Capítulo 65
1945palabras
2024-02-17 05:44
Ahora mamá y yo estamos caminando a través de la ciudad. Los grandes edificios y rascacielos que he mirado desde pequeña se vuelven interesantes cuando me sumerjo en mis propios pensamientos. No puedo dejar de pensar en el hecho de que las cosas han cambiado completamente para Zared y para mí. Recuerdo el mal presentimiento que tuve antes de que las cosas se pusieran malas. Realmente algo terrible estaba por suceder y yo ya tenía ese presentimiento.
Suspiro hondo. Mi madre me permite engancharme en su brazo, así estoy más cerca de ella y me siento segura.
Justamente en este día soleado hay demasiados transeúntes de un lado al otro y el tráfico, algo común en Nueva York, hace que por doquier suenen los cláxones. Sin embargo, la escena no deja de ser algo agradable y por un momento puedo sentirme más libre que antes.

Sé que cuando llegue a casa, todo será lo mismo, que todo se volverá oscuro y me encontraré perdida por todo lo que ha ocurrido. Hay momentos en los que me culpo y me señalo a mí misma por lo que ha pasado, a pesar de que no he tenido la culpa de nada en absoluto. Pero pienso que pude haber evitado algo así, tal vez siendo más consciente de hacia dónde dirigía mis pasos y de las advertencias, pudiendo contarle a Zared antes sobre lo que estaba pasando, el encuentro con esa mujer. Pero todo me parecía simplemente una coincidencia y no le dije nada. Qué equivocada estaba al pensar en eso. Ahora me arrepiento.
—Sabes que estaba pensando en ir otra vez a una boutique y buscar un vestido diferente. El que elegí para asistir a la fiesta de Sol ya no me convence. Creo que ya no me queda bien, he comido mucho o he subido algunos kilos de más. Es una lástima. Creo que he comido más de la cuenta. Debería hacer dieta. No quiero engordar —resopla.
—Yo te veo bien, mamá.
—Ay, cielo. Será que lo dices porque soy tu madre —se echa a reír.
—No, lo digo porque no deberías acomplejarte. ¿Qué te parece si vamos en este preciso momento a una boutique?
—Oh, vale. Me parece bien.

Seguimos avanzando y de pronto me tropiezo con una persona. Cuando la miro a los ojos, no puedo creerlo, es ella otra vez. Hace mucho tiempo que no la veo y volver a encontrármela después de meses es algo que me alegra el alma. Ya estoy sonriendo y ella me da un abrazo cariñoso, con cuidado de no lastimar mi abdomen.
—Sandra, es una agradable sorpresa volver a verte. ¿Cómo has estado? —le pregunto después de separarme y mi madre no entiende lo que está pasando, porque nunca antes había visto a Sandra, pero le conté que ella me ayudaba en el hotel cuando me enteré de mi embarazo.
—Oh, pues bien. Y qué bien te ves. ¿Es tu madre? Si es así, mucho gusto —le da la mano.
Mamá se presenta y confirma que es mi madre. Sandra vuelve a dirigir su atención hacia mí.

—Un placer.
—Me alegra mucho que estés bien. Hace mucho tiempo que me habría gustado ponerme en contacto contigo, pero han sucedido diversas cosas y no he podido. ¿Y cómo está María? Me enteré de que ustedes fueron las seleccionadas para ir al viaje a las Bahamas. No sabes lo feliz que me sentí porque se lo merecen, trabajan demasiado y son buenas personas.
—Fíjate que a nosotras nos llegó la noticia como una verdadera sorpresa, no esperábamos quedar seleccionadas. Así que empaqué mis cosas y sin lugar a dudas la pasé genial, todavía tengo un montón de fotografías... algún día que podamos charlar un poco, a lo mejor te las puedo enseñar.
—Oh, eso estaría bien. Por cierto, la otra vez estaba viendo las noticias y mencionaron tu nombre. No estoy segura si puede tratarse de alguien más, pero me pareció que... No intento ser entrometida, pero solo me dio demasiada curiosidad y... —ella sonríe apenada.
—Como ves, ya estoy frente a ti y me encuentro bien. Supongo que es una simple casualidad y te has confundido —aseguro porque no quiero tener que expresar la verdad. Siento que no poseo el valor para hacerlo.
—Entonces solamente se trata de una simple casualidad, como estás diciendo. De acuerdo, estoy por aquí porque voy a visitar a mi madre, ya estoy llegando tarde, así que ojalá nos podamos volver a ver en otra ocasión... Te deseo lo mejor con tu embarazo, veo que se encuentra saludable.
—Sí, y muchas gracias. Tendré una niña.
—Ay, Dios mío, eso es algo maravilloso. Felicidades a ti y a tu pareja —me dice.
Por un momento tengo la duda de si podré decirle que el padre de la bebé es Zared, pero finalmente no lo hago. Tal vez confíe en ella, pero podría comunicarlo sin querer a más personas. Prefiero quedarme en silencio por esa misma razón.
—Te lo agradezco. Yo también espero que nos volvamos a ver, quizás se pueda o no, en todo caso, me puedes mandar un mensaje o hacer una llamada cuando gustes.
—Bien, entonces nos vemos la próxima vez, y es un gusto haberles conocido, mamá de Anastasia. Su hija es maravillosa.
Entonces ella se retira y nosotras seguimos caminando. Mi madre me pregunta un poco más sobre ella y después de un rato, recuerda de quién se trata. Me dice que es muy bonita.
—También pensé lo mismo la primera vez que la vi, al punto de pensar que ella debía estar en alguna pasarela importante en lugar de trabajar en un hotel. Pero supongo que nunca ha sido su sueño hacerlo.
—Se ve que es una buena chica.
***
Ahora, cada vez que entramos a una boutique, es imposible no recordar aquellos días en los que yo misma trabajaba como dependienta. Por supuesto, el final es inevitable y también llega a mi mente la despedida injusta que sufrí. Pero todo tiene una razón para que suceda y el motivo ahora es demasiado gigantesco. Todo lo que ha pasado desde que perdí mi empleo hasta ahora es completamente diferente a lo que yo me habría imaginado, pero es mucho mejor, incluso con todas las dificultades que han ocurrido. Siento que no habría funcionado de otra manera.
Mi madre ahora me recuerda a Sol cuando va de compras, porque quiere llevarse casi todo. Si no fuera porque tiene un límite con el dinero, lo haría, así que aprovecha lo que ahora esté en descuento. Yo me quedo prendada de un par de vestidos, pero no tengo dinero para ello. De todos modos, puedo venir en cualquier otro momento a comprarlos. Ahora bien, si esos vestidos estuvieran en descuento, entonces me preocuparía porque sé que no tardarían en agotarse, pero ese, afortunadamente, no es el caso en esta ocasión.
- ¿Crees que debería llevar este o el negro? - pregunta mi madre.
- En mi opinión, uno de color turquesa se te vería mucho mejor, mamá. De todos modos, no es un color que suelas usar, pero siendo diferente, creo que te podría quedar un poco más bonito. Yo que tú compraría ese en lugar de elegir otra vez un vestido negro. Ya tienes demasiados en tu armario de esos y de ese color. Además, podrás usarlo en alguna u otra ocasión. Recuerda que por el color de tu piel, los colores claros te favorecen mucho.
- Creo que tienes razón. Qué buena observadora eres. Me voy a probar entonces un par de vestidos diferentes y veo si me gustan o no. Espero que sí, ¿eh? - señala y yo asiento.
De manera que mientras mi mamá se encamina hacia el probador para medirse los diversos vestidos que ha escogido, todavía sigo caminando a través de cada pasillo con la intención de entretenerme y pasar el rato, después de todo, no voy a comprar nada.
El día de la boda será especial, de eso no hay duda. De verdad me alegra demasiado por Sol. Ella me ha mencionado que se le están haciendo varios ajustes a su vestido y me ha estado pasando varias fotografías para que mire de cerca el proceso. La verdad es que parece una princesa, no hay duda de que va a brillar en su día y será un momento inolvidable para ella, incluso para mí. Me agrada eso. Es algo muy lindo ver cómo dos personas se unen en matrimonio cuando hay amor de por medio.
¿Acaso yo también tendré la oportunidad algún día de estar en la misma situación que ella? Quizá sí.
- ¿Te puedo ayudar en algo? - me pregunta una chica y me volteo a verla.
- Oh, bueno sinceramente solo estoy mirando. No voy a comprar nada, he venido a acompañar a mi madre. Pero me di cuenta de que hay un montón de vestidos lindos. Es la tienda más completa que he visitado, hasta ahora.
- Eso se debe a que recientemente me han traído mercancía nueva y se llenaron todos los estantes y espacios. Aquí entre nos, habrá un descuento sorpresa la semana que viene, por si quieres venir.
- Le diré a mi madre, a ella le encanta ese tipo de cosas. Yo no, y menos cuando estoy embarazada, porque estar en todo ese ajetreo puede ser un poco tedioso, ¿eh? - señalo.
- Lo entiendo. Supongo que ya te encuentras en un estado avanzado o eso es lo que parece - dice y asiento.
- Sí, son cinco meses, casi seis. Miraré por el otro pasillo - aviso antes de perderme.
Y ella justo en ese momento debe atender a alguien más. Así que se marcha. Suspiro hondo. Cuando me doy cuenta de que me encuentro sola, estoy en un pasillo desolado. Me comienzo a sentir insegura y necesito regresar urgentemente a donde hay más personas atravesando la tienda. Es así como ya me encuentro en otro lado. Últimamente, la paranoia se ha vuelto algo familiar para mí. No puedo dejar de sentirme perseguida o vigilada. Es un trauma constante el hecho de que algo malo me pueda pasar y que no pueda hacer nada para cambiarlo. Así es como me siento últimamente, y no puedo evitar que el temor se apodere de mí.
Mi madre hace acto de presencia y me siento más aliviada de estar con ella tan cerca.
- Creo que ya he tomado una decisión sensata respecto a los vestidos y quiero usar este - me dice señalando el vestido en su percha. Es ese de color rosado pálido. No es el turquesa, pero de todos modos es una buena elección. Al menos no es negro.
- Me gusta.
- No voy a comprar más nada, así que vamos a cancelar todo esto. ¿De acuerdo?
Y así, pronto mi madre se encuentra pagando por los vestidos y yo aguardo. La ayudo con la bolsa, aunque no por mucho tiempo ya que ella se hace cargo de cargarla. Supongo que piensa que soy de cristal. Expiro.
Mi madre y yo nos ponemos en camino a casa y en poco tiempo ya estamos llegando. He caminado lo suficiente hoy y por eso me acuesto en mi cama para descansar mis pies, que se sienten hinchados y duelen un poco.
Mi madre dice que se encargará de preparar algo delicioso para mí, porque el almuerzo que preparó no me apetece. Hace todo lo posible para que pueda comer.
- Vale, haré una deliciosa sopa. ¿O quieren ramen? Es un platillo asiático. ¿Te gustaría probarlo?
- Bien, muchas gracias - le digo antes de que se marche de la habitación.
Nunca he probado ramen, pero suena apetecible.