Capítulo 44
1702palabras
2023-04-17 06:49
-Ven sube, te llevaré –me dijo Darwin con las manos en el volante, lo miré gracias a que el vidrio de la ventana estaba bajo.
Me quedé pensando por algunos segundos si sería conveniente montarme en su auto, había decidido rechazar su amistad, de igual modo él prácticamente tenía culpabilidad en que se me fuera difícil conseguir un autobús, me lo debía, así que me subí.
-Le diré a Roxana que no te vuelva a sacar a esta hora, es más, tu horario debería ser hasta las siete y media debido a que vives lejos.

-Te lo agradezco –dije con cara seria- ¿eso no influirá en mi pago?
-No, para nada, ‘‘Esa es la influencia de ser amiga del jefe’’ –dijo apartando la vista de la calle para mirarme de forma sonriente.
Mis facciones se congelaron, no pude disimular la cara de desagrado que expresó mi rostro al enterarme de que Darwin me estaba considerando una amiga.
Inmediatamente en mi mente surgió un remolino de ideas. ¿Qué haría ahora? Podía bajarme en una esquina y tomar un taxi hasta mi casa. Evitaría que él supiese donde vivo, aunque… al parecer conocía mi dirección, me acordé de la torta que me había mandado.
-¿Qué sucede? –Preguntó al percibir que me pasaba algo.
-Nada, solo es cansancio, no quiero llegar cocinando, ¿podemos pararnos en un sitio para comprar algo?

-Claro, conozco un buen lugar para comer.
Ante su comentario suspiré, un segundo plan pensado sería el mejor.
-‘‘Si él desea mi amistad le daré mi amistad. Tenía inquietudes sobre su vida, y al ser el padre de la niña a quien le tenía los ojos puestos debía conocerlo más… Ese rumor sobre su mujer podría ser cierto, ¿qué madre no estaría en el primer cumpleaños de su hija? Quizá porque no es la mamá verdadera. Y si es así, hay una probabilidad de que pueda ser yo.
Como lo predije, el auto no se estacionó frente a un local de comida rápida para que yo comprara mi cena. Él me invitó a un restaurante.

-Pensaba en cenar algo sencillo, no tengo suficiente dinero para pagar el menú.
-No hay problema yo invito, también tengo hambre, vamos pide lo que quieras –me dijo Darwin sentado al otro lado de la mesa redonda donde estaba yo.
Luego de que nosotros pedimos nuestra orden y el camarero se retirara, sentí un silencio incómodo; me acordé de todas las citas que había tenido con hombres ricos, pero sin la tensión de tener que aparentar ser una mujer decente. Darwin ya conocía algo de mi vocabulario vulgar.
-Esto no es una cita Nathalia, no estás saliendo con él –Me dije para recordar la razón de estar ahí. Tampoco era por aceptar la invitación de un buen amigo. Mi plan era conocer más de ese personaje.
-Escuché un rumor que usted tenía problemas con su mujer, es cierto. ¿Ella es la madre de la niña?
-¿Dónde lo escuchaste? Te recuerdo que poco comento sobre mis cosas personales, no sé dónde lo abras oído.
Al observar su cara seria diciendo este comentario asumí que había sido indiscreta, y mi objetivo no era seguir haciéndolo molestar. Algo jocoso debía decir para que cambiara su expresión.
-Son chismes de las trabajadoras de la tienda, sabía que quizá no era cierto. Por su porte les agrada hablar de usted.
-¿Hablan de mí a mis espaldas? –Interrogó él con curiosidad.
-Pero nada malo –Sonreí- dijeron que les gustaba su sonrisa. Aparte de la escuela veo que también llama la atención en otros lados por su atractivo.
-¿Así que me consideras atractivo? ¿Te gusto?
Me entraron nervios al escuchar sus preguntas. Era obvio que veía en él la figura de un hombre apuesto, pero no era de mi gusto. Me causaba envidia que tuviese una niña de la edad que pudiese tener la mía. Además de que me prometí que lo odiaría hasta que descubriera que él no era el personaje que secuestró a mi pequeña del hospital. Pero…
…-‘‘¿Por qué me pregunta eso? -La incógnita me surgió mentalmente y me di la respuesta más acertada para mí- Probablemente yo a él le gusto y quería saber si la atracción es recíproca’’…
Sí le decía que no era mi tipo probablemente me sería imposible sacarle información importante para mi estudio, solo si me confiaba sus secretos sabría si realmente era el padre de mi hija y cómo llegó a serlo.
-Aquí tiene –dijo el mesero colocando los platos sobre la mesa. Pudo haber sido un momento para debía la pregunta de Darwin pero ahora lo veía como una oportunidad seguirle la conversación.
-Claro que me gustas, desde el inicio. Hasta me peleo casi todo el tiempo con las sifrinas por eso. Ellas dicen que ganaran tu corazón, y que son más bonitas que yo. –Produje media sonrisa, como si me estuviera confesando. Aunque parte de esto no era cierto, debía aprender a actuar a la fuerza.
-Eso no es cierto. Más me llama la atención tu loca personalidad –me dijo mirándome a los ojos.
Acercó su mano a mi bozo para retirar un poco de salsa de mi cara.
Me entraron nervios. Inmediatamente me incliné hacia atrás y con una servilleta limpié toda mi boca. Seguí masticando.
-¿Y su hija? ¿Es que se llama? Me sorprendí cuando escuché que la nombraste por Ashley, veo que tiene el nombre de las peluquerías.
-Sí, se llama Ashley Michelle. Ashley era mi madre, fundó la cadena de salones de bellezas y peluquerías la cual heredé, en lo que tuve a la pequeña le puse ese nombre porque será la próxima dueña de los negocios cuando cumpla la mayoría de edad.
-Pero para esa época aun serás joven. ¿Pensarás jubilarte cundo tu hija cumpla dieciocho? –Pregunté, no era común que alguien quisiera abandonar la actividad económica del cual se ha servido por muchos años.
-Así es. Este tipo de negocio es bueno y me genera dinero, pero me limita en explorar otras cosas que en realidad me apasione.
-¿Y qué te apasiona? ¿Dar clases? Veo que eres un buen profesor.
-Que una alumna me diga que doy bien la materia me impresiona, Normalmente la matemática le gusta a pocos. ¿Lo dices solo para alagarme?
-No es así. Verdaderamente he aprendido mucho de usted y pienso que lo has comprobado.
-Cierto, me gustó tu soltura en la última exposición. Me hubiese agradado seguir dándote clases particulares, es lo que te ha ayudado. Pero últimamente ando muy ocupado, atiendo con más frecuencia a mi hija.
-¿Y cómo está ella ahorita? Si su madre está lejos ¿con quién la deja cuando está trabajando?
-Está ahorita con la tía, otras veces contrato niñeras o la dejo con una amiga de Yoskarly.
-Entiendo –dije. Analizando que algún día podría ofrecerme como niñera, ella probablemente sea mi hija y me alegraría cuidarla.
-Al inicio me preguntaste que si estaba teniendo problemas con la mamá y la respuesta es afirmativa.
-Ah, lo lamento –dije a manera de compasión.
-Solo es por cuestión de negocios. Ella es la que maneja la mayoría de mis cuentas y es la que encarga y selecciona los productos de belleza para la distribuidora.
-Un cargo importante.
-Sí, es mi socia, pero ahora tengo un mal presentimiento.
-¿De qué manera? –Interrogué de manera curiosa.
-Viaja por mucho tiempo, no me cuenta donde anda ni que hace, tiene ideas locas de crear una sucursal en otro país, lo cual no estoy de acuerdo.
-Como pareja deberían estar de acuerdo la manera de cómo trabajar los negocios –opiné- Ella no debería estar haciendo cosas a tus espaldas ni con tu propio dinero.
-Eso es lo que le digo, sin embargo ella no me hace caso.
-Pero tú eres el jefe ¿cierto? Eres quien la pusiste a trabajar.
-Claro, ella era una estilista profesional y encargada de tienda, amiga de la hija de una amiga de mi madre. Aunque nos habíamos visto nos conocimos personalmente hasta que me hice cargo de los negocios.
Nos levantamos, salimos del restaurante y nos dirigimos al auto.
-¿Quieres algo más? ¿Un helado? –Me preguntó.
-No, es suficiente. Vamos a casa.
-Ok será para después, te lo debo –Me sonrió antes de tomar con sus manos el volante.
-Pensaba que lo nuestro era amor –Continuó la misma conversación dentro del vehículo mientras conducía-. Pero, todo se volvió una obsesión al trabajo de parte de ella. Dudo que en verdad me ame.
-¿Y tú? ¿La quieres? –Pregunté y como imaginé, mi interrogante no tenía respuesta.
-Doy de lo que me dan, así que no estoy seguro. Puede que nuestra chispa se haya apagado –expresó Darwin en forma melancólica.
-Lo que tienen que hacer es arreglar las cosas, conversen, pónganse de acuerdo en la manera de manejar los negocios y traten de que el amor vuelva a florecer entre ambos –Opiné como si fuese una experta en el romanticismo; que de eso era totalmente lo contrario.
Al frenar el auto frente a mi edificio tiré de la manilla para salir.
-No abre, ¿qué sucede? –Pregunté.
-Ah, tiene seguro de niño, ya te abro. –dijo, se bajó del auto y desde el exterior me abrió la puerta.
-Gracias.
Mis pies pisaban firme la acera observando las pupilas de Darwin que me miraban fijamente. Sonreí para disimular y él no apartaba su vista de mí. Cerré la puerta del copiloto y di un paso para acercarme a mi edificio.
-Espera –Tomó mis manos con las suyas y su cuerpo se situó a diez centímetros de distancia del mío, tan cerca que sentía sus respiraciones.
Sabía en qué escena de mi película me encontraba, y debía evitar que se aproximara la siguiente secuencia- ‘‘¡Corteeeee!’’ –Como la directora de mi propio cine dije en mis pensamientos.
-Te deseo suerte con tu mujer –dije de manera sarcástica como una mujer celosa, tiré mis manos para zafarme de la suya y di un paso hacia atrás.
-Hasta mañana Nathalia –Escuché de su voz al darle la espalda.
-Nos vemos –dije sin mirar atrás.
¿Cómo era posible que Darwin estuviera intentando besarme? Era la locura que no me dejaría dormir esa noche, mis intenciones solo eran descubrir más informaciones sobre él, no involucrarme en una relación amorosa con ese hombre.