La señora Valquiria se llenó de rabia y también salió del consultorio, está colorada y su esposo lo notó. Ella le comentó lo que acaba de descubrir y pronto se fueron a la villa para buscar a Taylor y hablar con él seriamente.
―Le prometí a mi hijo que ya no nos meteríamos en sus asuntos. ―Dijo, el padre de Taylor cuando su esposa le comentó sus planes.
En la villa no estaba Taylor ni Sandy, fue hasta después de media hora que ellos llegaron. Pero él les dijo que solo viene a dejarla porque le ha llamado un socio y quiere que se reúnan de inmediato.
Todos estuvieron conformes con ello y ninguno se opuso a que él se marchara. En esta ocasión no cuentan con sus choferes y Taylor ha rentado un auto para poder movilizarse durante la semana que se supone estarán allí.
Va manejando a gran velocidad porque quiere llegar antes de que Pamela salga de la clínica, no va a ninguna reunión de trabajo como se lo hizo saber a la familia.
Su misión es vigilar a Pamela y si es necesario seguirla hasta que llegue a su casa para entonces obligarla a que le muestre a su hijo.
―Ni siquiera sé si eres un niño o una niña, pero me imaginó que debes de tener una belleza inigualable. ―Comenta en voz baja.
Maldición, por qué no te busqué desde hace tiempo si yo nunca he dejado de amarte, Pamela. Pero te juro que no permitiré que sigas con ese imbécil que llegó a defenderte hoy.
―Dice ahora en voz alta, cierra sus ojos y suspira sin caer en cuenta de que está a punto de atravesar un semáforo en rojo, el cual le advierte que debe de detenerse, pero él no lo hace y ocurre la tragedia.
Finalmente, se despertó en una clínica, no recuerda como pasó el accidente, la enfermera solo le dijo que la ambulancia lo trajo y los paramédicos comentaron que había sido embestido por un camión.
―Ahora vuelvo, iré a avisarle al doctor que usted ya ha despertado.
La chica se fue a traer al médico, este ya sabe de quién se trata el paciente, ha reconocido a Taylor desde que lo atendió inconsciente y ahora está yendo de nuevo para finalmente hacerle una última valoración y verificar si es necesario una intervención quirúrgica en una de sus piernas.
―Buenas tardes, soy el médico ortopeda a cargo de su estado. Dígame, ¿cómo se siente? ―Preguntó con profesionalismo.
―¡Qué! ―Exclamó Taylor con un grito.
¿Quién cometió el error de traerme a esta clínica?
¿A caso no hay más en esta ciudad? ―Grita con enojo Taylor, pues se ha vuelto a topar con el doctor que defendió y abrazó a Pamela.
Taylor no puede creer que ahora esté necesitando de los servicios médicos que ofrece el hombre que le ha quitado a su esposa.
El ortopeda le confirmó que tiene rota la pierna y tendrá que usar platina, para ello deberá pasar por un largo proceso quirúrgico.
Al escuchar eso, Taylor recordó el día cuando Pamela lo abandonó en medio de aquella operación y ahora teme que pase lo mismo con Sandy.
―¿Quiere que le llamemos a un familiar para que lo acompañe? Es necesario que haya alguien para cualquier incidente que pueda ocurrir. ―Le comentaron.
―No, no quiero que nadie se entere. Haz lo que tengas que hacer y no sigas preguntando lo que no te importa.
―Señor, es necesario que esté relajado, por favor cálmese. De lo contrario, su corazón estará acelerado y por ende su presión arterial estará disparada y no lo podremos operar.
―¿Dónde está Pamela? ―Consultó, hablando entre dientes.
―Está en su casa, su horario de consulta ha finalizado y se ha marchado.
―¿Por qué decidiste traerla a este país? Te exijo que me respondas con la verdad.
―Señor, es urgente que me ponga a trabajar en usted para que el cirujano lo atienda lo antes posible. Por favor no atrase más el procedimiento.
―Respóndeme maldito, ¿por qué me quitaste a mi mujer? ―Gritó Taylor, tomándolo por sorpresa del brazo y presionándolo con fuerza.
―Porque la amo y soy incapaz de embarazar a otra mujer si estoy con ella.
¿Ya se te olvidó que tu amante llegó a una habitación de hotel y te confesó que serías papá?
¿Tú crees que a la pobre Pamela no le dolió escuchar eso?
―No puede ser. ―Lamento Taylor y hasta entonces soltó al doctor.
―Si puede ser, Pamela se enteró de todo y por eso … ―No tiene caso recordarte el pasado cuanto tú ya lo sabes todo.
La enfermera vendrá para trasladarte al quirófano, mi turno ha terminado. ―Dijo el médico y salió de inmediato de la sala, dejando a un confundido y adolorido Taylor.
―Tengo que ver a Pamela lo más pronto posible, ella me tiene que escuchar.
Ahora sé que fui yo el que tuvo la culpa de que ella se marchara. Me duele en el alma verla con ese hombre, ahora puedo entender lo que ella debió haber sentido cuando escuchó a Sandy confesar que tendríamos un bebé.
Por qué no me di cuenta a tiempo lo mucho que te amaba, mi amor. He sufrido con tu ausencia, nadie lo sabe, pero me haces demasiada falta y ahora lucharé por tu amor.
Taylor le dijo a su familia que no llegará a dormir esa noche porque ha cambiado de ciudad y que regresará hasta el día siguiente por la tarde, no quiere que nadie llegue a la clínica porque le estropearán los planes de reunirse con Pamela.
―Listo muchacho, ya te hemos colocado la lámina de platina y ahora deberás de tener mucho cuidado y reposo. ¿Hay algo en lo que yo te pueda ayudar, quizá comunicarme con tu familia? ―Quiso saber el cirujano.
―En realidad no necesito, eh bueno sí, necesito de su ayuda, doctor. Necesito que llame a la pediatra Pamela y le haga saber que yo estoy aquí, ella es mi cuñada y necesito confesarle algo sobre mi hermano. ―Mintió Taylor.
―¡Vaya, qué sorpresa! Disculpe si lo he atendido mal, no sabía que la doctora Pamela es su cuñada. Ella es excelente en su área, aquí todos la amamos desde que llegó, y a nuestro doctorcito también lo amamos. ―Expresó con emoción el ortopeda.
―¿Doctorcito? ―Preguntó Taylor, sintiéndose celoso porque piensa que se refiere a la pareja de Pamela.
―Sí, al hijo de ella le decimos doctorcito, lo hacemos con mucho amor.
El corazón de Taylor rebozó de alegría, es un varón, el hijo que tiene con su esposa y que está seguro de que es legítimo, es un varoncito y ya lo ha confirmado y está muy feliz.
―En fin, me retiro. ―Volvió a decir el médico.
―¿A caso no le va a llamar a mi cuñada? Por favor hágalo ahora mismo y dígale que necesito que esté a mi lado para que me alcance agua o cualquier bebida para la sed.
Muy obediente el cirujano sacó su celular y le llamó a Pamela, esta le dijo que no irá porque ya su turno ha terminado.
―Pero su cuñado me ha pedido que venga porque ha tenido un accidente, él insiste que la quiere ver.
―¿Cuñado?
―Sí, bueno doctora, yo la dejo. Por favor dese prisa porque este hombre está rogando para que usted venga.
Pamela se quedó pensativa, los únicos cuñados que ella ha tenido son los hermanos de Taylor y no entiende por qué ahora uno de ellos la está clamando.
―Esa familia está loca, pero iré a acompañarle porque según me dijeron está solo y ha tenido un accidente. ―Dijo en su mente.
Vistió al pequeño Tobías, que ya estaba a punto de dormir, tomó su abrigo y caminó un poco hasta llegar a la clínica. Tiene suerte de que viva muy cerca y no corra peligro para movilizarse.
―Pequeño, ¿recuerdas que siempre te he comentado que tienes dos tíos? Ahora estás a punto de conocer a uno de ellos.
Le comentó a su hijo de cuatro años mientras se acerca a la habitación en donde se supone que está el paciente.
Pamela entró junto al bebé, no reconoció de inmediato al hombre que está recostado sobre la camilla, ya que este se ha cubierto el rostro con la sabana, claro que lo ha hecho a propósito para que ella no salga corriendo al ver que es él.
―Hola. ―Saludó con seriedad.
―Hola, lamento haberte hecho venir a esta hora. ―Rezó Taylor, descubriendo su rostro.
―¡Tú!
¿Para qué has pedido que venga? Sabes que a esta hora yo ya debería estar durmiendo porque el día de mañana me toca trabajar muy temprano, verdad.
―Lo sé y lo siento mucho, pero es que necesito hablar contigo.
Oh, y… él es mi… ¿Es mi hijo? ―Preguntó al borde de las lágrimas cuando vio asomar al pequeño que se resguarda detrás de las piernas de su mamá.
En ese momento Pamela recordó que cuando estaba embarazada de su hijo siempre dijo que jamás le mencionaría ni siquiera el nombre de su padre y ahora que los tres están frente a frente se siente decidida a enfrentarse con la realidad.