P.O.V Anastasia.
Aparentemente, el domingo transcurre con mucha tranquilidad. Estoy en casa con mi madre mientras preparamos juntas el desayuno. Ella sigue empecinada con la idea de hacer alimentos o platillos demasiado saludables para mí. Creo que se está tomando demasiado en serio la dieta que me indicó el doctor. Además, el especialista jamás me negó los azúcares y las grasas, solo debo ser considerada al comerlos, pero mi madre prefiere llevar todo al extremo, evitando que coma todo ese tipo de cosas que no hacen bien para la salud de nadie. Aunque entiendo su preocupación.
—Esta receta la vi el otro día en YouTube y me di cuenta de que es perfecta para ti. Así que vamos, deberías probarla y decirme qué tal está. Mira que todo lo que preparo, lo hago con amor, ¿eh? - señala y me lanza un beso.
La miro y me doy cuenta de que realmente está bastante orgullosa de sí misma. Pero tiene razón al decir que todo lo que hace lleva su cariño, así que no puedo quitarle la razón. Es muy buena en lo que hace.
—Gracias, mamá.
El plato que prepara no es muy diferente a lo que suelo comer. Es puré de papa con trozos de milanesa marinados. Es un platillo curioso, aunque en esencia no deja de ser algo parecido a lo que suelo comer. Pero ahora, mi madre agrega varios trozos de zanahoria hechos al horno y los coloca como adorno. Además, ella espera que los coma. Las zanahorias huelen bien, pero no tengo ganas de comerlas.
—Está bien, no quiero las zanahorias, mamá.
—Siempre has sido terca cuando se trata de comer hortalizas y vegetales. Pero esto es muy bueno y aporta muchas cosas beneficiosas a tu cuerpo. Solo prueba un poco, si no quieres demasiado - me anima.
No tengo otra opción más que cortar un trocito pequeño y llevármelo a la boca, junto con una cucharada de puré. La verdad es que no sabe tan mal, pero no me apetece tanto lo de la zanahoria, así que la dejo de lado y me como el resto. Mi madre me mira insatisfecha, luego hace una mueca y yo sonrío. Es cierto que me resulta difícil comer vegetales y hortalizas, pero me esfuerzo. Mi madre debería valorar eso también.
—Bueno, entonces no lo volveré a hacer. Solo el puré y la milanesa. ¿Está rico?
—Delicioso. ¿Por qué no enciendes la televisión?
Mi madre obedece y enciende la televisión. No suelo mirar mucho los noticieros y ese tipo de programas, pero el título que aparece en la pantalla llama mi atención al punto de soltar el tenedor y la cuchara. No puedo continuar comiendo después de ver su nombre allí.
«La expareja del arquitecto ZaredJones ha sido encontrada sin vida en su departamento».
La presentadora del programa comienza a hablar sobre eso.
—De acuerdo con la policía, la posible causa de la muerte de Samantha, novia del arquitecto Zared Jones, podría ser venganza... No se han dado otros detalles hasta que se llegue al fondo de todo esto y se esclarezca la situación. Lamentamos la pérdida de una persona tan joven y conocida. Esperemos que los familiares puedan superar esta pérdida. Nosotros estaremos pendientes y seguiremos el caso de cerca para darles información precisa y completa a todos ustedes que siempre nos sintonizan. Y con esta lamentable noticia, nos vamos a un corte comercial, pero no se despeguen de sus pantallas que pronto estaremos de regreso con más noticias del día...
—Dios mío. Mamá, esa persona de la que están hablando fue pareja de Zared. Están diciendo que la asesinaron - digo mirando a mi madre, quien tiene los ojos muy abiertos mirando la pantalla. Ella tampoco puede creer lo que está ocurriendo.
—¿Estás hablando en serio? Pero qué situación tan terrible. La verdad es que no tenía idea de que fuera su ex novia, aunque para ser sincera no sé demasiado sobre Zared.
—Sí, bueno, hace poco me enteré. Dios. De seguro debe estar afectado por toda esta situación. Probablemente le parezca algo difícil. La verdad es que lo es, no pensé que algo así pudiera pasar - suelto impactada. - ¿Crees que sería oportuno hacerle una llamada o es mejor que no lo haga?
—Bueno, quizás en este momento está recibiendo muchas llamadas. Yo, que tú, esperaría un poco y lo llamaría más tarde para saber cómo está. Pero esto es horrible. Cosas que pasan, ¿eh? Pobre muchacha - menciona.
—Lo es. Me parece que es algo que seguro le afecta mucho - suspiro.
—Está bien. Pero no te preocupes, eso no te hace nada bien, cariño. ¿Por qué no vas a dormir un poco? Tienes unas tremendas ojeras y apuesto a que no pudiste dormir en toda la noche porque algo te tenía angustiada.
Sí, me gustaría decirle a mi madre que de verdad estaba preocupada porque esa mujer se sentó a mi lado y me dijo incluso mi nombre y que voy a tener una niña. Es algo que me dejó con la cabeza llena y no pude descansar lo suficiente, pero no quiero ponerla paranoica también. Sé que se puede preocupar con facilidad. Así que prefiero no hacerlo.
Asiento y me dirijo a mi habitación para descansar. En ese momento, me doy cuenta de que la pulsera que siempre llevo en mi muñeca no está.
—¿Qué? - exclamo.
Me levanto de la cama y salgo de la habitación para buscar a mi madre y preguntarle sobre la pulsera. Tal vez ella sepa dónde está... Probablemente se me haya caído en casa o tal vez me la haya quitado sin recordarlo.
—No, no he visto ninguna pulsera. Pero haré la limpieza, moveré cosas. Si está por allí, te diré - responde mi madre.
—Gracias.
Confundida, regreso a mi habitación y no me queda más remedio que esperar a que mi madre la encuentre. Vuelvo a mirar mi muñeca vacía y siento la extrañeza de no tener ese accesorio.