Un mar interminable de admiradores y reporteros rodeaba a la famosa actriz, Selena Samuel.
Muchas cámaras se elevaban en el aire y destellaban, cegándola. No obstante, lo único que le importaba era que capturaran sus imágenes mientras caminaba por la alfombra roja con la cabeza en alto y luciendo fabulosa.
Acababa de salir del estreno de su nueva película, pero su belleza y el éxito de su película no eran los únicos motivos detrás de su buen estado de ánimo.
Estaba feliz porque Quinta Hill había muerto.
Esa mocosa era lo que unía a Nate y Leila, y ahora se había ido.
Las posibilidades de que se convirtiera en la próxima Sra. Hill habían aumentado.
“Srta. Samuel, ¿cuál sería su mensaje para todos esta noche?”. Uno de los reporteros extendió su mano hacia ella con un micrófono.
“¡Reíos a carcajadas, bailad bajo la lluvia, atesorad vuestro recuerdos e ignorad el dolor!”. La rubia mostró su mejor sonrisa mientras recitaba una frase que había memorizado de Internet. “Solo tenéis una vida, así que ¡vividla al máximo!”. Sonrió una vez más y se dio la vuelta para alejarse con gracia.
Luego se dirigió a su vestidor, donde esperaba encontrar un sinfín de ramos de todas las flores, pero, para su sorpresa, se encontró con Leila Swift sentada dentro.
“¿Quién diablos la dejó entrar? Debería estar de luto por su hija. ¿Por qué está aquí?”. Selena respiró hondo y contuvo el aire durante un rato.
“Hola, Leila. ¿Qué haces aquí?”, preguntó, todavía logrando sonar calmada e incluso arrogante.
El rostro de Leila permaneció inexpresivo a medida que se ponía de pie con frialdad y calma. Después, se acercó a Selena.
¡Pam! Le dio una bofetada a la rubia con toda su fuerza.
“¿Qué…? ¿Estás loca? ¿Por qué hiciste eso?”. La fuerte bofetada sacudió a Selena, quien miró boquiabierta a la mujer frente a ella.
“¿Por qué lo hice?”, preguntó Leila. “¿Por qué eres tan cruel? ¿Eres tan desalmada que incluso la vida de una niña no significa nada para ti?”. Selena resopló.
“Yo no tuve nada que ver con la muerte de tu hija”, soltó la actriz.
“¿Quién dijo algo sobre mi hija? ¿O sobre su muerte?”. Leila la miró fijo, mostrándole que la había atrapado. Selena no respondió y desvió la mirada, pero la mujer frente a ella no se detuvo tras esto.
“¿Y qué hay de las muertes de Phil Hill y Bob Greece?”. Tenía más preguntas. Selena abrió los ojos de par en par, se quedó estupefacta al escuchar los nombres de los padres de Leila y Nate.
“¡No sé de qué estás hablando!”. Aunque no estaba lista para admitirlo, la presencia de Leila y sus comentarios comenzaron a asustarla poco a poco. “Largo de aquí, ¡en este instante!”, Selena le ordenó molesta, señalando la puerta.
“¡No me iré a ningún lado!”. Leila ni siquiera se inmutó. “¡Deja de fingir, Selena! ¡Tu madre me lo contó todo!”, exclamó palabra por palabra, pero sin levantarle la voz a esta p*rra en lo absoluto.
“¿Mi madre?”. Selena resopló de nuevo, tratando de evadir esta situación. “¡Estás loca!”.
“Sí, tu madre, Lily Greece, me contó todo. Además, ¡recuperé mi memoria! ¡Sé lo que me hiciste hace cinco años!”. Cuanto más hablaba, más se acercaba a la rubia.
Estaba furiosa.
Después de que Nate salvara a Quinta y Leila recuperara la memoria, llamó a Lily. Necesitaba dinero para el tratamiento de Carl y no tenía otra opción más que admitir sus crímenes. Entre dejar que su hijo muriera e ir a prisión, Lily eligió la prisión.
“Llamaste a Lily hace cinco años para pedirle que hiciera algo por ti a cambio de dinero”, agregó Leila. Su madrastra le había dicho que Bob gastó el dinero que Nate les había dado demasiado rápido en los Estados Unidos. Se volvió adicto a las apuestas y Lily ya no pudo confiar en que él pudiera mantenerlos a Carl ni a ella.
Entonces, aceptó el pedido de Selena y llevó a Bob de vuelta a Londres con engaños.
“Durante la cena de cumpleaños de Nate en ese restaurante, Lily puso una dr*ga en las bebidas de Karen y Phil por orden tuya. Karen se desmayó, pero Phil no bebió, así que Stan Samuel, tu padre, entró a escondidas por la ventana y lo apuñaló. ¡Tú le pediste que lo hiciera!”. Leila la acusó. Si Nate y ella no hubieran llegado a tiempo, Stan también habría matado a Karen.
Lily le confesó a Leila que habían inculpado a Bob Greece por el asesinato y luego Stan lo mató porque lo culpaba de haberle robado a su esposa. Después, arrojó su cuerpo al mar.
“No sé quiénes son Lily y Stan. ¡Deben estar tan locos como tú!”, gritó Selena, pero Leila solo estaba esperando a que terminara de actuar. No le prestó atención a la rubia y continuó con su discurso.
“Me llevaste a una clínica clandestina. ¡Querías que abortara a mi bebé! ¡Y cuando escapé, me hiciste saltar de ese acantilado!”.
“No hice…”. Selena trató de interrumpirla, pero Leila no lo permitió y siguió sacando todo lo que tenía dentro.
“¡Tú lo hiciste! Pero ¿por qué? ¡Yo nunca te hice nada! ¿Por qué fuiste tan cruel conmigo? ¿Y con mi papá, el papá de Nate, incluso con mi hija? ¿Por qué mataste a Phil y Bob? ¿Y a Quinta?”. Leila se acercó a ella paso a paso, clavándole los ojos como si fueran dagas.
Selena se dio cuenta de que no tenía sentido seguir fingiendo y se rio con orgullo.
“¡Vale! ¡Está bien! ¡Tienes razón!”. Rompió en carcajadas mientras hablaba. “¡Maté a Phil, Bob y a tu pequeña mocosa fea, Quinta! Pero ¡todo lo que quería era matarte a ti, p*rra! ¡Me robaste a Nate! ¡¡Mi Nate!!”, gritó histérica a la misma vez que se dilataban sus pupilas. “¿Qué me harás? ¡Nadie te creerá! ¡Ni a Lily! Haré que se retracte. ¡Es mi madre y lo hará con gusto por mí! ¡Ella me lo debe! ¡Nate será mío de nuevo!”.
Ahora, había llegado el turno de Leila para reír.
“Nate nunca será tuyo, Selena. ¡Él me ama a mí y a nuestra hija!”.
“¡Tu hija está muerta, p*rra!”, Selena respondió con seguridad. “¿Qué harás? ¿Llamarás a la policía? ¡Adelante, hazlo! No te creerán”.
“¡Mi hija está viva!”. De repente, Selena escuchó la voz seria de Nate. Volteó y sus ojos se encontraron con su mirada helada. Palideció de inmediato al darse cuenta de que él había escuchado todo lo que acababa de decir.
“¡Nate! ¡Escúchame! ¡Ella me tendió una trampa!”. Señaló a Leila presa del pánico.
“¡Oh, claro que te escuché!”. Nate entrecerró los ojos y reprodujo el discurso de Selena que había grabado en su móvil. “De hecho, todos te escucharon”, agregó, mostrándole que también estaba transmitiendo en directo en todas las redes sociales posibles.
No solo la policía, sino todos en Internet y el mundo entero habían conocido sus crímenes.
“Déjame ver. El video tiene más de sesenta millones de reproducciones hasta ahora. ¿Cuántas obtendrá en la siguiente hora?”, dijo Nate en un tono de burla.
Selena entró en pánico. “¡P*rra! ¡Me tendiste una trampa!”. Corrió hacia Leila con la intención de darle un abofetearla, pero Nate la sujetó de la muñeca. Acto seguido, la bofetada de Leila aterrizó en su rostro.
“¡Esta es por Phil!”.
La siguió una segunda bofetada. “¡Esta es por mi papá!”.
Luego una tercera. “Esta es por Quinta. ¡Quisiste matarla incluso cuando estaba en mi vientre!”.
La cuarta fue la más fuerte. “¡Y esta es por mí y Nate! ¡Nos separaste por cinco años!”.
Las dos mejillas de Selena quedaron marcadas con unas huellas rojas. ¡Nate sacudió su brazo y la soltó! La rubia se tambaleó y cayó al suelo.
“¡Nate! ¡Te amo! ¡Hice todo esto por ti!”, gritó.
“¡Mataste a mi papá el día de mi cumpleaños y trataste de matar a mi hija! ¿Así es como me amas? Vaya, estoy muy halagado”. Nate respondió con sarcasmo mientras sus ojos irradiaban furia.
Selena se dio cuenta de que Nate no creía en sus palabras y su rostro se oscureció. Luego se puso de pie y se abalanzó sobre él para tratar de quitarle el móvil de sus manos. Sabía que estaba acabada. No solo era el fin de su carrera, sino también de su vida. ¡La atraparían e iría a la cárcel!
Nate levantó las manos y la apartó de un empujón.
Después, llegó la policía seguida de un grupo de reporteros. Grabaron a detalle la escena de Selena siendo llevada por los oficiales de policía con unas esposas apretadas alrededor de sus muñecas.
Esta había sido su última actuación y su última pizca de fama.
En lugar de sonreír a las cámaras con la dulzura que acostumbraba, el rostro de la famosa actriz se distorsionó mientras maldecía en voz alta como el marinero más feo y malvado. “¡Algún día te mataré, Leila Swift! ¡Z*rra!”.
Después de que todos salieron de la habitación, Nate tomó la mano de Leila, la llevó hacia su pecho y la abrazó. “No dejaré que nadie vuelva a lastimarte”, le prometió en voz baja y le dio un beso en la frente. Leila sonrió y lo abrazó más fuerte…
“¡Nate, necesito regresar a los Estados Unidos!”, Leila le dijo a su esposo en cuanto subieron al coche. Estaban a punto de ir a recoger a Quinta de la escuela y llevarla a almorzar a algún lugar en el centro de Londres. La mujer estaba preocupada por su hermano, Carl.
Se había quedado solo ahora que la policía había detenido a Lily y no podía dejar de pensar en su hermano.
“Iremos juntos. Organizaré un vuelo para mañana con mis hombres”, respondió Nate. Él también tenía un asunto pendiente en los Estados Unidos. Había una persona más esperando ser castigada por los crímenes que había cometido, Thomas Harris.
Mientras Leila jugaba con Quinta en la sala de estar, resolviendo unos rompecabezas, Nate se dirigió a su estudio para hacer una llamada telefónica.
“¿Escuchaste la noticia de Selena Samuel? ¿Tienes miedo?”, le preguntó a Thomas tras ignorar las formalidades.
“Ni siquiera sé quién es esa mujer”. Thomas fingió no saber de qué hablaba.
“¡Como digas! No te preocupes, Selena confesará todo con tal de reducir su sentencia. ¡No esperes que te guarde tus secretos, Thomas!”. Nate hizo una pausa. “¿Sabes? Solo los muertos pueden guardar secretos para siempre”, agregó con un tono misterioso, como si quisiera decir algo. Luego colgó.
Selena merecía ser sentenciada a muerte por sus crímenes, pero la pena capital no existía en este país. ¡Nate creía que una persona que había cometido delitos tan graves como los de ella no merecía vivir con todas las comodidades en la cárcel!
“Solo los muertos pueden guardar secretos…”. Las palabras de Nate resonaban en la cabeza de Thomas incluso horas más tarde y atormentaban su mente. Estaba en pánico. Selena le contaría todo a la policía y lo detendrían. ¡Luego perdería su fama, su fortuna y su empresa!
Temprano a la mañana siguiente, Selena y Stan Samuel aparecieron en todos los titulares posibles.
No habían podido escapar de su destino.
Según los informes, habían sido encontrados muertos dentro de la prisión debido a una intoxicación alimenticia.