Capítulo 63
1861palabras
2024-02-17 05:43
P.O.V Anastasia
Otra vez, inesperadamente, la puerta se abre y aparece ese tipo. Es el mismo que me trajo comida, pero ahora hay alguien más.
-Tú, escúchame. Estoy tratando de hacer algo para salvarte. Incluso si recibimos los millones de Zared, estarás muerta porque Leah te quitará la vida sin dudar. Pero puedo hacer algo. Podrás regresar con Zared una vez que haya recibido el dinero. Vendrá conmigo. Ponte la ropa que te quitaron y date prisa. No tenemos mucho tiempo -me dice el hombre. Apenas puedo entender lo que está pasando, pero estoy segura de que este hombre intenta salvarme a escondidas de Leah. Seguramente lo hace porque quiere quedarse con el dinero, pero eso no importa ahora. Es mi única oportunidad de salvarme y debo aprovecharla.

-Vale... -respondo.
El hombre sale por un momento y cuando regresa, ya me he puesto la ropa. Tengo poca energía, mis movimientos siguen siendo débiles y me siento exhausta. No sé si seré capaz de dar un solo paso, pero la necesidad de sobrevivir me impulsa y finalmente estoy en camino hacia la salida con ese hombre. Él mira a todos lados como si en cualquier momento fuéramos a ser capturados, pero eso no sucede. Afortunadamente, nadie nos ve, ni siquiera cuando salimos al exterior. Él me pide que suba a su auto y, aunque no tengo otra opción, sé que esto podría ser mi salvación.
Es de noche y voy en la parte trasera del auto. Por supuesto, he cerrado las puertas con seguro. Pero no estoy atada ni amordazada. Podría intentar algo, pero decido no hacerlo. Confío en que realmente estoy a punto de regresar con Zared. Solo de pensar en ello, las lágrimas comienzan a caer. Por fin podré verlo. Ha sido una eternidad estar sin él.
Ya no soporto vivir así. Me siento como un cristal siendo apretado entre las manos de un monstruo. Intento mantenerme en una pieza para no romperme, pero es tan difícil...
-¿Puedo preguntarte por qué estás haciendo todo esto? Quiero decir... -le pregunto al hombre.
-¿Te gustaría perder a la persona que amas? Apuesto a que no. Tómalo como un favor que te estoy haciendo, mientras yo también salgo beneficiado de todo esto... Pero podría ser capaz de hacer lo que Leah haría contigo, si revelas mi identidad -responde. No se tapa la cara, pero pronto se pone un pasamontañas para evitar que Zared lo reconozca.

-Está bien. No diré nada, lo prometo -respondo.
Él suspira y continúa conduciendo.
No estoy segura de dónde estamos, pero el carro parece moverse por un terreno rural. Hay muchos baches y el auto se bambolea sin parar. Apenas me asomo por la ventana y noto que la oscuridad lo hace todo más aterrador...
Quisiera saber si Zared está cerca, esperando. Quisiera creer que el hombre al volante no me ha mentido y que realmente me dejará ser libre. Pero ya no sé qué es peor.

De repente, comienzo a sentir mareos. El constante movimiento del auto de un lado a otro empeora mi desequilibrio. Pierdo la noción del tiempo y finalmente caigo en la oscuridad absoluta, ese trillado final que he vivido en las últimas horas.
Todavía puedo escuchar voces a mi alrededor, alguien me dice que despierte, que todo está bien. Pero no sé si es un sueño o la realidad que he anhelado con tanta desesperación. Ya no puedo distinguir nada. ¿Qué está pasando?
***
La luz es tan intensa, blanca y malvada. Sí, porque me está torturando los ojos y por eso me cuesta abrir los párpados. Tal vez debería haber despertado con lentitud y no de golpe.
Entonces me di cuenta de que estoy postrada en una cama de hospital. La habitación, con sus claros colores, ya no me tortura, me deja tranquila. La luz, después de haber pasado horas en la oscuridad de aquel cuarto que olía horrible, inhóspito y aterrador. Me di cuenta de que tengo una vía intravenosa en mi brazo derecho. Me siento cansada y deseo seguir durmiendo la siesta.
Pero en lugar de eso, espero ansiosa a que esa puerta se abra. Sé que no serán ninguno de mis captores o esa mujer desquiciada. Tal vez alguna enfermera amable entrará y me dará los resultados de mi estado de salud. Es todo, he logrado escapar. Desde haber perdido la conciencia durante el traslado en el auto, no he sabido nada hasta ahora, que soy capaz de ser consciente y de sentirme a salvo.
Pero entra la persona que más amo, con los ojos llenos de lágrimas, y se acerca a mí urgido por abrazarme, por saber que estoy a salvo.
- Zared... - es lo único que pronuncio sin dejar de aferrarme a su cuerpo. Volver a respirar solo llena mi alma de paz y puedo volver a sentirme refugiada. Él es mi lugar seguro.
- Lamento mucho todo lo que has tenido que pasar y me alegra demasiado verte despierta. No te imaginas lo mucho que te eché de menos, lo mucho que me preocupé. Pero nunca perdí las esperanzas, nunca lo hice - expira.
- ¿Cómo está mi bebé?
- No te tienes que preocupar, Anastasia. Hace rato pude hablar con el doctor y me dijo que se encuentra perfectamente bien. Has presentado pequeños inconvenientes que se pueden solucionar con una mejor alimentación, pero nada que no tenga solución. Así que no estés triste, y solo sé paciente para que te puedas recuperar. Probablemente no quieras hablar de ello ahora, pero... ¿No crees que la ayuda de un psicólogo sería adecuada?
- Zared... ¿Lo sabes?
- ¿De qué...?
Pero en ese momento no soy capaz de pronunciar su nombre. Además, alguien lo está llamando al teléfono, así que se aleja un momento para atender esa llamada repentina, y yo me quedo con las ganas de contarle sobre Leah. Ella está viva, no está muerta como ha creído durante todos estos años. Y encima, Zaredni siquiera tiene la culpa de su supuesta muerte, si ese fuera el caso. Pero siento que debería esperar un poco más, no sé cómo comenzar...
- ¿Ya vienen? Sí, Anastasia ha despertado. En cuanto a ese tipo, ya lo han atrapado. Está detenido en la policía. Si no me equivoco, todavía le están haciendo un interrogatorio exhaustivo para que pueda decir finalmente quiénes son sus cómplices.
Estoy escuchando toda la conversación y siento que debería dar su nombre, pero ella se ha dado por muerta y ahora parece que todo se podría complicar. Por otra parte, si lo digo ahora, la investigación se resolverá más rápido. Entonces se va sin terminar de hablar por teléfono y vuelve a mí.
- ¿Me creerías si te digo que ella está viva?
- ¿A qué te refieres, An?
La curiosidad en su mirada se clava en mis ojos y me veo incapaz de sostener su mirada. Entrelazo mis manos sobre mi pecho y suspiro antes de contarle eso que le quiero comunicar con urgencia.
- Lo que quiero decir con todo esto es que la chica de la foto es Leah. Esa mujer está loca y me ha secuestrado. Es la persona que está detrás de todo esto, es una completa desquiciada...
El rostro de Zaredse pone pálido como un papel. Ahora mismo está incrédulo y estupefacto por lo que le estoy revelando. Para una persona que ha creído que ella ha estado muerta durante tantos años, es lógico que se sienta impactado al enterarse de lo contrario.
- ¿Leah? No, eso no podría ser cierto.
- Zared, probablemente ahora mismo te sientas profundamente confundido, pero yo no te estoy mintiendo y tampoco estoy delirando o algo parecido. Ella está realmente viva y te mintió. Me contó incluso sobre el incendio de la casa, cuando logró escapar de allí porque tenía pensado quitarse la vida. Pero las cosas salieron mal, luego perdió su pulsera... la que me regalaste, un accesorio que ella perdió seguramente en el jardín de esa casa que se perdió en las llamas. Desde entonces no has dejado de culparte porque no quisiste hacerte responsable de su embarazo. Y si después de todo lo que te estoy diciendo no me crees...
Zaredse levanta y sale de la habitación sin decirme una sola palabra. Decido creer que solo necesita tiempo para procesar toda la información, que la realidad es otra, que ha sido engañado todos estos años.
Incluso yo todavía sigo impactada. Me muerdo el labio inferior fuertemente para no llorar, pero es un intento en vano cuando veo a mi madre aparecer.
- Estoy bien...
- Cariño, no entiendo cómo es que a mi pequeña le tiene que pasar todo esto. ¿Cómo te sientes en realidad?
- Afectada. Es difícil para mí comprender que de un instante a otro mi vida ha tenido otra sacudida. Esta vez hay marcas que no se van a borrar, mamá... Puede haber muerto y mi bebé también. Ese fue el propósito de Leah...
- ¿Quién es ella?
- Ella...
Pero Sol entra urgida por verme. Sus ojos son un mar de lágrimas. Ninguna de las dos nos ayuda a retener el llanto, porque verlas así me hace mal y lloro también.
- Vale, todo está bien. Anastasia, no sabes lo preocupada que estaba, al igual que los demás. Solo deseaba volver a verte. Por nada del mundo te puedes perder mi matrimonio. Eres demasiado importante para mí, tienes que estar en ese día especial, así que...
Le sonrío.
- Estaré allí - le prometo, y mi mamá se limpia las lágrimas.
Mi mamá avisa que saldrá a buscar algunos cafés. Justo cuando Sol me dice la hora, lo entiendo todo. Es tardísimo, las tres de la madrugada.
- ¿No deberías estar en casa descansando? Oye, Sol, ahora que sabes que me encuentro bien y estable, ve a casa y duerme. Yo también lo haré.
- Lo sé, solamente tenía que comprobar con mis propios ojos que de verdad estabas bien - me dice ella mientras acaricia mi mejilla. Es tan dulce -. Alexander se encuentra afuera esperando por mí. También me comentó que Zared le dijo que habían atrapado al culpable. ¿Pudiste reconocerlo aunque sea una sola vez?
- En realidad, esa persona a la que atraparon no es quien ha llevado a cabo todo esto. Es solo un títere más de esa mujer.
- ¿De quién hablas?
- De ella, de Leah, la exnovia de Zared. Todavía sigo tan confundida como tú. Le he contado a Zared, y él se ha ido de súbito. Supongo que no lo puede creer - suspiro.
- ¿Es en serio? Todo esto es una locura.
- Sol - llama su prometido, y no me gusta su expresión -. Me tengo que ir. Deberías venir conmigo. Los reporteros no tardarán en rodear el lugar. No solo por lo del secuestro, sino que se acaba de informar sobre la muerte de Leah en los medios de comunicación, apuntando a Zaredcomo el culpable.
- ¿Qué? - digo, incrédula -. ¡Esa mujer está viva!
- Oye, tienes que calmarte, por tu bien. Debes hacerlo, por favor - me pide ella, y asiento -. Alex, no tenías que soltar todo así. Mira nada más.