POV BELLA
Estaba pensando en todas las formas posibles de cómo asesinar a Kiram y hacerlo parecer un accidente. Él sabía perfecto lo que estaba haciendo y lo hacía premeditadamente, lo conocía bien para saber eso sin dudas. No pude oponerme, por el contrario, solo tuve que ceder ante la insistente invitación a almorzar al hombre de mi madre.
Nos encontrábamos en la sala sentados en un silenció evidentemente incómodo para los presentes que eran, Mass, Camila Kiram y yo, mamá estaba en la cocina terminando los últimos detalles para dirigirnos a la mesa a comer.
-Ya está lista la comida- Anunció mi madre entrando a la sala de estar. -Pero antes de pasar a comer, me gustaría que conociéramos un poco más a nuestro invitado- Repuso al tiempo que se nos unió.
Antes de que dijera lo segundo, estuve a nada de volar a la mesa, pero no fue hasta después que me hizo quedarme justo en donde estaba lamentándome de lo que pasaría a continuación.
“Porque tiene que hacer estas cosas” Volví a lamentarme internamente.
-¿Entonces, por como escuche a mi hija llamarte, tu nombre es Kiram?- Pregunto para corroborar.
“Y así es como comienza el incómodo interrogatorio”
-Así es señora- Respondió con su respectiva actitud segura.
La verdad es que no creía que existiera alguien que tuviera la presencia para intimidar a ese hombre, de seguro se había enfrentado a peores situaciones en su mundo de los negocios, y esto realmente no se comparaba, por lo que era normal que se mantuviera así de sereno ante mi madre que la verdad aunque no era la más intimidante, sólo podía serlo si se lo proponía, y no estaba segura si este era el caso.
-Puedes decirme Emma hijo, señora me hace sentir mayor de lo que realmente soy- Dijo bromeando.
Era de suponer que todos las mamás solían decir lo mismo siempre.
-Emma será- Repitió con una apenas sonrisa.
-¿Y a qué te dedicas Kiram?- Pregunto otra vez.
-Mama no creo que sea necesaria esa información- Intervine incomoda.
-Hija ni que fuera un matón o algo peor- Sonrió divertida de su comentario.
Kiram me observó regalándome una mirada que decía "Tranquila" por lo que decidí bajar la guardia dejando que él controlara la situación.
-Soy empresario Emma- Respondió a su pregunta.
-¿Tienes una tienda o algo parecido?- Indago curiosa.
Una risita inevitable se escapó de mí boca.
-Digamos que es algo un poco más grande- Contesto modesto.
-Mamá, su nombre completo es Kiram Adams, de empresas Adams, ¿te suena?- Solté.
El hombre no diría nada para ser modesto y mamá no pararía hasta sacar la información completa, era lo normal cuando se trataba de saber con quién andaba su hijita, al final en algún momento lo descubriría y luego haría un escándalo por eso, la conocía tanto que ya podía ver el futuro exacto de lo que ocurriría.
Vi a mi madre poner los ojos tan blancos como platos, aunque luego lo disimulo sin problemas, sé que saber quién era Kiram no cambiaba nada para ella, pero también era normal que al principio podría abrumar a cualquiera el saber que tenia al hombre más rico e importante del país sentado justo en su humilde sala de estar.
-Si, me suena- Admitió en un leve carraspeo. -¿Y desde cuando conoces a mi hija?- Preguntó un poco más a la defensiva.
Quizás en un mundo donde mi madre hubiese sido como los padres de aquella rubia Samantha, hubiese actuado como una lame suelas con Kiram, pero como ella no se podía ni tan solo comparar con esos, en cambio su actitud se había puesto un poco más en alerta, sabía que debía estarse imaginando cosas y que las preguntas de seguro no paraban de fluir en su cabeza como una cascada.
-Nos conocemos desde hace más de tres meses- Respondió con la misma seriedad.
-¿Son novios?- Intervino de pronto con inocencia mi pequeña hermana.
De repente vi la cara de Mass que se mantenía sentado en silencio observando todo con atención divertido.
“Ese tonto, cuando lo necesito no ayuda, ya me las va a pagar”
-Si Bella cuéntanos, ¿son novios?- Pregunto Massimo fingiendo seriedad, pero yo sabía que sólo quería echarle sal a la herida.
“IDIOTA” Lo maldije mentalmente.
Kiram por su parte lo miró mal, pero como era apenas perceptible solo yo me di cuenta.
-¿Tú también Massimo?- Dije apretando mis dientes.
-Así es Camila- Respondió sonriente ignorando a Mass. -Bella y yo nos hicimos novios recientemente- Confirmó gustoso.
Yo que estaba mordiéndome la lengua del enojo gracias a mi amigo al que quería matar e inundarlo de insultos al mismo tiempo, voltee a mirar a Kiram y abrí mis ojos a mas no poder al escuchar su afirmación, una de la que no tenía idea hasta ese momento; no necesitaba tocar mis mejillas para saber que estaban ardiendo por la vergüenza que estaba sintiendo, si, muy adentro sus palabras me resultaban verdaderamente complacientes y lindas saliendo de sus labios, pero eso no quitaba que estábamos frente a mi familia.
-Espero poder obtener su permiso para salir con su hija Emma- Esta vez se dirigió con formalidad a mi madre.
“Dios no estamos en los cincuentas”
¿Aún se pedía permiso a los padres para estas cosas? ¿O solo era Kiram quien decidió sacar a relucir costumbres algo antiguas? Aún había tantas cosas que no conocía de ese hombre; además, si lo pensaba más detenidamente, ni siquiera me había pedido a mí que fuéramos novios, al parecer solo lo había asumido.
-Es primera vez que Isabella trae a un hombre a casa- Comenzó a decir mi madre dirigiéndose a Kiram. -Admito que como madre siempre tendré mi instinto protector, pero pareces ser un hombre decente, al menos eso es lo que espero- Dijo con sinceridad. -Espero que puedas cuidarla, apreciarla y sobre todo respetarla, te digo esto tranquilamente porque conozco a mi hija, y sé que no elegiría a cualquiera- Afirmó segura. -Y por supuesto, también espero poder seguir conociéndote, después de todo, necesitarás algo de ayuda, mi hija es un tanto obstinada y difícil de llevar- Finalizó divertida.
-Mamá- Solté un quejido al tiempo que rodeé mis ojos.
-Así será Emma, es esa mi intención- Aseveró, para luego dirigir sus hermosos ojos azules verdosos a mí. -Y ya he tenido la oportunidad de conocer su carácter desde el día uno en que nos conocimos, créame cuando le digo que sé a qué se refiere- Dijo elevando un poco la comisura de sus labios. -Le agradezco su ayuda, quizás en algún momento pueda que la necesite- Aceptó con atisbo de broma en sus palabras.
-Lamento interrumpir el interrogatorio, pero ya podemos pasar a comer- Mass se levantó.
-Yo lo apoyo- Lo imite levantándome.
-Entonces vayamos a la mesa- Compartió mi madre a lo que todos nos dirigimos casi que en fila.
Estábamos todos sentados, nuestra mesa era un tanto pequeña, al menos si la comparábamos con la que estaba en la casa de Kiram, él se encontraba sentado a mi lado, frente a nosotros estaba mi Massimo y Camila, y en un extremo de la mesa mi madre.
-Hice el platillo favorito de Bella y Mass, Lasaña- Comenzó a hablar mi madre mientras se servía la ensalada. -Siempre solía prepararles cuando eran apenas unos niñitos y llegaban de la escuela- Contó. -No es nada lujoso como quizás estarás acostumbrado hijo, pero la salsa me quedó exquisita- Dijo a Kiram con un tono ameno.
-De seguro estará perfecta- contestó Kiram con una media sonrisa mientras tomaba un poco de ensalada.
La actitud que Kiram mostraba, me regalaba años de satisfacción interior, al principio estaba algo escéptica con que conociera a mi familia y tomando en cuenta que se dio de manera poco ortodoxa, pero no estaba saliendo tan mal como lo había pensado. Ver a Kiram en mi casa, sentado en la que era mi mesa familiar, comportándose como una persona más cuando la realidad era que no lo era, al menos nos si nos referíamos socialmente, me llenaba mucho el corazón de alegría, aun comportándose de manera sencilla, él podía diferenciarse a kilómetros incluso entre los mismos ricos, su porte de grandeza y la elegancia que emanaba era parte de esas cosas que lo hacían lucir diferente y apetecible ante cualquiera lujuriosa mujer, como tanto frente a esos avaros empresarios.
En otro tiempo solo podía soñar con algo como lo que estaba viviendo en ese momento junto a él, ahora que estaba pasando, era realmente grandioso, era visible que se estaba esforzando, además, que se refiriera a lo nuestro con una seguridad y convicción frente a mi familia, me daba cierto frescor que me convecina cada vez más con sus hechos todas sus palabras declaradas.
-Gracias Emma, quedó para chuparse los dedos- Dijo Mass metiéndose otro bocado a la boca.
-Si mamá te quedó como siempre, delicioso de verdad- Concorde.
-Kiram, me acercas el pan, por favor- Señalo mi hermana con su vocecita encantadora.
Sin decir nada, él asintió y le acercó el pan a mi hermana.
-Gracias-
La comida transcurrió con normalidad, hablamos de algunos temas triviales en lo que todos participaron, a acepción de Kiram que más que todo observaba cuidadosamente, de vez en cuando sonreía, o asentía ante algunas cosas que se les decía. Al terminar de comer, yo me ofrecí a lavar los platos, al Kiram ver que Massimo estuvo a punto de ofrecerse para ayudarme, él se adelantó diciéndome que sería él quien me daría un mano para hacerlo, fue muy gracioso verlo actuar de esa manera tan inmadura, parecía que aún no se convencía de que Mas solo fuera como un hermano para mí a pesar de cómo nos había visto actuar todo el rato, al parecer mi hombre era más celoso de que lo que pensé.
-Yo lavo y tú secas, ¿está bien? aunque te advierto que de seguro te vas a ensuciar un poco tu ropa cara- Lo moleste.
Estaba casi segura que en su vida había hecho quehaceres de hogar, ¿y quién que haya nacido con una cuchara de oro en la boca lo hubiese hecho?
-Está bien- Acepto secarlos. -Y no importa, siempre puedo obtener más de estas- Molesto fingiendo una voz altiva, la típica de un riquillo presumido, luego, me robo un beso fugaz en los labios.
-Kiram- Me queje y vi a los lados avergonzada cuidando que nadie nos hubiera visto, pero los demás estaban en la sala, y desde allí no podían vernos.
Mis actitudes al parecer últimamente le parecían muy graciosas, porque río divertido al verme actuar esta vez con el nerviosismo de una pequeña adolescente que se portaba mal a ocultas.
...
Poco después, se había hecho hora de acompañar a Mass a su nuevo hogar, Kiram se había ofrecido a llevarnos, si no lo conociera bien, pensaría que se estaba relajando con respecto a Mass, aunque eso me fuese agradado mucho, sabía bien que solo lo motivaba a tal ofrecimiento sus celos y que solo quería estar encima para ver que Massimo no fuese a hacer algo indebido, así de desconfiado y posesivo podía ser el hombre, mantenía la esperanza viva de que en algún momento se convenciera de mi relación con Mass y llegasen a llevarse bien, eso me haría muy feliz.
Al fin nos estacionamos frente al lugar, era un edificio pequeño pero se veía muy moderno.
-Eheh Gracias- Dijo Massimo y se bajó, a lo que Kiram solo asintió.
-Me gustaría que ambos no fueran tan parecidos- Rodee mis ojos con fastidio.
Por supuesto que me refería al hecho de que ambos eran como un odioso dolor de muela, los dos podían ser como una piedra seca si se lo proponían, Kiram porque ya era así por naturaleza, y Mass porque aunque era alegre y jovial, podía ser un total pedante con quien no le agradara, y sabía que Kiram no terminaba por ser de su agrado, y es que no juzgaba a mi amigo por eso, realmente no era fácil querer al principio a Kiram, de hecho, por como lo recordaba, yo había tarde en quererlo, o al menos en darme cuenta en la persona detrás de la máscara de dureza, jamás se me olvidaría que al principio el hombre solo despertaba instintos asesinos en mí.
-¿A qué te refieres?- Pregunto, y me parecía que solo fingía no entender.
-A que ambos son unos inmaduros- Resople. -Crees que en algún momento puedas bajar la guardia con él?- Pregunté con mi mejor cara de niña buena.
-Eh… Eso será complicado…- Lo vi mal. -Pero… Puedo intentarlo si tanto te importa- Dijo sin más opción.
-Si, es muy importante para mí que mi mejor amigo y el hombre que amo se lleven bien- Dije satisfecha de su respuesta.
-Entonces ¿nos vemos hoy?- Pregunto cambiando el tema.
-Obvio no- Abrí mucho mis ojos.
-Te acabo de obtener, te necesito a toda hora conmigo- Mencionó con tristeza pasando su mano por mi cara con cariño.
Su drama me causó gracia y ternura en medidas iguales.
-Yo también deseo lo mismo, pero creo que será mejor si nos vemos mañana, ¿está bien?- Dije acercándome a él para dejar besos en su cara.
-Está bien- Acepto devolviéndolos. -Ya te extraño- Beso mis labios con suavidad.
-Aún sigo aquí- Sonreí.
El no paraba de dejar besos en mis labios y por mi cuello que me causaban escalofríos.
-Mi amor es mejor que ya baje o Mass vendrá por mi- Dije entre risas, él sabía que mi cuello era un punto débil de mi cuerpo.
-¿Mi amor?- Paró de besarme, me vio a los ojos y sonrió gustoso.
-Si, aunque hay algo que aún no me cuadra en todo esto- Traté de ponerme seria.
-¿Qué es?-
-Afirmaste que soy tu novia, pero yo no recuerdo que me lo hayas pedido- Me crucé de brazos.
Él sonrió malicioso entendido a lo que me refería.
-Te amo, ya vete, si no pondré seguro a las puertas para que no puedas salir y te llevare conmigo de vuelta a casa- Dejó un último beso en mis labios.
“¿En serio acaba de ignorar lo que le dije?” Me pregunté atónita.
Ya que él había decidido ignorar lo que dije, yo decidí que no correspondería a sus palabras de despedida, y de esa forma me bajé del deportivo ocultando la sonrisa en mis labios de él, después de todo el me había ignorado primero.
-Adiós- Me asome en la ventana y lance un beso desde la lejanía, él sonrió dándome una última mirada para luego de que me apartara del auto ponerse en marcha.