijo, lo mismo pasó con Leah. Ella decidió abortar y después pasó todo lo demás. Sé que ya sabías todo esto... solo te lo recuerdo porque Zared no es el villano aquí y, definitivamente, incluso tras las rejas, esa chica está logrando su objetivo de separarlos. Mira cómo están ahora. Están distanciados y ninguno de los dos se atreve a tomar la iniciativa para hablar. La comunicación siempre será la solución a cualquier problema.
—No, no planeo hablar con Zared. Incluso he perdido el apetito. Ya no tengo hambre... —dejo los utensilios sobre la mesa y ella me mira, poniendo los ojos en blanco. No está de acuerdo con lo que estoy diciendo.
—Oh, vamos. ¿En serio eres ese tipo de chica orgullosa que no puede dar el primer paso porque espera que sea al contrario? No seas así y hazlo por el bien de los dos...
—De ninguna manera voy a hacer eso. Así que por favor, no insistas más.
—Está bien, me rindo... Pero te darás cuenta de que lo que estás haciendo está mal por ti misma. No quieres comunicarte con Zared y contarle cómo te sientes. Esa es la única forma de resolver todo entre ustedes y lo sabes, aunque no lo quieras aceptar. Alexander y yo también hemos tenido problemas, aunque no tan complicados como ustedes, pero siempre hablando hemos llegado a acuerdos. No quiero que faltes a mi boda, ¿eh? —señala y yo sonrío.
—No puedo creer que pienses que soy capaz de faltar a un día tan importante para ti. Por supuesto que estaré presente. No me perdería un día tan importante, ni siquiera porque Zared también estará entre los invitados. Créeme, puedo manejar esto.
—¿Y quién duda de tus capacidades para ignorar al amor de tu vida? Se nota que lo amas y no quieres alejarte —continúa con el tema y toma mi mano amorosamente—. Solo reflexiona un poco más y ve a un psicólogo, te podría ayudar.
He perdido la cuenta de las veces que me han mencionado visitar a un especialista para que me ayude con mi problema. Sé que cada una de esas personas se preocupa realmente por mi bienestar emocional y tienen toda la razón del mundo. Al final, estoy considerándolo.
—Sí, te prometo que visitaré a un especialista, en cualquier momento lo haré. Ahora solo necesito un poco de tiempo, nada más, eh. Solo... Es necesario que me tome un poco de tiempo para poner en orden las ideas y pensar seriamente lo que debo hacer con mi vida. Nada es fácil, y volver a retomar mi relación con Zared cuando todavía hay un revuelo a nuestro alrededor es un error. Hasta la prensa ni siquiera deja de mencionar mi nombre, me han tomado fotografías y al verme expuesta solo deseo de todo corazón sentirme refugiada y no ser mirada por muchísimas personas que no saben absolutamente nada de lo que ha pasado.
—Nunca antes me he encontrado en una situación similar, jamás se ha hablado de mí en la televisión, pero debe ser agobiante si tienes que tomarte un tiempo para pensar en todo, mejor que solo sea suficiente y no demasiado largo al punto de que todo empeore, en lugar de mejorar. ¿De acuerdo? —expresa y asiento con lágrimas en los ojos.
El llanto brota sobre mis mejillas y se desliza por mi rostro, no puedo detenerlo. Las emociones son demasiado fuertes y me manejan a su antojo, no puedo lidiar con eso. Ya me estoy rompiendo, el llanto me consume, y no, no me importa en absoluto ser mirada por un montón de personas. Ella me mira con tristeza. Sé que a Sol le gusta verme así, siempre ha dicho que prefiere verme con una enorme sonrisa en el rostro en lugar de estar triste y ahora me comprende y me apoya. Luego se levanta de la silla y se acerca para darme el abrazo que necesito. Es tan considerada como siempre.
—Todo estará bien, lo malo y lo bueno siempre pasa, eso es el consuelo que nos queda a todos, y nadie es la excepción. Así que no te preocupes, eh —señala y yo sonrío aún sollozando.
Ella me lleva a casa. Mamá me recibe con otro abrazo, así que es inevitable que no me vuelva a poner tan sensible al punto de volver a romper en llanto. Pasaré mis días así, será una completa eternidad, antes de que los días de tormenta me dejen estar tranquila. Mientras tanto, no me queda más opción que seguir bajo el dominio de todas esas miríadas de sensaciones aplastantes. Es tan horrible, es como vivir en una constante nube gris, uno se siente verdaderamente mal por ello. Y odio seguir así, es tan terrible.
Mañana tengo cita médica. Debo ir sí o sí, no puedo faltar. Probablemente le termine diciendo a mi madre que me acompañe para ir a esa cita, no quiero tener que decirle a Zared que lo haga, de todos modos también sabe cuándo me toca y si lo ha olvidado es porque realmente no es importante para él... por otra parte, si lo recuerda y no me dice nada, entonces pensaré lo mismo sobre su persona, que de seguro tiene cosas más importantes que hacer que acompañarme a una cita médica.
Es eso lo que pensaré.
Siendo mañana un martes, no creo que me pueda acompañar.
—¿Te gustaría venir conmigo para hacer juntas la cena? —me invita mamá, sé que me quiere animar para que salga de la habitación y pueda hacer algo, pero no tengo ánimos de nada. Así que niego aún con la cabeza, aún acostada boca arriba sobre la cama. Ella no se quedará de brazos cruzados, con prontitud se acerca y toma asiento en la cama. Me acaricia las manos y sonrío.
—Yo sé que en el fondo sí quieres ayudarme a preparar la cena, a pesar de que te sientes un poco mal. ¿No extrañas esos días siendo mi ayudante? Oh, vamos...
—Mamá, en serio prefiero quedarme aquí, no tengo nada que hacer. Ni siquiera si me dices que has comprado los ingredientes para preparar un pastel, en realidad no quiero hacer nada. Pero ahora sí tengo apetito, y si me preparas algo delicioso, te estaré muy agradecida, mamá.
—Siempre comemos lo mismo y para hacer algo diferente estaba pensando en preparar unos fideos con pollo salteado. ¿Quieres? —me dice.
Me doy cuenta de que mi madre últimamente se está interesando en preparar comidas asiáticas y no me molesta, porque me gusta que haga algo diferente después de todo. Es deliciosa esa comida. Por eso también me agrada la idea.
—Tampoco lo he probado nunca, pero con solo hacer la mención me ha dado aún más hambre, quizá se convierta en mi platillo favorito. Sí, quiero probarlo —confieso, antes de que mi madre deje un beso en mi mejilla y se retire de la habitación asegurando que debe comenzar a preparar la comida temprano.
En cuanto se va, mi teléfono comienza a sonar. Mi pulso se acelera al darme cuenta de que se trata de él. Mierda. No puede ser. No quiero contestar. Sigo mirando la pantalla encendida de mi teléfono con la duda de si contestar o no. Pienso en lo que me dijo Sol, sobre arreglar las cosas conversando, y que no siempre debe ser la otra persona la que tome la iniciativa para solucionar algún problema. Ahora me doy cuenta de que Zared ha tomado la iniciativa y si yo no le contesto, estaría siendo soberbia e incluso orgullosa.
Y eso no es algo bueno, tengo que reflejar que soy una buena persona con mis acciones. Es por eso que deslizo el dedo sobre mi pantalla para contestar.
—Zared... —es lo primero que digo con la respiración acelerada y un corazón desbocado.