Capítulo 86
1588palabras
2022-08-22 00:00
Ella seguía recordando cómo fue criticada la última vez por Sarah, debido a la vestimenta que traía puesta, sin importarle que ésta fuese de marca. Debido a ello, Laurel se cambió y siguió usando su ropa ordinaria.
Ella llegó al estudio Mubei vestida como ya le era habitual, pero la puerta estaba cerrada. 
Después de esperar por mucho tiempo, sus pies se entumecieron y tenía el cuerpo casi congelado. Finalmente, Sarah llegó.

Entonces, se levantó a toda prisa y caminó hacia ella. El frío le puso la cara de un color rojo. 
"¡Sarah!", llamó con revelador entusiasmo.
Pero ella se sorprendió de verla, y dijo: "Laurel, ¿qué haces aquí? Tú estás destacada a trabajar como asistente de Diana Ross. ¿Por qué no fuiste a la locación donde ella está filmando? ¿Por qué viniste para acá?", preguntaba extrañada.
"¿Pero, por qué nadie me informó?", expuso inquieta Laurel y sus ojos se abrieron incrédulamente.
Ella estuvo sentada de cuclillas en la puerta del estudio durante medio día y había soportado el viento frío por ese mismo tiempo. Y como resultado, ahora la regañaban.
Sin embargo, Laurel no sabía qué hacer. Ante las preguntas de Sarah sentía inquietud e incertidumbre, pero tampoco podía ir en contra de lo que ella le estaba diciendo. 

Al escuchar su alegato, Sarah cambió su expresión con tristeza y de inmediato la reprendió seria: "Se trata de reaccionar con un sentido común básico, ¿no? Pero, en cambio, ¿es que no lo entiendes? Si no te interesa este trabajo, entonces, ¡puedes irte lo antes posible!".
El corazón de Laurel se congestionó y no tuvo otra opción que agarrar su bolso con fuerza. Entonces, bajó la cabeza y se disculpó: "¡Lo siento!", dijo. "¡No volverá a suceder!", aceptó y preguntó: "Sarah, ¿dónde está el set de rodaje de Diana? ¡Iré en un instante!", exclamó.
Sarah hizo un gesto de fastidio y burlándose con frialdad: "¿Ni siquiera sabes dónde se encuentra la artista con la que vas a trabajar? ¿Cómo piensas hacerlo? ¿Sabes cuánto se paga por este trabajo? ¿Sabes cuántos quieren tenerlo? ¡Por favor, quiero que tomes mayor iniciativa!", despachó.
La cara de Laurel cambió de color y fue atrapada por la vergüenza, después de recibir tal represalia. 

Ella desconocía cómo operaba este tipo de trabajo, nunca antes lo había hecho. Hizo llegar su currículum a esta oficina porque no tenía otra opción de trabajo.
Pero ella no esperaba tener problemas laborales, menos en su primer día. 
No tenía forma de refutar lo que Sarah le decía, por lo que guardó silencio: "En verdad, no sé cómo saber donde están filmando...", dijo. 
Sarah no encontraba hacia dónde dirigir su mirada, además, ya no tenía nada más qué decir: "¡Te admiro! ¿Es que ni siquiera se te ocurrió buscar en el sitio web oficial de la compañía?", se quejó.
Ahora la estaba viendo como si fuera una idiota, y eso le produjo mayor vergüenza.
¡Vaya que no! ¡Realmente ella no lo sabía!
Pero también entendió lo inútil que sería intentar explicarlo en este momento. Sarah solo le importaba ver el resultado, en lugar de estar escuchando sus excusas.
En vista de lo acontecido ella agitó la mano con impaciencia, como si ya no soportaba ver a Laurel. "¡Date prisa, pues y vete de una vez!", expresó sin miramientos.
"¡Sí!", dijo Laurel apresurada: "¡Gracias, Sarah!", y se marchó.
Ya a las afueras del Centro de Comercio Internacional, Laurel revisó rápidamente en su teléfono el sitio web oficial de Mubei Studio.
Como era de esperar, en el sitio había una información actualizada de la actividad de los artistas.
Sin duda que Sarah tenía razón. la falta de experiencia en esta labor le estaba jugando una mala pasada. 
Por otra parte, pensó que el hecho de que no le informaran con anticipación se debía a que era una regla de la industria proceder de esta forma.
En efecto, después de aclararse un poco el panorama, respiró hondo, y detuvo un taxi al costado de la carretera. Ella indicó al chófer la dirección donde Diana estaba filmando. Y salieron hacia el sitio.
La locación donde se filmaba era en un lugar remoto lleno de villas.
Sin embargo, cuando llegó, ya era mediodía.
Laurel no se imaginó que el lugar quedara tan lejos. La tarifa del taxi fue de cientos de dólares y era un monto que pagó no sin que le doliera en su corazón.
El equipo estaba filmando en la parte superior de la villa, por lo que los autos que venían de afuera no podían pasar. Era un área de rodaje de televisión semicerrada.
Laurel miró los imponentes escalones de piedra por donde debía subir y ni siquiera había comenzado a dar un paso cuando sintió que sus piernas se debilitaban.
Pero no tenía elección, ya que no pudo venir hasta aquí en el auto de la empresa, por eso tuvo que subir sola y aceptar el asunto como una lección para su carrera.
Cuando finalmente llegó a la cima de la montaña, sudaba a pesar del clima frío que se sentía. Durante todo este tiempo, Sarah no dejó de llamarla para molestarla y preguntarle dónde estaba.
"Laurel, nosotros no hacemos labores de caridad. Fíjate que el rodaje de Diana ya comenzó, y todo el equipo se detuvo por más de dos horas para esperar por ti. ¿Sabes cuánto dinero representan dos horas de trabajo en este negocio?", preguntó alterada.
"Sarah...", trató de decir Laurel quien por fin jadeando había alcanzado la cima de la montaña.
Se oyeron aplausos que evidentemente provenían de la locación.
Por su parte, Sarah ni siquiera se molestó en escuchar la explicación que le extendió Laurel, y colgó de inmediato.
Laurel a regañadientes guardó su teléfono y siguió caminando.
Después de buscar entre la multitud habida en la locación, finalmente encontró a Diana.
La elegante figura yacía tranquilamente acostada en la acogedora silla de extensión, ella tenía un horno eléctrico a su lado.
Era temporada de invierno, por lo que estaba soplando un viento frío. El personal vestía abrigos y mantenía escondidas las manos en las mangas de sus abrigos. Algunos se escondían detrás de la pantalla y no querían salir por temor al clima.
Las condiciones eran limitadas, por lo que el trato que tenía Diana era el mejor de todo el equipo.
Ella solo vestía un cheongsam delgado junto con una piel de zorro blanca muy pura. Esta dama parecía ser un hermoso paisaje cuya impresión se complementaba con la pesada chaqueta acolchada de algodón que lucía.
Frente a Diana, su asistente se encontraba operando un horno eléctrico con el propósito de mantenerla caliente, mientras ella leía el guión y comía uvas.
La uva morada en forma regordeta que permanecía entre sus dedos rubios estaba pellizcada, y ella se veía hermosa en esa imagen.
Laurel la encontró finalmente, y por eso respiró aliviada.
Caminó hacia Diana, se paró frente al sillón y se inclinó como ofreciendo disculpa: "¡Hola a todos, mi nombre es Laurel! ¡Perdón por llegar tarde!", dijo.
Diana continuaba leyendo sus líneas cuando escuchó que la chica se presentaba, lo cual la sorprendió.  
Fue así como una luz fría y siniestra comenzó a brillar con rapidez en su hermoso rostro, y ocurrió tan veloz que era imposible capturarla.
Ella levantó los ojos que estaban maquillados de manera exquisita, y miró a Laurel.
La mujer que ahora estaba parada frente a ella era del tipo delgada y bien proporcionada, pero vestía ropa anticuada. A primera vista, se podía deducir que la había comprado en un puesto de venta barata.
Aunque... se podría decir que su carita era tan pura, como un loto recién florecido en el estanque. Su piel de un tono claro era perfecta y ella se ruborizaba como si pudiera romperse solo con la simple acción de soplar y sacudir.
Esta mujer irradiaba un sentimiento único de ternura y tranquilidad. Y ella era completamente diferente de esas perras malvadas que pululan por el ambiente del negocio del entretenimiento.
Sin embargo, Diana pensó de manera crítica. Y no importaba ahora cómo la mirara, Laurel era una persona normal. Por otra parte, no sabía qué atractivo encontraba Gregary en ella.
Por esta razón, le parecía que los hombres eran todos iguales. Y concluía entonces que las flores silvestres tenían más fragancia que las flores habituales.
Aún así, Gregary tenía fama de no interesarle las mujeres. Pero se supo que hubo una en su vida hace cinco años, y ella era la única que estaba cerca de él.
Al pensar en esto, Diana estaba ya alterada y no veía la hora de poder rascar el delicado rostro en el que se desplegaba la sonrisa de Laurel.
Por eso pensó que todavía quedaba un largo camino por recorrer. ¡Su despiadada idea sería la de torturar a Laurel poco a poco!
Al pensar en sus malvadas intenciones, una suave sonrisa apareció en su rostro. "¿Laurel?", preguntó, y siguió: ¿Por qué fue que llegaste tarde hoy?"
Su voz se escuchaba clara y hermosa, tan melodiosa que semejaba el grito de un águila amarilla, y el tono que usaba para expresarse hacía que la gente se sintiera como si se bañara en medio de una brisa en plena primavera.
Laurel enmudeció por un momento y sintió que la voz le resultaba un poco familiar, pero tampoco podía recordar dónde antes la había escuchado.
Luego explicó disculpándose: "¡Ay, lo siento tanto! Yo no sabía dónde era la locación de la filmación. Me dirigí al estudio y les hice perder el tiempo a todos. ¡No volverá a suceder, lo aseguro!"