-Oh, Anastasia es muy buena con los dulces, hace unos postres exquisitos. De verdad es muy talentosa en esto y creo que podría montar su propio negocio. También me comentó que desea tener una pastelería propia, pero no tiene el dinero. ¿Podrías hacer algo por ella? Ahora que las cosas entre nosotros se han vuelto más serias, creo que ese sueño no es imposible de cumplir. Lo que quiero decir es que podrías hacerle un préstamo o incluso hacerle ese regalo...
-No podría prestarle dinero a Anastasia, en primer lugar, no me lo devolvería y en segundo lugar, la amo tanto que solo podría darle todo lo que esté a mi alcance. Así que pensaré en cómo planificar lo de la pastelería. Me gustaría hacerle ese regalo. Pero primero tengo que resolver algunas cosas pendientes, solo entonces podré ayudarla, no me detiene lo económico, sino la cantidad de planificaciones que aún tengo que hacer. Eso es lo que me está frenando en este momento -agrego y ella asiente.
Vuelvo a darle una mordida a la tostada. Ella le unta un poco de mermelada a un trozo y me lo entrega.
-Sé que prefieres comerla sola, pero con la mermelada es diferente, solo come un poco -insiste y acepto.
Sabe bien, por supuesto que sí. El sabor es delicioso. Pero me abstengo de comer dulces, por una razón que prefiero guardar para mí.
-Bien, no más. Y gracias por todo, pero tengo que irme al trabajo. Intentaré llegar temprano, aunque ya he quedado para encontrarme con Anastasia.
-Lo entiendo. Tengo pensado ir otra vez a la casa de mamá y papá, así que no te preocupes -avisa.
-¿De verdad te sientes cómoda yendo a vivir allí tan pronto?
-Sí, últimamente han estado diferentes conmigo, han cumplido con su palabra de ayudarme y apoyarme en todo lo que necesite. Ha sido una buena decisión darles una segunda oportunidad, porque verdaderamente no han faltado a su palabra ni un solo día. Estoy segura de eso, Zared. Además, todavía no me siento lista para vivir sola, es algo que todavía estoy considerando. Sé que es necesario, pero antes necesito acostumbrarme a la idea antes de tomar esa decisión.
-Bien, en serio, tengo que irme -con premura me levanto del taburete y me acerco a ella para dejar un beso en su frente y otro en su mejilla.
-¡Te deseo lo mejor en este día y por favor, no te estreses demasiado, eso no es bueno para la salud! -exclama a pleno pulmón.
Es difícil hacerle esa promesa.
—¿Sabes cómo ha estado Zared estos días? ¿Lo has podido llamar y hablar con él? —me preguntó mamá.
—Anoche estuvimos hablando durante algunos minutos y me dijo que está mejor, pero podría estar mintiendo. Aún no sé si está diciendo la verdad o no, no es fácil para nadie estar bien después de la situación que ha pasado. Supongo que no quiere preocuparme. Quedamos en vernos hoy, pero antes de la noche.
—Oh, qué lindo. Es bueno que saque tiempo para ti a pesar de su agenda apretada. Eso es bonito —comentó mamá.
—Sí, también lo agradezco, mamá —dije sinceramente—. No esperaba que fuera así, pero las cosas van mejor de lo que esperaba. Mami...
—Dime.
—Hay algo de lo que no te he hablado todavía. Zared parece ocultar un pasado y parece que involucra a una mujer de la que no quiere hablar. Estoy intentando creer que eventualmente me lo dirá, pero no estoy segura de que eso suceda de verdad. Zared se puso pálido cuando escuchó su nombre. Ella se llama Leah... y probablemente fue alguien importante en su vida que lo marcó para siempre, que lo dejó así por alguna razón. Por eso no quiere revivirlo. Así que no he querido sacar el tema nuevamente. De hecho, se me escapó su nombre porque lo estaba pensando y lo dije en voz alta. Luego traté de enmendar la situación diciendo que podría ser una buena elección para el nombre de nuestra hija, pero él lo tomó casi como un insulto. Así que no hablaré más sobre ese asunto.
—Dale su espacio, todavía hay límites que no puedes cruzar y poco a poco podrás conocerlo un poco más. Con el tiempo, él tendrá más confianza en ti y podrá decirte lo que le está pasando. Ahora no se atrevería a hacerlo, pero más adelante sí, cuando él se sienta más preparado. Ya verás que te lo dirá —aseguró mamá.
—Bien. Lo único que puedo sospechar es que esa mujer fue algo suyo y ya no está viva. Tal vez por eso le cuesta hablar del tema.
—Escúchame, Anastasia, al final el pasado no es tan importante... bueno, al menos no debería afectarte. Al fin y al cabo, es algo que ya pasó y no debería volver al presente. ¿Estás de acuerdo conmigo? —expresó y yo asentí.
—Sí, prometo que haré todo lo posible para que no me afecte, sea lo que sea. Lo importante es que estamos juntos y nuestros sentimientos son mutuos. Si tuvo una relación con una mujer antes de conocerme, eso no tiene nada de malo.
—Así es. No tiene nada que ver —recalcó—. ¿Me dijiste que pronto irás con Sol a comprar un vestido lindo para usar en su fiesta de bodas?
—Sí, tengo que asegurarme de que de aquí a esa fecha todavía pueda seguir usando ese vestido. Mi panza no deja de crecer cada día y me da miedo que de pronto el vestido que elija no me quede. Imagínate, estaría en aprietos —exclamé sorprendida y mamá negó con la cabeza.
—No deberías ser tan exagerada. Solo quedan dos semanas para la fiesta de su boda. Quiero acompañarlas también, tengo que comprarme algo bonito. No son las únicas que tienen que estar espectaculares. Eso sí, jamás opacar a la novia. Ella es la que tiene que estar atrapando todas las miradas y ser el centro de atención en su día —señaló.
—Pues estoy segura de que Sol brillará como su nombre indica. Está muy hermosa. Incluso embarazada no pierde su espectacular figura y ya pude ver el vestido que han confeccionado para ella. Le sienta como a una princesa, mamá.
—Mira cómo te brillan los ojos. Algún día será tu turno, cariño. Estoy segura de que serás la próxima en firmar ese papel y recibir un anillo de su parte. Solo espera y lo verás —me dijo con dulzura.
Y sí, ya puedo imaginarme la escena en mi cabeza. Antes no me atrevía a hacerlo, pero ahora fantaseo con que ese día pronto dejará de ser solo parte de mi imaginación para convertirse en una realidad inolvidable, y ahora él está allí, Zared, el hombre que ha atrapado mi corazón como ningún otro.
—Es él, mamá. Quiero casarme con Zared y sé que no falta mucho para eso. Solo seré paciente y esperaré a que me haga la propuesta. Si realmente me quiere, llegará ese momento y lo hará.
—Ay, mi princesita querida. Ya verás que eso va a pasar —me confirmó y me abrazó por detrás. Tal vez no sea bueno ilusionarme tanto, pero estoy segura de que esto sucederá, con todas mis fuerzas.