SARA
Su mirada es tan intensa y sus labios tan apetecibles que el anhelo de acariciarlos con los míos es tan intenso e incontrolable. En lo que llevo de vida y sigo recalculando. El contacto físico no ha sido mi fuerte. Pero en este momento considero que lo estoy tolerando y lo disfruto. Aun así, no está bien. Él es hermano de mi jefa y cuñado de mi jefe y seria poco profesional enredarme con él. Porque considero que nunca llegaría a una relación seria. Porque es tan fácil la respuesta.
Él es un galán, un hombre totalmente apetecible a la vista y aunque no le diga en voz alta, no soy ciega puede darme cuenta que el levanta muchas miradas a su paso. Y no estoy para esto. Me he acostumbrado al ser una persona invisible a la vista y si llegamos a tener algo yo seré tendré la atención ya sea positiva porque soy su pareja y negativa porque atrape a un soltero codiciado.
En cámara lenta sus labios se van acercando a los míos como una escena de película de romance. Pero el sonido chirriante de una llamada celular interrumpe la escena. Que me hace alejarme del contacto de su piel. El busca en sus bolsillos y saca un teléfono para acercarlo a su oído y comenzar a hablar. Me obligo a girar mi cabeza al lado contrario de su presencia impactando mi mirada con la maleza del bosque en la carretera. Trago saliva e intento abrir la puerta. Es inútil está bloqueada.
-Puedes quitar el seguro. Necesito aire.
-El aire acondicionado esta encendido.
-Sabes de lo que hablo. –No lo miro.
Quita el seguro, me apresuro a abrir la puerta. El aire frio junto al calor del sol me recibe haciendo contacto con mi piel. Sobo mis manos una contra la otra. Tratando de calentarlas, pero es totalmente inútil porque, aunque lo ignore se lo que me cuerpo quiero y es al él.
. ¡Estoy perdiendo el control!
Siempre he sido una mujer fuerte, al igual que mi carácter. No me he dejado amedrentar por nada. Pero ahora creo mi sistema interno esta averiado. Porque en solo segundos puedo pasar de la calma al enojo y viceversa y no logro contralarlo y me asusta. Me asusta saber que volveré hacer la niña moldeable a la que destruyeron. A la que pueden quitar los sueños con un solo chasquidos de dedos.
A la lejanía percibo la sombra de varios árboles. Me acerco a unos de ellos, un árbol inmenso lleno de flores y frutas que brindan un poco de sombra, para aprovecharla. El camino es corto y cuando llego ubico mi trasero la maleza, tomando mi tiempo en respirar el aire puro que me brinda la naturaleza. Mantengo cerrados mis ojos, disfrutando el momento de paz. Aun así, siento su presencia a mi lado.
-Lo estas disfrutando.
-Lo hago.
- ¿Te gusta acampar ¿–A qué viene esa pregunta.
-Nunca lo he hecho. Así que no lo sé.
- ¿Te gustaría acampar algunos de estos días?
-Si. –No demoro en responder. –Desde que soy una niña me he sentido en paz estando rodeada de árboles, me reconforta.
-Eres diferente.
- ¿Diferente?
-A la mayoría de chicas no les agrada estar rodeada de insectos y animales en sus noches de descansos. Prefieren un lindo hotel con sabanas acolchonables y toallas suaves. Pero tu prefieres estar rodeada de vegetación.
–Yo no soy la mayoría. Pero si, me gusta estar rodeada de vegetación y los insectos creo que no solo los encontramos en bosque, también existen en las casas y sabemos cómo coexistir con ellos, así que no son la gran cosa.
-Lo sé y tienes una buena deducción sobre los insectos y puede decir que eso es lo que me gusta de ti. Eres interesante.
- ¿Porque estas tan seguro de que te gusto? Solo llevamos un par de horas de conocernos.
-Es complicado.
-Explícamelo –Lo miro y lo que recibe mis ojos es tan confuso. Veo miedo que se transforma en terror –Si no quieres está bien, entiendo.
-No es eso –Tira un gran bocado de aire –Mi familia es confusa y famosa.
-Eso escuche.
- ¿Me dejaras hablar? o quieres que pare.
-Ahhh no sigue. Lo siento.
-Descuida. En fin. Mi familia es conocida por tener algunas negociones exitosas en algunos países - ¿Exitosos? son la misma familia Riqui Rincón.
-Tienen hoteles a sus nombres y no solo eso restaurantes, clubes
-Sara me dejaras hablar.
-Lo siento no era mi intención. Prosigue. –Lo invito a seguir.
–Bueno…si tenemos muchas propiedades que la mayoría soy muy famosas y reconocidas. - ¿Algunas? Todas diría yo. –Yo me encargado de algunas de ellas. Pero un gran poder con lleva una gran responsabilidad.
-Gran refrán Spiderman
-Es un gran refrán. Pero lo dijo el tío de Peter. Hombre sabio.
-No hay duda.
-Aun así, escondemos un secreto que nos ha mantenido escondidos de nuestros enemigos, por mucho tiempo.
El retorcijón de mi estómago fue el aviso de que este secreto tendría que esperar para otro momento. Porque el hambre me estaba dominando. Me sonrojé delante de él y se limitó a sonreír de forma divertida. Su naturaleza afable y atenta se trasformó rápidamente en una de alerta atrayendo mi confusión.
-Es hora de irnos. –Trata de volver a sonreírme de manera relajada como hace unos minutos. Pero falla porque se nota que su sonrisa es sumamente forzada.
- ¿Qué sucede? –Me preocupa. Su cuerpo parece estar en total alerta.
-Es hora de irnos. –Ignora mi pregunta y me ayuda a levantarme. Su agarre es fuerte pero no llega a lastimarme.
- Señor McQueen….
-Te lo diré después, ahora solo ve al auto. – Asiento de forma positiva. Me suelta y saca su teléfono y comienza a mover sus dedos rápidamente sobre la pantalla.
Rápidamente camino hacia el auto y el, quita el seguro. Abro la puerta y me meto en el cerrando la puerta al instante. Cuando mi mirada impacta nuevamente con su silueta. Él se encuentra de espaldas a mi hablando por teléfono y parece que la conversación es bastante acalorada, porque por un instante se gira y puedo ver su rostro de enojo. Pobre la persona que está recibiendo su enojo se ve realmente enfurecido. Me pongo el cinturón de seguridad y cierro mis ojos descansando mi cabeza en el respaldar del asiento.
Cuando abro mis ojos al principio me siento un poco desorientada por el lugar que estoy. Me quede dormida. Vuelvo mi vista nuevamente al afuera pero no veo a nadie. ¿Dónde está? Me quito el cinturón de seguridad y agarro la palanca tirándola para atrás para abrir la puerta, pero está asegurada. Esto no pinta bien.
Miro a ambos lados buscando su silueta, pero es inútil porque lo único que encuentro es el vacío de la soledad de la hilera de árboles. ¿Dónde se metió? Sé que no moriré de asfixia porque ha dejado el motor encendido al igual que el aire acondicionado. Aun así, no puedo irme, porque para mí mala suerte no se conducir y donde debería estar la llave solo hay un botón.
Los segundos se vuelven minutos haciéndose eternos y comienzo a desesperarme al igual que me respiración comienza a fallar y faltarme. Sé que estoy a punto de caer en un ataque de pánico. Desde que soy solo una niña los lugares diminutos y oscuros solo han sido un precipicio de ansiedad y dolor. ¡Odio estos lugares! Me hacen sentir vulnerables. Y sí, estoy encerrada en una pequeña cabina llena de asientos que, aunque deben reconfortable hace que pierda el equilibrio de mi cuerpo. Aunque suelo siempre tener a la mano la llave del lugar en que me encuentro, porque de cierta manera me reconforta saber que tengo un medio de salida. Pero ahora. Ahora estoy atrapada y no tengo el acceso de escapatoria.
La puerta a mi lado es abierta y el cuerpo del hombre que altera mis sentidos aparece.
-Sara… Sara… Sara estoy aquí.
-No puedo respirar.
-Sara tranquila. Aquí estoy.
-No puedo respirar. El aire… –Sus labios impactan con los míos, haciendo que me centre en el momento y este exacto segundo, haciendo que pierda por un instante la razón principal de mi problema y me centre en la solución un poco diferente.
Su beso es tranquilo, pero arrebatador, se toma su tiempo en disfrutar el contacto de nuestros labios. Moviendo el suyo con el mío en sincronía. Sus manos calientes están en mis mejillas. Aun así, no accede a más partes de mis cuerpos y antes de separarse va dejando cortos besos en mis labios antes de separarse.
- ¿Estas mejor?
-Si
-Eso está bien.
- ¿Por qué me encerraste?
-Fui un momento al bosque y en esta zona hay muchos vagabundos y estabas dormida, me preocupaba que te lastimaran.
-No lo vuelvas hacer.
-No lo hare. –Me da un beso en la frente. –Es hora de irnos.
-Si –Vuelve a dejar un beso en mi frente y luego cierra la puerta del copiloto dando vueltas para ocupar el puesto del conductor.
Acelera y nos adentramos al tránsito siguiendo la ruta a nuestro destino. El camino es más corto y su mano rodea la mía infundiéndome de su calor.
-Cuando terminaremos nuestra conversación
¿Conversación?
-No se haga el desentendido. Su secreto.
-Ya te dije que me dejes de tratar de usted. La confianza es un punto muy importante en una relación.
- ¿Tenemos una relación?
-Sí, aunque debemos definirla. ¿Tienes ideas?
-No sé, una formal. Entre hermano de mi jefe.
Paramos y la puerta inmensa de color vino se presenta ante nosotros es totalmente desconocida para mí. Es la primera vez que la veo.
-Esta entrada es nueva.
-Para ti sí. Para los demás no, por aquí entran los autos.
-Pero no está muy lejos de la entrada principal.
-Si un poco. Pero tenemos un medio de transporte que nos deja cerca de ella.
-Entiendo un auto. –La puerta se abren ante nosotros dándonos la entrada. Pero él se desvía al lado izquierdo siguiendo un camino diferente hasta que se parquea en una casa desconocida y totalmente hermosa ante mi vista.
-Bienvenida a tu nuevo hogar –Me suelta la mano y baja del auto.
Abro la puerta y el me ayuda a bajar brindándome su mano, la cual rodeo. Me jala un poco ocasionándome que pierda el equilibrio por un momento que él logra sostenerme.
-Con cuidado mi Luna. –Me limito a sonreír y recuperar el equilibrio.
La casa es sumamente hermosa. Por fuera es totalmente color café claro, en la entrada se puede ver el hool en donde se encuentra una hamaca en forma de silla. Rodeada de un par de macetas con plantas muy coloridas y la hermosa hilera de árboles en la parte de atrás completa el retrato de un hogar.
- ¿Te gusta?
-Es totalmente hermosa.
-Te encantara por dentro. Tiene una cocina, muebles her…
-Sara ya estás aquí –Somos interrumpidos por la pareja de mis jefes. Que están cogidos de las manos. Suelto mi mano de la suya en un acto rápida de cobardía. El solo mira su mano luego la mía hasta que termina en mis ojos. Su mirada promete que tendremos una conversación más tarde, luego sonríe moviendo su cabeza de un lado al otro. –Hola hermana –Se acerca a la otra mujer en esta estancia natural y le da un beso en la mejilla. - ¿Cuñado? –El da un asentamiento de cabeza en forma de saludo.
- ¿A qué viene tanto formalismo?
-El respeto, ante todo – El humor es palpable en su voz.
- ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿No tenías que irte?
-Dándole un tour a nuestra invitada. Y sí, pero esto era más importante.
-¿Importante?
- ¿Entraremos a nuestro hogar? – ¿Entraremos a nuestro hogar? Este hombre cada momento parece más chiflado –Me gustaría llevarla en mis brazos como recién casados.
-No es necesario. –Me limito a decir. El dirige su mirada hacia mí.
-¿Por qué, mi rayito de sol?
-Porque tengo pies.
-Buena respuesta, un poco ingeniosa lo acepto.
-David deja de molestarla.
-No lo estoy haciendo. Solo estoy remarcando un punto.
-Y es muy molesta, ella es mi invitada.
-Lo sé, pero recuerda que ella es mi Luna.
-Lo tengo presente, no tienes que enfatizarlo.
-Aun así, debes negarte al estar cerca de ella
-¿Por siempre? –Pregunta incrédulo.
-Por ahora.
-Ok, estoy está bien, pero ahora no es el tiempo de alejarme debo terminar el tour con mi dama.
-Ella trabaja para mí.
-Lo sé.
-Y ella no sabe… bueno eso.
-Estaba a punto de contárselo.
- ¿Enserio? Te volviste loco. Ella es una humana será un gran shock para ella esta información.
–Ella es fuerte.
- ¿De qué me perdí? –Murmuro. Enfatizando un punto que es desconocido para mí y aunque no suelo ser curiosa. En este momento aquel sentimiento se está volviendo llevadero en mi vida. Porque siento que esta familia tiene un gran secreto y aunque el hombre de cabello dorado esté dispuesto a decirlo todo a su hermana no parecer tener la misma opinión. –Disculpa interrumpirlos, aún seguimos aquí y bueno el día ya comenzó y hay cosas que hacer.
-Estas en lo correcto Sara –Ahora es mi jefa la que habla.
-Mi Luna es todo un genio.
-Donde se encuentra Meredic.
-Está adentro desayunando.
-Dejare mis cosas en la casa, he ir por ella.
-No es necesario. –Ahora habla mi jefe.
-Lo es, vine aquí para hacer un trabajo y debo cumplirlo.
-Aun no es tiempo. Es temprano. Instálate y en unos minutos iremos por ti.
-Pero...
-No se dice más Sara. Instálate. En unos minutos vamos por ti
-Espero que te gusta la casa, tratamos de acondicionarla un poco más el día de ayer con Meredic.
-Gracias –Se despiden los dos con las manos y veo cómo se van.
-Ya estamos solos. –Me susurra al oído ¿ Cómo llego hasta aquí? Me alejo.
- ¿Cómo llegaste aquí?
-Estaba cerca de ti.
-No es cierto.
-Para mí lo es. Pero considero que no estoy lo suficientemente cerca de lo que quiero y esos son tus bellos y carnosos labios.