Capítulo 44
1174palabras
2023-02-19 00:01
William hablaba por teléfono con Frankie, mientras observaba el paisaje a través del gran ventanal de su estudio.
Desde que él fue elegido presidente, su hermano menor asumió el cargo de director de Scott Group.
Y aunque él todavía estaba a cargo de los asuntos de la empresa familiar, Frankie debía pasarle un informe detallado de todos los eventos del día y recibir su retroalimentación.

Mientras ellos dos hablaban, Tommy estaba sentado en la alfombra no muy lejos de su padre y concentrado en la pantalla de su computadora sus dedos golpeaban rápidamente el teclado. Estaba haciendo la tarea que le encargó William solo un momento atrás: editar un troyano simple.
Para él, era pan comido, pero necesitaba tiempo para hacerlo.
De repente, el gerente de la mansión del presidente entró corriendo con su iPad en la mano, pero al ver a William hablando por teléfono no se atrevió a molestarlo. Así que se quedó quieto a un lado, esperándolo.
"¿Qué pasó, Rya?", preguntó Tommy levantando una ceja ante la expresión ansiosa del gerente.
Entonces él lo miró sonriendo y, sin darle importancia, respondió: "No es nada, Tommy. ¡Date prisa y termina tu tarea para que puedas ducharte e ir a la cama!".
Al escuchar que mencionaba su tarea, el niño se enojó.

Como vio que su padre seguía hablando por teléfono, se puso de pie de inmediato. Luego caminó hacia el recién llegado, extendió sus manitas para agarrar el iPad y preguntó: "¿Qué es lo que llamó tanto tu atención que quieres compartirlo con papá? ¡Debe ser algo bueno! Yo también quiero echarle un vistazo".
"Eh... ¡Tommy!". Cuando Rya se dio cuenta, el iPad ya estaba en las regordetas manos del niño. Pensando que no era un asunto importante, decidió dejar que lo leyera.
"¡Esperen! ¿Qué es esto?", exclamó el pequeño al leer la noticia. "¿Gafas Negras dio a luz a un niño? ¿Cómo es posible?", preguntó lamentándose mientras parpadeaba con incredulidad.
De pie junto a él, Rya dio un brinco, ya que lo tomó por sorpresa el grito tan repentino del niño.

Mientras tanto, William, quien no estaba muy lejos, escuchó el estallido de su hijo y frunció las cejas. Casi de inmediato, colgó la llamada con Frankie y de un par de zancadas se acercó para arrebatarle el iPad con cara hosca.
"Papá, esto no puede ser cierto. Alguien debe estar calumniando a Gafas Negras. ¿Cómo es posible que una mujer tan amable como ella sea la amante de un hombre y haya dado a luz al hijo de otro señor? ¡Nunca lo creeré!".
Cuando William terminó de leer, miró el tierno rostro de su hijo que estaba lleno de ira por lo que consideraba una gran injusticia. Mirando a Tommy con indiferencia, sus pupilas oscuras y profundas se encogieron de repente.
"Señor, al presidente de Fliysau parece gustarle mucho Hannah, sin embargo, ahora que esta persona la está exponiendo...", intervino de pronto Rya, pero su jefe lo interrumpió antes de que pudiera terminar su frase.
"Encuentren inmediatamente la dirección IP de este usuario y bloqueen su cuenta, así todos los comentarios y retuits relacionados con el asunto se eliminarán por completo".
"Sí, señor", asintió el gerente tomando respetuosamente el iPad que William le entregó. Luego se dio la vuelta para ir a cumplir sus órdenes.
"Dile a Fletcher que venga a verme", agregó el presidente, antes de que él cruzara la puerta.
"De inmediato, señor".
"Papá, tú sabes que Gafas Negras es inocente, ¿verdad?", preguntó Tommy mirando expectante a su padre, con sus grandes ojos negros. Ansiaba que la respuesta fuera un sí.
Sin embargo, William lo miró, frunciendo el ceño. "¿Por qué confías tanto en ella?".
"Bueno, mi intuición nunca se equivoca"
Al escuchar eso, William no supo qué responder y caminó hacia la computadora de su hijo para cerrarla. "Eso fue toda la tarea de hoy. Ve a tomar un baño y métete en la cama".
"Papá, tú también crees que ella es inocente, ¿no?", insistió el pequeño, ignorando el hecho de que ya no tenía que terminar su tarea. ¡No se iría sin obtener una respuesta!
Mirando los grandes ojos claros de Tommy que estaban llenos de determinación y terquedad, William pensó en Hannah. Eran exactamente iguales.
Después de un momento, asintió y dijo con voz profunda: "Sí, yo también creo en ella".
"¡Uf, eso es genial! ¡Te amo, papá!", gritó Tommy con entusiasmo, luego corrió hasta él y abrazó su muslo.
Mirando a su hijo, quien le llegaba apenas a la cintura, William volvió a fruncir el ceño ligeramente. "Ve a darte un baño, luego a dormir".
"Está bien, ya voy. ¡Buenas noches, papá!". Cuando Tommy soltó la cintura de su padre, una radiante sonrisa brilló en su tierno rostro. Se había puesto de tan buen humor que parecía un botón de ciruelo a punto de florecer.
Al verlo, William también sonrió. "¡Buenas noches!".
De inmediato, Tommy salió dando pequeños brincos, riéndose con satisfacción.
Tan pronto como el niño salió, llegó Fletcher. "Señor". 
Con la mano en el bolsillo, William ordenó con tono serio: "Habla con la familia Porter y adviérteles que cualquiera que se atreva a mencionar otra palabra sobre el embarazo de Hannah pagará las consecuencias, incluso con su vida".
Al escuchar eso, Fletcher tembló. "De inmediato, señor".
....
Desde la noche anterior, la residencia de los Porter, que en general siempre fue un lugar tranquilo, se volvió un sitio muy concurrido. La mayoría de los vecinos de la familia y socios comerciales comenzaron a visitarlos con generosos obsequios, para disculparse por haberlos descuidado, ya que habían estado distantes y apenas habían mantenido contacto con ellos. Extrañamente, ahora deseaban poder establecer asociaciones comerciales y seguir generando negocios que les traerían ganancias a todos los involucrados.
Justo cuando despedían a un grupo de visitantes, sonó el teléfono de Davis. Al ver que era un número desconocido, él pensó que era otra persona que quería colaborar con su empresa, por lo que respondió con una sonrisa.
"Hola, ¿quién habla?".
"¿Eres Davis Porter?".
Cuando escuchó la grave voz que sonaba desde el otro extremo de la línea, sintió instantáneamente una opresión en el pecho. Sin embargo, se aclaró la garganta y respondió: "Sí, soy yo".
"Será mejor que vigiles a Melissa. Si se atreve a mencionar otra palabra acerca del embarazo de Hannah o del hijo de mi jefe, toda tu familia perderá la oportunidad de ver un nuevo amanecer. Si yo estuviese en su lugar, cuidaría mi vida".
Al escuchar esa voz, Davis sintió un escalofrío y palideció. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, la otra persona ya había colgado. Lo único que se oía era el sonido de la línea muerta.
"¿Qué pasa? ¿Quién te llamó?", preguntó su mujer, al verlo tan aturdido y con el rostro pálido de miedo.
Mirándola fijamente, Davis guardó su teléfono apresuradamente y preguntó con ansiedad: "¿Dónde está Melissa?".
"¿Mel?", replicó Lana sorprendida. "Está arriba, en su habitación".
La expresión del señor Porter era oscura. De pronto, se dirigió de prisa hacia las escaleras y subió corriendo.