Capítulo 72
1377palabras
2024-02-17 05:45
Tomé respiraciones profundas una y otra vez, tratando de calmarme. No debería asustarme tanto, pero no es para menos. Intento mantenerme positiva, a pesar del espantoso dolor que se está dispersando por todo mi cuerpo. Lo único en lo que puedo pensar es en la estabilidad de mi bebé y en que algo malo pueda estar pasando. Lloro, no solo por el insoportable dolor, sino por el miedo de perder a mi bebé.
Es demasiado pronto para que nazca.
Solo deseo que mi madre llegue pronto. Necesito ayuda, pero no puedo hacerlo sola. Intento tomar el teléfono, pero la llamada se ha terminado. Espero que mi madre haya entendido que la necesito desesperadamente.

Siento que algo malo está pasando y tengo el presentimiento de que nada terminará bien.
De repente, me doy cuenta de que hay sangre entre mis piernas y el miedo me atrapa, llevándome a la inconsciencia. Cuando logro despertar, me encuentro cerca de mi madre, quien toma mi mano con fuerza y parece haber llorado. Sus ojos están rojos e hinchados por el llanto. La luz me lastima la vista, pero poco a poco me acostumbro a la claridad después de haber estado en la oscuridad.
- Al fin te has despertado, cariño...
La miro confundida y luego me doy cuenta de que mi padre también está en la habitación, de pie, y parece estar triste.
- Mamá... Papá... ¿Pero qué está pasando? Yo... -me detengo al recordar cómo ha comenzado todo y la razón por la que estoy postrada en una habitación de hospital.
Todo tiene sentido ahora. No necesito buscar más. Sé lo que ha pasado. Dejo que las lágrimas fluyan sin parar, mientras observo mi abdomen abultado, que de alguna manera se siente vacío al mismo tiempo.

- Lo siento, hija. Lamentablemente no se pudo hacer nada por el bebé -añade y en ese preciso momento mi mundo se paraliza. Pierdo el sentido y el gusto por la vida, el color se desvanece.
- ¿Qué? Mi bebé... -sollozo, apretando los dientes y la sábana entre mis manos.
- Ay, Rebeca. Lamentablemente eso es lo que ha pasado y lo sentimos mucho, tu padre y yo... -me dice nuevamente, confirmando una realidad que no quiero aceptar. Me abraza, intentando consolarme, pero sus palabras no tienen efecto en mí. No quiero aceptarlo.
- Mi bebé... No es cierto. ¡Mamá, no me mientas! No es cierto. Mi bebé está vivo, no es verdad lo que dices -insisto una y otra vez.

De repente, la puerta se abre y aparece mi hermano. Lo único que deseo es abrazarlo, que me diga que todo lo que estoy viviendo es solo una pesadilla y no parte de la realidad.
Pero su mirada me dice que todo estará bien. Que a veces, después de la tormenta, vendrá la calma. Sobre mí, en cualquier momento. Pero ahora todo es un desastre y pienso que nada tiene sentido. Mi bebé se ha ido, ha dejado de estar dentro de mí, ya no hay una criatura en mi interior. Se ha desvanecido.
No puedo creer cómo todo pudo haber cambiado tan rápido. Me siento completamente desconsolada ante la situación y quisiera morir. Ya no quiero seguir respirando, no después de lo que ha pasado. Mi corazón duele, como si hubiera sido arrancado de su lugar a pesar de seguir en el mismo sitio. Pero su latido ha cambiado el ritmo, ya no bombea igual.
- Rebeca. Oh, hermana... Lo siento mucho -me dice, dejando un beso en mi mejilla-. Sé fuerte, vas a estar bien.
Está tan seguro de eso.
No, claramente nada será igual después de lo que ha pasado. Él solo intenta asegurarme algo que en realidad no es así. Me siento mal. Tal vez no hice todo lo posible para mantenerme saludable y por eso he perdido a mi bebé. Tal vez debí ser más cuidadosa. Y ahora me culpo por ello. No hice lo mejor que pude, definitivamente no lo hice.
Otra lágrima escapa y recorre mi rostro. Es tan terrible lo que ha pasado. Ya me había hecho a la idea de que lo tendría conmigo en poco tiempo. Pero eso ya no es posible.
- Soy una mala persona. No cuidé lo suficiente de mí y por eso ha ocurrido. ¡Por eso he perdido a mi bebé! Soy una mala persona -suelto y Zaredtoma mi rostro para que lo mire a los ojos.
Él no la está pasando bien, puedo verlo en su mirada. No solo está triste por lo de Anastasia. No quiero convertirme en una carga más. No quiero ser eso.
- No, no es cierto. Has hecho todo lo que te pidieron, pero este tipo de situaciones ocurren. Ven aquí.
- Tu hermano tiene razón -dice mamá-. No es culpa tuya, hija. Esto sucede a veces, lamentablemente te ha tocado a ti.
Ella también está triste por lo que está pasando. Y me siento mal al verlos a todos así. No, no quiero que nadie más esté mal por mi culpa.
- Quiero estar sola. ¡He dicho que quiero estar a solas! -exclamo al ver que ninguno de ellos se mueve de su lugar.
- Está bien, cariño...
- Basta, mamá.
Furiosa, triste, culpable... Todo eso bulle en mi interior. He sido tan tonta.
Cada uno de ellos deja la habitación, pero no hay alivio, solo desazón. He perdido hoy una parte de mi alma. ¿Cómo se aprende a vivir a medias?
P.O.V Anastasia
Si antes estaba triste por toda la situación, ahora me encuentro más abatida que nunca. Recibir la noticia de que había perdido a mi bebé es como un balde de agua fría, y me ha sentado demasiado mal. No he dejado de llorar desde que lo supe. Entiendo su preocupación, es como si yo también hubiera perdido al mío y no puedo ni imaginar cómo debe estar ella, de seguro destrozada. Estaba ilusionada con el embarazo, con avanzar y seguir adelante, pero ahora de pronto le ha pasado todo esto. Debe ser bastante duro para Rebeca.
Solo pido por su pronta recuperación, para que pueda ver todo desde una perspectiva mejor. Probablemente en este momento piense que nada tiene sentido y todo debería acabarse para ella, pero con el tiempo se dará cuenta de que tiene que avanzar. La vida al final se trata de eso. Si pierdes, podrás ganar más después.
Que también será recompensada por aguantar, por ser fuerte y sonreír a pesar de todo lo malo que le está pasando. Y esto me da mucha tristeza. Quisiera abrazarla en este momento y prometerle que todo estará bien, que solo debe seguir siendo ella misma y recordar de forma linda a su bebé que ha fallecido.
Pero en realidad, no puedo decirle eso a una madre que ha perdido a su bebé. Después de todo, no es como si por arte de magia va a dejar de sentirse triste y sufrida por toda esta situación. Solo el tiempo podrá curar la herida que ha dejado la partida de su pequeña. Todavía me pregunto qué es lo que andaba mal. Siempre había ido a las ecografías, las citas médicas y me informaba de que el proceso de embarazo iba perfectamente bien. No sé cómo es que de la noche a la mañana ha pasado todo esto. Es un misterio.
-Bebe un poco -mi madre me da un vaso de leche tibia y se lo agradezco con una sonrisa. Siempre está tan pendiente de mí. Me vuelvo a sentir esa pequeña vulnerable que necesita protección en sus brazos.
-Está deliciosa.
Han pasado dos días y Zared y yo hemos hablado. La verdad es que no me siento bien. No quería decir esas palabras, pero brotaron de mis labios naturalmente. Las había guardado durante demasiado tiempo, y este fue el resultado. No es que haya dejado de quererlo, pero precisamente por eso es que he tomado distancia. Desde entonces, no me ha vuelto a contactar. Sé que está molesto, que no le agrada lo que he mencionado. Solo debería comprender un poco más cómo me siento. De esa manera, se dará cuenta de que estar separados por el momento es lo más correcto. Más adelante, podremos evaluar la situación entre nosotros y ver si es bueno regresar o no.