Capítulo 2
905palabras
2022-12-07 11:10
Cuando me aprestaba a salir con los cinco cafés, dos mujeres rubias llegaron al cafetín y escuché su conversación mientras caminaba hacia la salida.
"¿Vieron las noticias? Dijeron que hay un psicópata asesino en la ciudad que persigue mujeres hermosas. Afirman que si las encuentra solas en la calle a altas horas de la noche, las vi*l* y luego las asesina".
"¡Dios mío! ¡Debemos tener cuidado! ¡El señor nos ampare de pasar por algo así! ¡De ahora en adelante, mejor nos vamos juntas a casa al salir del trabajo!"

¿Un asesino en serie? Me pregunté a mí misma y el corazón se me paralizó por unos instantes.
Las vi con cierta preocupación y al parecer se me percataron de mi angustia.
La más delgada de las dos se tapó la boca y susurró: "Dios mío, ¿acaso cree que el asesino va a ir tras ella? ¡Mírale los ojos! ¡Qué patética es!
"Jajaja, tienes razón. ¡Qué tonta! ¿Cómo puede pensar que un hombre pueda sentirse atraído por ella? ¡Ni un ciego se interesaría en ella!"
Esas palabras fueron simplemente otros dardos que se clavaron en mi maltrecho y golpeado cuerpo, y por eso no me afectaron sus comentarios.
Aceleré el paso y salí del cafetín.

Al llegar a la oficina, vi a mis compañeras Amelie Lawson y Galilea Bauer que estaban paradas una al lado de la otra. Parecían que estaban muy ocupadas pero en realidad estaban navegando disimuladamente en internet, leyendo los últimos chismes de las celebridades.
Amelie es la chica más bella de nuestro departamento. Tiene una larga cabellera ondulada de color rojizo, ojos verdes y nariz perfilada, y sus labios parecen unos pétalos encantadores. No obstante, cada palabrota que dice expresa todo lo contrario. Es una persona cruel pero todos perdonan su vulgaridad, debido a su espectacular apariencia. En fin, ¡ése es el verdadero poder de la belleza!
Galilea es una de sus mejores amigas. Aunque su belleza es promedio es más atractiva que yo y a diferencia mía, su piel es bonita, no es gorda y tiene los ojos marrones y el cabello rubio corto.
Asimismo, es fiel seguidora de Amelie y apoya todo lo que dice de manera incondicional.

Al igual que ahora, cuando me vio llegar a la oficina con un café, Amelie siempre dijo con un tono extraño: "Miren ya regresó nuestra abejita laboriosa".
"¿Alguna vez has visto una abeja tan gorda, jajajaja?...", preguntó Galilea con tono burlón y añadió riéndose: "Bueno... tiene el tr*s*ro como una abeja redonda y gorda".
Acto seguido, toda la oficina estalló en carcajadas.
'¡Aunque tengo un tr*s*er* grande, éste es más bonito que tu cara', me dije a mí misma en ese momento.
Sin embargo, no me atrevo a decirlo en voz alta porque si lo hiciera, sin duda ¡ella me trataría peor de lo que ya lo hace!
Dejé el café en sus escritorios y regresé a mi puesto en silencio.
"Gracias por el café, Meita. Eres muy amable", dijo Amelie con dulzura.
"Gracias".
"La próxima vez, te voy a invitar un café".
Los otros tres colegas intervinieron diciendo lo mismo.  
Son todos unos hipócritas porque lo decían ¡solamente para no pagarme el café!
Bueno, en realidad ya estaba acostumbrada a esa situación, pero eso no impedía que quisiera desahogar mis frustraciones conmigo misma.
Agarré el último latte que había colocado sobre mi escritorio y salí de la oficina para ir al departamento de publicidad que está justo al lado.
Además de trabajar, el momento que más me gusta es al final del día cuando salgo de la oficina, porque voy a ver a Hayden Young, un empleado que acaban de contratar en el departamento de proyectos, ya que él es la única persona a la que no le importa mi apariencia física.
Es un hombre muy guapo que mide 1 metro 86 centímetros, lo que le permite sobresalir entre la multitud, y tiene una sonrisa tan cálida y encantadora como el sol de la tres de la tarde.
Siempre que me ve se sonríe, y eso me incomoda un poco.
Cuando hablo con él me siento respetada, porque siempre me mira directamente a los ojos y con expresión de seriedad en el rostro.
Coloqué el café tímidamente sobre el escritorio donde estaba trabajando y él me miró mostrándome su encantadora sonrisa una vez más.
"Gracias Meita", me dijo sonriente.
En ese instante, mi corazón dio un vuelco de alegría y me pareció que le escuché decir: "¡Estoy feliz porque la vida es bella!"
Un coro de abucheos malintencionados se escuchó en el departamento de proyectos, pero eso no afecta en lo más mínimo mi buen humor.
Regresé a mi oficina con tímido nerviosismo y escuché a mis colegas susurrando sobre mí una vez más. Al parecer, estaban muy interesados en saber por qué le llevaba café todos los días a Hayden, y además les encantaba pasar el día hablando de eso.
Independiente de lo que me diga a mí misma cada vez que comienzo a trabajar, me gusta Hayden pero no voy a hacerlo público porque sé que eso sólo lo incomodaría.
De hecho, ¡él es el único hombre del que me he enamorado durante todos estos años!
Sin embargo, tengo miedo de confesarle mis sentimientos porque sé que me rechazará.
¿Cómo podría gustarle una mujer tan fea como yo a un chico tan guapo y gentil como Hayden? Soy consciente de que tengo muy pocas posibilidades de que me acepte.