Capítulo 6
1752palabras
2022-11-14 01:23
La suave melodía fue llevada por el viento, a los oídos de los habitantes de aquél extraño valle lleno de coloridas flores y hermosas hadas, que escucharon embelesadas aquella dulce tonada que el viento les llevaba en el transcurso de la madrugada, el Sol salió y aquellas desveladas criaturas, aún recordaban la suave tonada de aquella canción que mencionaba a una flor que aún no conocían.
-¿Qué es un capullo de alhelí? –Se preguntaban. -¿Será una flor o una planta? O; ¿Acaso es una nueva hada que llegó con un lindo y extraño nombre? ¿Será robusta y roja como una rosa o delgada y amarilla como una margarita?
Mientras las flores rumoraban también las hadas se preguntaban.

-¿Escucharon lo mismo que yo esta madrugada? Anoche el viento trajo un canto a una flor; ¿Alguna de ustedes la cantó o fue uno de los ángeles que cuidan el valle?
Los ángeles comenzaron a bajar del cielo como cada mañana, y las hadas al verlos volaron curiosas a preguntarles.
-¿Escucharon el canto que el viento trajo esta madrugada o fueron ustedes los que lo cantaron? Mencionaron a una flor que nadie ha visto, le llamaban alhelí; ¿De qué color es y cuál es su forma, su tamaño y su aroma?
-También nosotros escuchamos esa linda canción. –les contestó uno de los ángeles a las curiosas hadas. 
-Y también nos impresionó pero no hablaba del color, aroma, forma o el tamaño de una flor, hablaba de la belleza de un amor que un poeta en su inspiración, le dio forma en una canción pero al igual que ustedes ignoramos la procedencia de ese canto de la madrugada, que así como el viento la trajo, el viento se la llevó.
Por un momento los ángeles y las hadas guardaron silencio.

-¡Esperen y guarden silencio! –dijo el ángel azul. -El viento ahora viene de regreso y empiezo a escuchar una vez más esa suave tonada que escuchamos esta madrugada.
Flores, ángeles y hadas callaron para escuchar una vez más esa suave melodía que les había tocado el corazón, la recordaron y cantaron todo el día, disfrutando del ritmo y la alegría que les provocaba aquella dulce tonada que los llenaba de ternura, una de las hadas, tal vez la más curiosa e impresionada comentó al ángel azul de la mañana.
-Antes mencionaste que el que cantó y envió esa canción podría haber sido un poeta; ¿Qué es un poeta? ¿Acaso un ave que canta o una flor que habla? ¡Anda dime! ¿Qué es? ¡Nunca había escuchado nada como eso!
-Un poeta es. –le contesta el ángel. -Alguien que escribe canciones como esa, que acomoda las palabras en un poema, buscando rimas, prosas y versos, buscando que al final de cada frase el sonido sea igual o parecido, un poeta cuando crea una poesía o compone una canción, la lee y escribe muchas veces, la está pensando todo el día o también toda la vida. 

-Una y otra vez hasta encontrar la música y la magia de las palabras, esa que hace que se te conmueva el corazón cuando la escuchas.
-Entonces lo que escuchamos anoche fue un poema hecho canción; ¿Conoces a los poetas? ¡Dime! ¿Son hadas, duendes o elfos, están hechos de algún elemento o son ángeles como tú?
-Claro que los conozco, los poetas son los creadores de todas las cosas y no son como nosotros, pertenecen a una raza peligrosa, mucho más peligrosa que los dragones o cualquiera de los demonios o entes que habitan los lugares oscuros, se hacen llamar humanos y no viven en este mundo.
-Humanos, mmmh –murmuró el hada. -¡Qué bonito nombre para un ser vivo! Aunque sean como demonios y tan peligrosos, pero… ¿Cómo esos demonios pueden ser poetas? Ese canto que nos trajo la madrugada fue tan hermoso; ¡Que no pudo haber sido hecho por un demonio! Además, si dices que son los creadores de todas las cosas; ¿Qué otra cosa pueden hacer? Y si son demonios, esos solo saben destruir y corromper, tal vez estás equivocado y ese poeta no era uno de los peligrosos humanos.
-Veras; Luz de Media Noche.
Le dijo el ángel azul a la curiosa hada que así se llamaba.
-Tú que eres tan pequeña, tan brillante, hermosa y que fuiste creada para un propósito tan noble, tú también fuiste creada por uno de los humanos, los humanos no vuelan, no tienen alas ni saben usar magia. 
-No cambian de forma y no pueden desaparecer, están hechos de carne y sangre y la energía que tienen es tan débil que ni ellos mismos la pueden ver, apenas un aura tan tenue que solo los ángeles podemos ver, y aun así no te imaginas lo peligrosos que pueden llegar a ser.
-¿Carne y sangre dijiste? ¡Como los dragones! Entonces deben de ser enormes y terribles, como monstruos, todavía no puedo imaginarme a un monstruo escribiendo poemas y canciones como el canto de esta madrugada; ¿Cómo son ángel azul? ¡Necesito saberlo para escapar si me encuentro con uno de ellos!
-No temas a los dragones; Luz de media noche, ellos jamás le harían daño a las hadas, son enemigos de los humanos y los humanos no tienen apariencia de monstruos, todo lo contrario porque se parecen a ustedes y a nosotros, ellos nos crean a su imagen y semejanza, así que si algún día ves a uno no te dará miedo, te inspirará confianza pero te repito que son una raza muy peligrosa, un accidente en la creación, un cortocircuito en la energía, aparecieron de repente y multiplicándose por todos lados, rompiendo los balances, cambiando los esquemas, desafiando a todas las leyes del universo, los dioses al darse cuenta de la peligrosidad de esa raza les enviaron terremotos, plagas, glaciaciones y nada, los humanos seguían proliferándose y cambiando todas las cosas, le empezaron a perder el respeto a la naturaleza y desafiaron hasta a los mismos dioses, y éstos furiosos les enviaron a los dragones para controlarlos y eliminarlos, pero los humanos son tan peligrosos que estuvieron a punto de acabar con todos, legiones enteras de dragones fueron cayendo y desapareciendo. 
-Tomados como trofeos, los dioses en algún momento se creyeron más poderosos que sus creadores y de ésta manera pretendieron someterlos, olvidando que los humanos son los creadores de todas las cosas y seres vivientes que habitan en este mundo, incluso de ellos mismos, así que cuando los dioses vieron que los dragones estaban siendo diezmados hasta casi desaparecer, trajeron a los sobrevivientes a este mundo y sellaron la entrada al mundo de los humanos para impedir que ellos vinieran aquí y destruyeran Fíria, el mundo de las historias olvidadas.
Y la pequeña Luz de Media Noche, voló asustada tratando de imaginar el posible aspecto de los humanos, no concebía que se parecieran a las hadas o a los ángeles, los veía como a terribles monstruos mucho más fuertes e imponentes que los dragones, platicó largo rato con las demás hadas del valle lo que había platicado con el ángel azul y tanto hadas como flores se asustaron tanto con lo contado que cuando cayó la noche fue la más silenciosa, tanto, que no se escuchó ni el canto de los grillos, ni el raspar de las cigarras, tan sólo Luz de Media Noche se atrevió a salir tal como era su costumbre y el propósito para el que fue creada, de noche salía alumbrando los caminos y las veredas en busca de animalitos perdidos, conejos, jabalíes, cachorros de leona, oseznos, en fin, cualquier criatura natural del bosque o las praderas que se encontrara extraviado, era localizado por aquella hada nocturna y guiado a su guarida o a su manada por ella, pero esa noche estaba intrigada y buscaba algo más mientras iluminaba la oscuridad; Luz de Media Noche escuchaba atenta al silencio. 
Escudriñando el horizonte escuchando cada silbido, cada susurro que llevaba el viento de madrugada, esperando escuchar una vez más el canto de la noche anterior, tratando de ubicar al poeta, al cantante, al que tocaba aquella melodía romántica y el dueño de aquella varonil voz que le había conmovido el corazón, alumbrando la noche en busca de alguna señal de algún animalito perdido, voló muy alto y una voz se escuchó desde el cielo.
-¡Hola pequeña! –le dijo una estrella desde lo alto al hada.
-¿Acaso buscas algo?
-¡B’eila! –le contesta el hada a la estrella que la saludaba.
-¡Tanto tiempo sin verte! ¡Cuéntame! ¿A qué has bajado?
-¡Mejor dime a que has subido tú! –le dice la estrella al hada con voz divertida.
-¡Las 2! –dicen a un tiempo el hada y la estrella.
-Estoy buscando algo. –le dice Luz de Media Noche a B’eila. -Estoy buscando una voz en el viento, el sonido de una música que el sonido lleva cual si fuera un susurro, un sonido muy bonito, apenas un murmullo en la oscuridad, unas palabras bella dichas por una voz que se escucha como la de un trueno en la distancia, palabras que describían a una flor que nadie conocía en el Valle de las Flores, un capullo de alhelí, estoy buscando al autor de esa canción.
-Yo lo he visto. –dice la estrella. -Llegó hace 2 noches desde el Sur arribando por el desierto infinito. 
-¡Tú lo has visto! ¿Cómo es? ¿Lo conoces? ¿Es un duende? ¿Un hada o un elfo? o; ¿Es un monstruo? Si dices que llegó por el desierto infinito debe ser un alma en pena que se siente triste, los ángeles dicen que es un poeta; ¡Tal vez sea el alma de uno de los poetas muertos! Anda dime como es ese poeta.
-Tranquila pequeña amiga, que nunca te había visto tan emocionada, no es hada, ni duende, ni elfo, ni es alguno de los habitantes de Fíria, mucho menos un monstruo, tampoco está muerto, ni es un alma en pena, tan sólo es un caminante que está perdido, es uno de los humanos.
-¿Un humano?
Se quedó pensando por unos segundos en lo que le había contado el ángel azul al atardecer, mientras unas nubes oscuras cubrían el cielo, interrumpiendo la plática entre la estrella y el hada.
Luz de Media Noche ya no pudo seguir platicando y preguntándole a B’eila todo lo que quería saber sobre el humano, y decidió volar de regreso al Valle de las Flores, para contarles todo lo que había platicado con el ángel azul y la estrella solitaria de Sur, antes de que aquellas nubes oscuras le taparan también la luz de las demás estrellas.